CONDICIONES EN LA ORACIÓN

CÓDIGO 10

«Y cualquier cosa que pidiéremos, la recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de Él.» -1 Juan 3:22.

Quizá éste sea el versículo bíblico que concede á manos llenas y con claridad, la promesa de la respuesta completa en la oración. No obstante, contiene las razones del porqué las oraciones no pueden ser contestadas. Las oraciones á Dios son permitidas para todos, no importando las condiciones en que se encuentre la persona. Pero, para un nivel de audiencia más intimo y cercano con Dios, las condiciones también son más elevadas. En todos los tiempos, y visto desde un punto humano; no cualquiera tiene audiencia inmediata con un Rey, Presidente, Gobernador, Alcalde ó Concejal. De la misma manera sucede en todos los niveles empresariales, clubes, religiones, organizaciones y deportes. Las reglas de protocolo dentro de la sociedad, están restringidas para las personas que llenan los requisitos de acceso, y solo para los que tienen una posición de autoridad. Casi siempre ha habido un orden de jerarquías en las culturas del mundo, con accesos limitados por las condiciones estrictas impuestas á los demás.

Una vida espiritual genera las condiciones por las cuales las oraciones pueden ser recibidas ó rechazadas. Hay dos condiciones descritas por el apóstol Juan, y son: Guardar sus mandamientos, y actuar agradando á Dios. Es algo similar á ir en la autopista del destino, manejando un vehículo con la licencia respectiva; pero, conduciendo sobrio, obedeciendo las señales, y cuidando de no sobrepasar los límites de la velocidad. No es lo mismo: usar la licencia como un derecho, que tener un derecho á usar la licencia. El derecho de orar es para todos; pero, son pocos los que lo usan correctamente. Es muy claro que Dios ha dado razones para una oración persistente, práctica y especifica; y las permite como un medio para comunicar, y recibir las respuestas necesarias de acuerdo á sus promesas. Sin embargo, aunque tengamos las promesas, los derechos de hijos, y las necesidades más urgentes; Dios seguirá teniendo el control decisivo en todas sus respuestas.

Por consiguiente, las peticiones delante de Dios están también condicionadas en las medidas del llamado, misión, obediencia, integridad y santidad. La Biblia, dice: «Si estuvieren en medio de ella estos tres varones: Noé, Daniel, y Job, ellos por su justicia librarán su vida, dice el Señor Jehová.» -Ezequiel 14:14. — El texto pone en un nivel especial á tres personajes que hablaban con Dios, y eran estimados justos. Abraham también fue llamado «amigo de Dios» (Santiago 2:23). Moisés fue puesto como libertador y fiel administrador sobre su casa (Números 12:7 y Hebreos 3:5). Samuel fue un sacerdote, juez y profeta de Dios, y no dejó caer á Tierra ninguna de las palabras de Dios (1 Samuel 3:19). David fue conocido como un «varón conforme al corazón de Dios», y llamado «Mi siervo» muchas veces (1 Samuel 2:35; 1 Reyes 11:34; 1 Crónicas 17:4; Salmos 89:20 y Hechos 13:22). La lista de hombres y mujeres sigue, porque aún con pequeños detalles, ellos hicieron su vida brillar y resplandecer delante de Dios.

Todo depende de la perspectiva de Dios, porque Dios ve lo que no mira el hombre, Dios mira el corazón. El apóstol Juan habla de guardar los mandamientos y de actuar haciendo lo que á Dios le agrade. En otras palabras, la oración no se define como un código en palabras claves, sino en la buena relación íntima del que ora y se conecta con Dios su receptor. Las condiciones para la oración no son fórmulas, liturgias ó patrones religiosos de expresión. Las condiciones se relacionan al carácter y la personalidad divina, porque Dios es todo santidad , verdad y justicia. Aunque hayan palabras expresadas en algún idioma terrenal; lo más importante, es lo que Dios oye y ve del corazón humano. La verdadera fuente de la oración está en el corazón, porque sus transmisiones van más allá de que son los sonidos guturales del creyente. La oración es definida porque tiene un receptor, y no por lo que el emisor la transmita. Solo bajo las premisas de Dios es que la oración está garantizada en su recepción. Las respuestas á la oración no dependen de cómo la persona ore y cuánto tiempo lo haga. Las respuestas á la oración dependen de la voluntad de Dios.

Si la oración es el medio para alcanzar una respuesta; entonces, la meta está de donde viene la respuesta. La Biblia dice: «Alzaré mis ojos á los montes, de donde vendrá mi socorro.» -Salmos 121:1. — El Salmista habla figurativamente de lugares altos y elevados, más allá de lo que los ojos puedan ver. Por lo tanto, la oración es como un grito desgarrador, tratando de llegar con su sonido hasta lo mas álgido de los Montes, para recibir la ayuda que necesita. La oración alcanza los niveles más altos de la relación entre lo mortal y lo eterno. La oración es un medio valioso que nos lleva y nos conecta con Dios. La Biblia dice en el siguiente verso: «Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.» -Salmos 121:2. — La importancia está en aquel que responde la oración, y no en la oración misma. Si hay que dar méritos, estos están en Dios quien recibe y contesta la oración. Si hay condiciones para alcanzar respuestas á las oraciones, éstas están en la persona que ora, y no en la misma oración como una expresión verbal. Lo que queda radicalmente claro, es que la oración es un código poderoso á disposición de los hijos de Dios.

La condición del factor tiempo y propósito en la oración está incluido en el caso de Daniel, porque la respuesta á su petición venía en camino, por medio de un ángel del cielo. La Biblia, dice: «Y díjome: Daniel, no temas; porque desde el primer día que diste tu corazón á entender, y á afligirte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y á causa de tus palabras yo soy venido.» -Daniel 10:12. — Parte del factor tiempo y propósito en la oración, es el cumplimiento de las condiciones en el contexto de la vida personal de aquel que ora. La condición divina de la obediencia estipula y garantiza la bendición; por el contrario, la desobediencia acarrea la exclusión de la bendición. El ejemplo del Monte Gerizim, que es setenta metros más bajo que El Monte Ebal; es El Monte que representa la condición de la obediencia. No importa si la desobediencia parece más imponente, y quien obedece parece ser más pequeño; la diferencia está en maldición del altivo, y la bendición sobre el que se humilla. Jesús, dijo: «Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado.» -Mateo 23:12.

La Biblia, dice: “He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición.” -Deuteronomio 11:26.

Si tú dices: He creído, he orado, he demandado, he expuesto mi propósito — ¿Que pasa, porqué Dios no me responde? — Ya hubo precedentes de personas que como tú, no recibieron el cumplimiento de la promesa; aunque murieron, y se fueron de este mundo aprobados en la fe. La Biblia, dice: «Y todos éstos, aprobados por testimonio de la fe, no recibieron la promesa;…» -Hebreos 11:39. — Dios tiene un tiempo para todo y en su momento lo sabrás; ó al contrario, por la misma fe descansarás esperando en sus promesas. A veces la respuesta de Dios es similar á lo que Jesús resucitado respondió á los que le preguntaron del futuro. Jesús habló: «Y les dijo: No toca á vosotros saber los tiempos ó las sazones que el Padre puso en su sola potestad;…» -Hechos 1:7. — Hay asuntos establecidos por Dios en el factor tiempo, y nadie las podrá cambiar. Las cosas determinadas para cada individuo son designios del Creador para favores y beneficios en la vida. Saber esperar es un fruto del Espíritu; y no hay manera de verlo descollar en la vida, sino por medio de la fe y la obediencia á las palabras de Dios.

Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal.” -Deuteronomio 30:15.

*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.

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PROPÓSITOS EN LA ORACIÓN

«Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.» -Santiago 4:3.

CÓDIGO 9

Un principio en la oración es marcar la diferencia entre la fe humana y la voluntad divina, los propósitos propios y los de Dios. La persona que ora debe tener fe y ser guiada á pedir bajo los términos de la voluntad de Dios. — ¿Porqué Dios no me contesta, si le he pedido con fe? — Esa puede ser la cuestión más común entre los creyentes. Yo leo tres cosas: Pedir para recibir, pedir mal, y esperar recibir para desperdiciar el valor de lo recibido. Cuando la atención está en uno mismo y en la necesidad del momento; la oración es vana, vacía y sin valor. Cuando se fija la voluntad divina como prioridad, la oración estaría vinculada al corazón. El hijo cuando le pidió al padre su herencia, ya estaba desvalorando y malgastando su posición y derecho. Nadie mejor que el Padre, para saber cuándo dar ó negar una petición. No hay que olvidar que el derecho del Padre celestial está antes que el derecho del hijo terrenal. Aunque seas confrontado con pruebas y aflicciones, mantén tu deleite en la voluntad de Dios (Salmos 119:143).

La fe puede estar en la posición correcta; pero, la petición puede hacer la oración incorrecta. Dios tiene derecho sobre sus hijos, porque los creó y los cuida en su formación. Lea lo que dice el profeta: «Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.» -Isaías 43:2. — Según el contexto, Dios afirma el valor de su creación y paternidad sobre la nación de Israel. Es innegable la protección divina, y no se puede pasar de soslayo el cuidado de Dios sobre los hijos. Dios no promete evitar las pruebas; pero, se compromete á evitar el daño que puedan ocasionar. Tu vida esconde una realidad que Dios habrá de mostrar en su debido tiempo y propósito. Vivir dependiendo de problemas por resolver, es aceptar una vida de enredos y fracasos. — ¡Busca á Dios! — Tu vida no depende de ninguna fuerza humana, sino del poder y la gracia de Dios.

Pueden existir otras cosas que limiten recibir de inmediato; ó a largo plazo, lo que se le pide á Dios con fe. Dios ya tiene un propósito en aquello que quiere hacer; pero, Él quiere saber el propósito por el cual se le pide. Dios le dio á Salomón opciones para pedir, y Él prometió que se lo daría. Salomón supo pedir en su momento, y Dios le concedió más de lo que él le pidió. La Biblia dice: «Y á Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos ó entendemos, por la potencia que obra en nosotros,…» -Efesios 3:20. — Dios tiene muchas razones para dar ó quitar, aumentar ó disminuir, responder ó guardar silencio; porque sus propósitos son mejores que los nuestros. La mejor manera de orar es conforme á su voluntad y propósitos. Es viable pedir conforme queremos que sucedan las cosas y hacerlo en fe; pero, dejar que sea Dios quien decida responder conforme á sus designios soberanos, es la mejor y más sabia actitud en oración.

Si lo que se pide en oración tiene un plano egoísta, contraproducente y malintencionado; por supuesto que Dios lo sabría, y de ello dependerá conceder ó no la petición. Vendrá un tiempo en el futuro, donde toda la naturaleza tendrá cambios sustanciales y sin comparación, incluyendo la naturaleza humana. Aquello que hoy no se puede ver del corazón humano; en aquel día futuro, ya no podrá ser ocultado como sucede actualmente. Hoy por hoy, el ser humano tiene muchas limitaciones en cuanto á la comprensión del poder de Dios. Por lo tanto, la Biblia profetiza y dice: “Y sucederá que antes que llamen, yo responderé; y mientras estén hablando, yo les escucharé.” -Isaías 65:24 (RVA). — El profeta no dice que solo hasta en el futuro Dios actuará así. — !No¡, de ninguna manera, Dios sabe todas las cosas con antelación; con la gran diferencia, que es ahora cuando el propósito humano tiene que ser probado por la respuesta, ó por el silencio que lo evidencie.

Dios le dijo á Israel: «Y acordarte has de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, por probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, si habías de guardar ó no sus mandamientos.» -Deuteronomio 8:2. — Cuando Dios prueba al hombre, quiere mostrar los propósitos que ellos tienen, si son ó no son conforme á sus propósitos divinos. Repito, no es que Dios no conozca el corazón, sino que quiere que la persona se conozca á sí misma. Dios tiene pensamientos y caminos de bien; pero, intercalado en ellos están sus propósitos. Moisés recibió los pensamientos divinos, y Dios le mostró sus caminos. Sin embargo, Dios reservó sus propósitos, para mostrarle á Israel sus obras (Salmos 103:7). Dios une personas con propósitos comunes, para glorificarlo y honrarlo con sus propósitos. A veces las personas no están presentes en el tiempo; pero, otros continúan sus propósitos propuestos con el correr de los tiempos.

Job sufrió la prueba de la enfermedad por mucho tiempo y se mantuvo fiel,

Abraham sufrió la prueba del tiempo por la promesa del primogénito y supo esperar,

Moisés sufrió la prueba de su llamado por 80 años y llegó á ser el Libertador,

Caleb sufrió la prueba en las batallas por 80 años y se levantó para conquistar su Monte,

Samuel siendo niño fue llamado y llegó á viejo sirviendo fielmente á Dios,

David luchó y peleó para ser un guerrero de mil batallas,

¿Acaso no podrás tú seguir de pie como un valiente, y ganar las pruebas en medio de tus problemas? — El Dios de los imposibles está contigo y Él te dará nuevas fuerzas. Por lo tanto, la Biblia dice: «Me invocará, y yo le responderé; con él estare yo en la angustia, lo libraré, y le glorificaré.» -Salmos 91:15.

*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.

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