Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Desde ese momento y por esas palabras, todos sabemos que a Jesucristo hay que seguirlo. Jesús ha sido constituído por Dios la única vía de tránsito hacia la presencia de Dios. Jesús es el único acceso directo hacia la dirección del cielo y hacia la gloria de Dios.
Supongamos que estamos perdidos, sin brújula, sin mapa, sin dirección. Sabemos hacia donde queremos ir, pero no sabemos el camino. De pronto, alguien se cruza donde tu estamos detenidos, y nos dice: Yo se hacia donde quieren ir, y conozco la ruta para llegar hasta allá. Si nosotros arrogantemente decimos, deme las indicaciones para encontrar el camino y poder tomarlo para llegar a nuestro destino final. Esa persona nos dice: Yo voy hacia allá; sigánme, porque si me siguen tendrán guía, y conocerán la ruta mas segura para poder llegar hasta donde ustedes quieren llegar.
Esa persona en el ejemplo, es el camino. Un camino seguro, directo, y confiable al destino que llevamos. Si nosotros le seguimos; no importa cuando dure el viaje, ni las veces que se detenga, ni los peligros que encontremos, estaremos seguros y confiados de su dirección y sus pasos en la ruta que él nos traze.
Jesús nos quiere llevar a un destino de gloria, y sólo él es el único que lo ha podido transitar sin equivocaciones y desvíos. Su dirección es confiable y segura. El dijo: «Nadie viene al Padre, sino por mí.» Definitivamente no podemos negarnos a seguirlo; de lo contrario, cualquier otro guía o camino, tendrá un desvío seguro de lo que Dios quiere que alcancemos en él.
Sólo Jesús es la vía segura a hacia Dios en el camino de la vida. Los hombres han tratado con religión, con leyes, con obras, con filosofías, y no lo podrán lograr. Todo lo que está fuera de Jesús, son como desvíos que con buenas intenciones pueden tomar los hombres para alcanzar llegar a Dios; sin embargo, no será posible de otra manera, sino sólo a la manera de Dios en su Hijo Jesucristo.
¿Quiéres seguirlo? No hay otra opción. Si quieres intentarlo de otra manera, es tu decisión; pero, si haces a un lado las palabras de Jesús, corres el riego mas grande en tu vida de perderte. Si decides seguirlo, no pierdes nada. Al contrario, ganas la oportunidad de tener un vía directa, confiable y segura hacia la presencia de Dios.
Sigue a Jesús, ¡El es el camino!