
«Pero pida en fe, no dudando nada: porque el que duda es semejante á la onda de la mar, que es movida del viento, y echada de una parte á otra.» -Santiago 1:6.
La fe en Dios te lleva a depender de Dios con temor y reverencia. Si estoy en oración, y le digo á Dios: Aquí estoy, creo en ti; eso no significa que he llenado un requisito para que Dios se vea obligado á responder. La fe al orar es un enfoque fijo entre pedir y creer, y creer y pedir. La duda en la oración es un código adverso de la fe. De hecho, la duda es comparada á las olas del Mar, por su constante é incesante vaivén. Muy parecido á las ondas del Mar, las dudas pueden mantener un movimiento constante entre la fe y la oración. Es decir, los cambios y variaciones de pensamiento entre creer y no creer, son las dudas que van y vienen en los momentos de oración. Pedir en fe á través de la oración, es como escuchar las ondas de las dudas é ignorar la monotonía de sus ruidos.
La fe en la oración es la constancia de que Dios escucha y la convicción que Él responderá. — ¿Cuándo, Dónde y Cómo, no lo sabemos? — Á veces los tiempos de Dios no se entienden; pero, quien tiene fe sabrá esperar, y con paciencia aprenderá el camino de la persistencia. Hay ejemplos de los que oraron con fe y Dios les respondió de inmediato con señales, prodigios y maravillas. También hay ejemplos de quienes creyeron y oraron y Dios respondió con el tiempo, ó no les respondió. No obstante, la fe de los que le creyeron á Dios fue firme, constante y no dependió de la respuesta que esperaban; lo miraran ó no lo miraran (Hebreos 11:39). Hay fe para orar con convicción en la fidelidad de la voluntad divina, con la esperanza de que Dios hará lo mejor y lo más conveniente, según sus propósitos eternos. La respuesta de Dios en oración no determina la fe, sino que la fe en Dios determina la respuesta en oración. Es decir, que primero actúa la fe; y después, Dios responde al que cree.
La Biblia, dice: «Elías era hombre sujeto á semejantes pasiones que nosotros, y rogó con oración que no lloviese, y no llovió sobre la tierra en tres años y seis meses.» -Santiago 5:17. — La condición humana no es un factor determinante para la fe en la oración. No obstante, el apóstol Santiago afirma, que la fe humana en Dios es el factor de lo imposible. No se trata de la perfección en el vaso que cree y ora, sino en la perfección de Dios á quien el vaso cree, pide y ora. Cuando Dios es el factor principal de la ecuación, la operación hecha será la solución perfecta. La combinación de fe y oración es el código secreto de la solución del problema en sí, y la satisfacción que produce la respuesta. La misión de Elías fue volver el corazón de los hombres á Dios. La operación y gestión de Elías con una nación comprometida con la idolatría, era una misión imposible. Por lo tanto, el código secreto de Elías fue su fe y oración. Puedo pensar que la fe de Elías iba de la mano con sus ruegos durante cuarenta y dos largos meses.
Un príncipe de la sinagoga llamado Jairo, le dijo á Jesús que fuera á su casa, porque su hija estaba enferma y á punto de morir. Jairo le dijo á Jesús que tocara á su hija para que sanara y viviera. La Biblia, dice: «Mas luego Jesús, oyendo esta razón que se decía, dijo al príncipe de la sinagoga: No temas, cree solamente.» -Marcos 5:36. — En esa ocasión Jesús respondió á la petición de Jairo, sanando a su hija. Jesús usó la frase: «hombres de poca fe»; especialmente, cuando estaba frente á alguna circunstancia difícil, y donde podía enseñar una lección de fe. Por ejemplo: Primero, cuando les habló de la provisión material (Mateo 6:30). Segundo, cuando enfrentaban una gran tormenta, y en medio de la tempestad le despertaron, porque Él dormía (Mateo 8:26). Y tercero, cuando les exhortó a su discípulos, diciéndoles: “…¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tomasteis pan?.» -Mateo 16:8. — En todas las ocasiones narradas en la Biblia, Jesús aprovechó la ocasión para animar á los discípulos en su fe.
Un padre de familia llevó su hijo á Jesús, para que lo liberara de un espíritu mudo que quería matarlo. Cuando interrogó al padre, le dijo una de las verdades más grandes de la fe. La Biblia, dice: “Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo es posible.” -Marcos 9:23. — La respuesta del padre fue inmediata: «Y luego el padre del muchacho dijo clamando: Creo, ayuda mi incredulidad.» -Marcos 9:24. — En todos los casos, se puede notar una parte de fe, en el corazón; pero, también una mayor parte de incredulidad. Los tres códigos contrarios á la fe, son: El temor, la duda y la incredulidad. Se puede creer; y á la vez, bloquear mentalmente la fe por los miedos, la incertidumbre y la incapacidad de lo imposible. La ausencia de fe aleja la posibilidad de lo sobrenatural. La fe puede ser limitada, bloqueada, mal enfocada y hasta manipulada por los pensamientos de un conocimiento incorrecto. Sin embargo, la fe; por muy pequeña que parezca, tiene resultados.
Alguien podría decir: «Todo está bien, yo le pido á Dios; pero, no pasa nada». — ¡Ahí está el problema! — Pensar que las cosas suceden de inmediato, no es tener la fe correcta. Creer que oramos y pedimos, y que Dios responderá en su tiempo, es tener la fe correcta. La ausencia de fe hace á Dios limitarse, aunque Él no es limitado. Sin embargo, la presencia de fe no hace á Dios automático, aunque Dios es axiomático (axioma, es una declaración evidente, que no necesita ser demostrado). Aunque no pasara nada de inmediato, hay que seguir creyendo, y evidenciando fe en la oración constante. Jesús dijo: «Por tanto, os digo que todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá.» -Marcos 11:24. — La palabra: «os vendrá” quiere decir que Dios responde; pero, no hay tiempo estipulado. Tenemos el derecho de acceso inmediato en oración; pero, Dios tiene el derecho de responder en su tiempo.
Hay ejemplos de oraciones hechas en fe, sin respuesta según lo que se haya pedido. De Pablo, la Biblia dice: «Por lo cual tres veces he rogado al Señor, que se quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo.» -2 Corintios 12:8-9. — Tal parece, qué á Pablo no le respondieron de la manera que él pidió. A pesar de eso, Pablo creía que Dios sabía que es lo que más le conviene á sus hijos. Dios opera según su voluntad, y no según la voluntad humana. La fe es una potencia de fortaleza; pero, perfeccionada en vasos débiles por naturaleza. La potencia de Cristo hace la diferencia entre lo humano y lo divino. Por lo tanto, Dios no es un requisito para agradar á la fe, sino la fe es un requisito para agradar á Dios.
Los códigos secretos de un corazón lleno de fe y confianza para hablar con Dios, son los derechos concedidos por su gracia.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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