Jesús y una salvación eterna

Jesús y una salvación eterna

En un sólo texto de la Biblia se puede resumir todo el plan de salvación que Dios El Padre preparó de antemano para nuestro favor. Textos como el que está impreso en la foto, hay muchos, pero quizá éste en particular sea uno de los más claros que hay. Sobre todo, porque fue escrito al grupo de cristianos Hebreos que existían en los tiempos del escritos de esa carta dirigida a ellos.
Jesús estuvo en la mente de Dios desde antes de la formación de todas las cosas. ¿Porqué lo digo?_ Porque Dios es eterno, y dentro de su plan el único que podía salvar tendría que ser eterno. No que haya sido sólo un pensamiento; ¡No!, fue mucho más que eso. De su pensamiento, pasa a su voluntad; de su voluntad, pasa a la acción; y de la acción, al resultado de lo que hoy nos promete a través de Jesucristo.
Desde el momento en que es concebido el pensamiento de dar a su Unigénito para salvarnos, la salvación de Dios es un hecho real ya consumado. Nada más faltaba entrar en el tiempo, y consumar el precio de la redención por medio de su muerte en la cruz.
Jesús fue ofrecido en sacrificio una sola vez, y por medio de su muerte se juzgó el pecado, a Satanás y al mundo. Dios satisfiso la demanda del pago del pecado por medio de la muerte de un inocente; el justo por los injustos, el santo por los pecadores, y el eterno por los mortales.
Por esa razón, la fe cristiana descansa sobre ese fundamento. No se trata de lo que nosotros hagamos individualmente, sino de lo que Jesús ya hizo a nuestro favor. Esa es la esperanza de todo hijo de Dios. Y el que cree en estas verdades no será jamás avergonzado.
¿Cómo será confirmada esta fe en Jesucristo?_ Cuando él regrese y aparezca por segunda vez. ¡Sí! la fe cristiana se sostiene en creer por medio del sacrificio de Jesús en la salvación que él prometió. Esto trae como consecuencia la esperanza de verlo en el día en que él prometió regresar para salvarnos y librarnos de todo mal.
¡Vale la pena creer! porque se nos garantiza la salvación por medio de Jesucristo. Creer que él es Dios, y que su poder es grande y el único en proveer la salvación eterna. Creer que él Resucitó, y que prometió volver para llevarnos con él para la eternidad. Eso es el evangelio, esa es la buena noticia de salvación; sencillo, simple, claro y verdadero.

Inspirado para Inspirar

Inspirado para Inspirar

Hace ya muchos años que leo la Biblia. Al principio fue difícil disciplinarme para leerla en forma ordenada. Tenía que empezar en alguna parte de ese libro negro y misterioso. Sin embargo, la mayoría de las personas me aconsejaban que primero leyera el Nuevo Testamento, comenzando con el Evangelio de Juan. Me decidí, y así lo hice. Fui experimentando cada vez que lo leía, el deseo de seguir manteniendo la disciplina; además, llegué a tener satisfacción y entendimiento en la lectura. Me ayudó mucho en mi manera de hablar, en ampliar mi lenguaje; y sobre todo, en conocer muchas de las historias relacionadas con Jesús en los días en que él vivió.
Muchas cosas eran nuevas para mí, porque no las había oído con detenimiento. Por otro lado, despertó en mí la curiosidad de saber algunas cosas que no podía captar con mi manera de pensar. Vinieron dudas, pero, todas ellas se fueron disipando con el tiempo. Además, empecé a oír prédicas y mensajes en la iglesia a donde inicié asistiendo, que lograron despejar muchas de las inquietudes que llegué a tener.
A la Biblia no hay que tenerle miedo, como me pasó a mí; ya que no es un libro de complicaciones gramaticales, o de asuntos que no podamos entender. La Biblia es un libro histórico, poético, cronológico en los acontecimientos que narra. Tiene trazos sencillos en su redacción, y alimenta el entendimiento de los asuntos del pueblo de donde fueron originarios sus escritores.
La Biblia tiene un atractivo muy especial cuando se trata de encontrar alivio en su lectura a las tensiones cotidianas. Es una fuente de inspiración para vivir una vida practica en nuestras relaciones interpersonales; y una vía de comunión espiritual con Dios por medio de sus consejos y preceptos. Es una ventana a nuevos horizontes, es una nueva visión del futuro, y una realidad en la fe, esperanza y amor ágape.
Lo cierto es que nos enseña lo que no se ve, y nos hace entender lo que no podríamos alcanzar por nuestro propio esfuerzo materialista. La Biblia nos da la facultad de crecer en el conocimiento de la naturaleza, carácter y personalidad de Dios. Nos muestra a un Creador eterno, pero que se interesa en nuestra corta existencia. Nos dice que Dios nos ama y que ya lo demostró por medio de la entrega de Jesucristo en la cruz del Calvario. Fuera de toda explicación humana, la Biblia es un regalo de Dios, un tesoro de valor incalculable, un pozo profundo de aguas que sacian la sed de todo ser humano sediento de vida; y porque no decirlo, un semillero de verdades que al ser sembradas en el corazón, darán frutos de calidad y en abundancia.
¡Que inspiración! ¡Que aliento! ¡Que motivación! No hay duda, que Dios siempre ha estado interesado en hablarnos para inspirarnos a vivir.