EXPRESIONES DEL ALMA

Expresiones del alma

Las expresiones del alma son multifacéticas. Puede expresar desde un suspiro, hasta gritos de alegria, dolor o tristeza. Todo depende del escenario y las circunstancias alrededor. Y es que somos entes humanos con carne y corazón. Somos seres con evidentes y diversas maneras de aflorar nuestros sentimientos y emociones. Quizá sea una de las razones por las cuales hay variadas personalidades. Creo que no hay dos personas parecidas entre sí; y aunque hayan ciertas comparaciones, siempre habrán diferencias abismales en muchas de las áreas de la personalidad humana.

En mayor o menor grado, cada uno tiene sus propias formas de externar sus frustraciones; así como también las alegrías. Somos capaces de expresar nuestro sentir cuando hablamos, reimos, lloramos; y también cuando nos enojamos. Algunos son meditabundos, otros son parlanchines. Hay quienes saben escuchar, y quienes no dejan de hablar. Unos piensan lo que dicen, y otros dicen lo que piensan. A veces pienso que somos complicados, y que lo simple lo enredamos; así como lo difícil, lo simplificamos.

El Rey David, como un salmista, refirió al máximo sus expresiones de alabanza hacia Dios. en cada una de sus inspiraciones, se puede ver eso; las expresiones del alma de un ser agradecido. Es algo que se anida en el corazón por la gratitud de tantos favores inmerecidos de parte de Dios, y que tienen que salir para ser evidente ante los demás.

Cada poema de David, se centraliza en la variedad de expresiones que atribuyen la grandeza y la majestad de su creador. Cada inspiración es una obra de arte, es una pieza maestra, elaborada, diseñada y enfocada en Dios por medio de la expresión. David inventó instrumentos de música, danzó, cantó, aclamó y expresó libremente sus sentimientos a Dios.

El Salmo 145 de la Biblia es eso, un salmo de expresiones que revelan las expresiones. Es un despertar del lenguaje, que al final de cuentas se queda corto por la abundancia de sentimientos que despuntan del alma. Se grita, se proclama y se enaltece a Dios hasta los cielos. Se despliega por la tierra, en la creación animal y humana; así como fluye un río, brota a borbotones la inspiración para engrandecer a Dios.

Digamos hoy: Alma mía, bendice a Dios. Alma mía, no calles. Alma mía expresa tu sentir, y que brote como manantial de aguas limpias y cristalinas tu alabanza.