FE EN LA ORACIÓN

CÓDIGO 8

«Pero pida en fe, no dudando nada: porque el que duda es semejante á la onda de la mar, que es movida del viento, y echada de una parte á otra.» -Santiago 1:6.

La fe en Dios te lleva a depender de Dios con temor y reverencia. Si estoy en oración, y le digo á Dios: Aquí estoy, creo en ti; eso no significa que he llenado un requisito para que Dios se vea obligado á responder. La fe al orar es un enfoque fijo entre pedir y creer, y creer y pedir. La duda en la oración es un código adverso de la fe. De hecho, la duda es comparada á las olas del Mar, por su constante é incesante vaivén. Muy parecido á las ondas del Mar, las dudas pueden mantener un movimiento constante entre la fe y la oración. Es decir, los cambios y variaciones de pensamiento entre creer y no creer, son las dudas que van y vienen en los momentos de oración. Pedir en fe á través de la oración, es como escuchar las ondas de las dudas é ignorar la monotonía de sus ruidos.

La fe en la oración es la constancia de que Dios escucha y la convicción que Él responderá. — ¿Cuándo, Dónde y Cómo, no lo sabemos? — Á veces los tiempos de Dios no se entienden; pero, quien tiene fe sabrá esperar, y con paciencia aprenderá el camino de la persistencia. Hay ejemplos de los que oraron con fe y Dios les respondió de inmediato con señales, prodigios y maravillas. También hay ejemplos de quienes creyeron y oraron y Dios respondió con el tiempo, ó no les respondió. No obstante, la fe de los que le creyeron á Dios fue firme, constante y no dependió de la respuesta que esperaban; lo miraran ó no lo miraran (Hebreos 11:39). Hay fe para orar con convicción en la fidelidad de la voluntad divina, con la esperanza de que Dios hará lo mejor y lo más conveniente, según sus propósitos eternos. La respuesta de Dios en oración no determina la fe, sino que la fe en Dios determina la respuesta en oración. Es decir, que primero actúa la fe; y después, Dios responde al que cree.

La Biblia, dice: «Elías era hombre sujeto á semejantes pasiones que nosotros, y rogó con oración que no lloviese, y no llovió sobre la tierra en tres años y seis meses.» -Santiago 5:17. — La condición humana no es un factor determinante para la fe en la oración. No obstante, el apóstol Santiago afirma, que la fe humana en Dios es el factor de lo imposible. No se trata de la perfección en el vaso que cree y ora, sino en la perfección de Dios á quien el vaso cree, pide y ora. Cuando Dios es el factor principal de la ecuación, la operación hecha será la solución perfecta. La combinación de fe y oración es el código secreto de la solución del problema en sí, y la satisfacción que produce la respuesta. La misión de Elías fue volver el corazón de los hombres á Dios. La operación y gestión de Elías con una nación comprometida con la idolatría, era una misión imposible. Por lo tanto, el código secreto de Elías fue su fe y oración. Puedo pensar que la fe de Elías iba de la mano con sus ruegos durante cuarenta y dos largos meses.

Un príncipe de la sinagoga llamado Jairo, le dijo á Jesús que fuera á su casa, porque su hija estaba enferma y á punto de morir. Jairo le dijo á Jesús que tocara á su hija para que sanara y viviera. La Biblia, dice: «Mas luego Jesús, oyendo esta razón que se decía, dijo al príncipe de la sinagoga: No temas, cree solamente.» -Marcos 5:36. — En esa ocasión Jesús respondió á la petición de Jairo, sanando a su hija. Jesús usó la frase: «hombres de poca fe»; especialmente, cuando estaba frente á alguna circunstancia difícil, y donde podía enseñar una lección de fe. Por ejemplo: Primero, cuando les habló de la provisión material (Mateo 6:30). Segundo, cuando enfrentaban una gran tormenta, y en medio de la tempestad le despertaron, porque Él dormía (Mateo 8:26). Y tercero, cuando les exhortó a su discípulos, diciéndoles: “…¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tomasteis pan?.» -Mateo 16:8. — En todas las ocasiones narradas en la Biblia, Jesús aprovechó la ocasión para animar á los discípulos en su fe.

Un padre de familia llevó su hijo á Jesús, para que lo liberara de un espíritu mudo que quería matarlo. Cuando interrogó al padre, le dijo una de las verdades más grandes de la fe. La Biblia, dice: “Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo es posible.” -Marcos 9:23. — La respuesta del padre fue inmediata: «Y luego el padre del muchacho dijo clamando: Creo, ayuda mi incredulidad.» -Marcos 9:24. — En todos los casos, se puede notar una parte de fe, en el corazón; pero, también una mayor parte de incredulidad. Los tres códigos contrarios á la fe, son: El temor, la duda y la incredulidad. Se puede creer; y á la vez, bloquear mentalmente la fe por los miedos, la incertidumbre y la incapacidad de lo imposible. La ausencia de fe aleja la posibilidad de lo sobrenatural. La fe puede ser limitada, bloqueada, mal enfocada y hasta manipulada por los pensamientos de un conocimiento incorrecto. Sin embargo, la fe; por muy pequeña que parezca, tiene resultados.

Alguien podría decir: «Todo está bien, yo le pido á Dios; pero, no pasa nada». — ¡Ahí está el problema! — Pensar que las cosas suceden de inmediato, no es tener la fe correcta. Creer que oramos y pedimos, y que Dios responderá en su tiempo, es tener la fe correcta. La ausencia de fe hace á Dios limitarse, aunque Él no es limitado. Sin embargo, la presencia de fe no hace á Dios automático, aunque Dios es axiomático (axioma, es una declaración evidente, que no necesita ser demostrado). Aunque no pasara nada de inmediato, hay que seguir creyendo, y evidenciando fe en la oración constante. Jesús dijo: «Por tanto, os digo que todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá.» -Marcos 11:24. — La palabra: «os vendrá” quiere decir que Dios responde; pero, no hay tiempo estipulado. Tenemos el derecho de acceso inmediato en oración; pero, Dios tiene el derecho de responder en su tiempo.

Hay ejemplos de oraciones hechas en fe, sin respuesta según lo que se haya pedido. De Pablo, la Biblia dice: «Por lo cual tres veces he rogado al Señor, que se quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo.» -2 Corintios 12:8-9. — Tal parece, qué á Pablo no le respondieron de la manera que él pidió. A pesar de eso, Pablo creía que Dios sabía que es lo que más le conviene á sus hijos. Dios opera según su voluntad, y no según la voluntad humana. La fe es una potencia de fortaleza; pero, perfeccionada en vasos débiles por naturaleza. La potencia de Cristo hace la diferencia entre lo humano y lo divino. Por lo tanto, Dios no es un requisito para agradar á la fe, sino la fe es un requisito para agradar á Dios.

Los códigos secretos de un corazón lleno de fe y confianza para hablar con Dios, son los derechos concedidos por su gracia.

*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.

Si desea compartir y copiar todo ó una parte de estos escritos, por favor de crédito al autor de ellos con el nombre: http://www.ovidiobarrios.org

PETICIÓN EN LA ORACIÓN

CÓDIGO 7

«Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela á Dios, el cual da á todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada.» –Santiago 1:5.

La palabra demandar se encuentra en la Biblia en favor de los que requieren ayuda de parte de Dios. Otras versiones no usan el término demandar; sino las que son sinónimas, tales como: Pedir, preguntar, llamar, requerir, rogar ó clamar. La palabra Griega «Aiteo» (αἰτέω); lo define de manera sencilla con el término «pedir», mencionado anteriormente (Mateo 5:42; 6:8 y 7:7). El texto siguiente contiene la palabra petición y deseo, aunque en la versión se usó el vocablo demandar: «Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos (pidamos), sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado (deseado de Él).» -1 Juan 5:15. (Paréntesis míos) — El código secreto está en pedir con deseo, creyendo que lo que pedimos, lo recibiremos. Todas las palabras apostólicas no están en la Biblia por gusto.

Coincidamos en que una demanda es una petición. El problema no es la semántica ó el significado lingüístico de las palabras, sino la falta de entendimiento del derecho concedido por gracia divina, á través de la oración. Jesús, dijo: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.» -Mateo 7:7. — Las palabras de Jesús tienen la autoridad para establecer un estatuto, y fijar precedentes de los decretos constituidos en su reino. Algunos versículos de la Biblia hablan de demandar; pero en la práctica, la humildad de corazón debe ser más fuerte que la expresión de la necesidad misma. Es más importante una calidad de oración, que una cantidad de oración. Es más eficaz una oración con el lenguaje del corazón, que una oración con el lenguaje de la expresión en palabras solamente.

Reclamar también es sinónimo de demandar. Dios ha concedido derechos para pedir por medio de la oración. Por lo tanto, solicitar ó pedir algo con exigencia por considerarlo un derecho, es correcto en el orden jurídico y legal. Exigir, no necesariamente se refiere á una falta de respeto, porque es una petición imperiosa ó urgente que se expresa con el derecho de recibir. A Dios le parece bien que se le mencione su palabra en la oración, porque Él se ha comprometido para cumplirlas. La demanda es un asunto de actitud, más que de palabras. En la oración, no se debe utilizar el término «demandar» necesariamente, como una actitud soberbia. La petición debe ser en humildad, porque el corazón es lo que cuenta para Dios. Aplicar audiblemente la palabra «demandar» en la oración; es viable, aunque no necesario. Dios espera una actitud de respeto y sumisión á su voluntad, aunque se tengan derechos.

Lea la Introducción de la serie, titulada: CÓDIGOS SECRETOS EN LA ORACIÓN

No ores á Dios con una actitud de demanda incoherente (como el hijo pródigo). Algunos utilizan la expresión de derecho para que la oración parezca efectiva, mientras que otros expresan el reclamo de las promesas de Dios (todo depende de cómo se interpreta la Biblia). Sin embargo, Dios no es sirviente de nadie, y Él sigue siendo soberano y dueño absoluto de todo. Tomemos en cuenta que orar es un privilegio otorgado á los hijos, para acercarse á Dios con respeto y humildad. Jesús es ejemplo de humildad y sumisión á los propósitos que asimiló de parte de Dios. La oración no es demandar, sino suplicar. La oración no tendrá una respuesta por justicia propia, sino por amor, justicia y misericordia de Dios. Cuando ores, toma en cuenta el temor á Dios y tus súplicas serán atendidas. El dechado de Jesús humillado y temeroso en oración, sujeto y reverente ante Dios; es el gran modelo de humildad.

Jesús pasó por una etapa difícil al momento de caer en las manos de los hombres que lo persiguieron para matarlo. El texto bíblico que resume esos momentos, dice: “El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fué oído por su reverencial miedo.” -Hebreos 5:7. — Jesús tuvo necesidad de orar y usó el código de la petición, con sacrificio de ruego, suplica, clamor y lágrimas. Los momentos de Jesús en Gethsemaní fueron difíciles y angustiosos; por lo tanto, Él se afianzó de las promesas de cuidado y protección del Padre. Gethsemane (Γεθσημανῆ), está ubicado al pie del Monte de los Olivos; y significa en castellano: “La prensa del aceite”. Jesús estuvo ahí literalmente sufriendo la presión de fuerzas en su contra; pero, confiado en la fuerza de Dios.

En esa fase de dolor intenso, aflicción y congoja, Jesús acudió en oración al Padre. Por lo tanto, si terminó una fase difícil en tu vida; no te detengas, avanza, porque Dios está en control de todo. La petición á Dios oración, es el código secreto para alcanzar la paz. Los hijos de Dios tienen establecido el código del derecho legal por adopción, y en ello está implícito el derecho de pedir (Salmos 2:8). Dios garantiza los derechos de los hijos; pero, también exige los deberes que tienen en la obediencia. Dios ha dado los derechos para la comunión con Él, y también ha dado las condiciones para hacerlo. Por lo tanto, el código del derecho de las peticiones en la audiencia de la oración es pacto y para mí. Una cosa son los asuntos establecidos que hay que guardar, y otra cosa son los cuidados personales en la acción de obedecer.

Antes de pensar en pedir ó exigir, hay que considerar si se ha obedecido á Dios en lo que pide y exige de cada uno de nosotros. De lo contrario, hay que volver el corazón á Dios en oración con arrepentimiento, y con la esperanza de recibir su misericordia. En la prueba: Dios no quiere destruirte, sino moldearte. Dios no quiere quebrarte, sino quebrantarte. Es decir, Dios quiere poner tu corazón proclive y dispuesto á la obediencia de su palabra. En la oración Dios es primero, antes que cualquiera petición, y aún antes de nosotros mismos. Ora á Dios con fervor, pide con fe, vive cada momento con gratitud, obedece su palabra y tu vida será prosperada.

*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.

Si desea compartir y copiar todo ó una parte de estos escritos, por favor de crédito al autor de ellos con el nombre: http://www.ovidiobarrios.org

A %d blogueros les gusta esto: