DIOS ES AMOR Y AMO A LA VEZ

Leyendo la Biblia conocemos mucho de los orígenes de los pueblos; uno de ellos, y el más importante ejemplo en las Escrituras, es el pueblo de Israel. De ahí sacamos conclusiones similares en la raíz y desarrollo de los pueblos en nuestro mundo. Dios fue tomado en cuenta desde el principio por el pueblo deSigueSigue leyendo «DIOS ES AMOR Y AMO A LA VEZ»

JESÚS SUFRIÓ POR MI

Sufrió por mi

En mis años de convertido, no me he cansado de leer, analizar, investigar, y meditar en la vida de Jesús. Realmente no hay ninguna razón para fastidiarme de eso; al contrario, es un placer y privilegio hacerlo por la fe que profeso. La vida de Jesús asombra a cualquiera desde su nacimiento, hasta el último momento de suspiro y entrega de su espíritu en la muerte en la cruz. Fue tanta la agoneia en esos últimos momentos que su naturaleza física ya no resistió más y expiró.

La Biblia dice, en Hebreos 4:15: «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Todo lo que podamos imaginar, y todo lo que podamos experimentar en carne propia, Jesús también lo padeció. Es decir, que no hay nada por lo cual tengamos que pasar en la vida, sin que él lo pase por alto y lo entienda, porque él ya vivió padeciendo lo indecible e inhumano que pueda haber.

Una lista es insuficiente para referir lo que podemos atravesar en nuestra vida entera; sin embargo, podemos pensar, que sea lo que sea, tendremos en Jesús la comprensión y el consuelo por lo que él padeció por nosotros.

Amigos, Jesús antes de nacer padeció la mala idea de la gente, de que su madre estaría dando a luz a un hijo de pecado. Hasta lo que padeció al llegar a la cruz. Se burlaron de él, lo golpearon sin piedad, le escupieron en pleno rostro y acabaron con su dignidad y reputación humana. Es de comprender, que Jesús lo hizo por nostros. La razón de su vida y existencia fuimos nosotros, y por amor llegó a morir hasta derramar su sangre para salvarnos.

Suficiente, con tener un momento de meditación y pensar, que lo que hoy sufrimos no se compara con la gloria que vendrá para todos aquellos que creen y amparan en la obra redentora de Jesús, por amor a nosotros.

Créelo, Jesús sufrió por mi, y también por tí.