Leyendo la Biblia conocemos mucho de los orígenes de los pueblos; uno de ellos, y el más importante ejemplo en las Escrituras, es el pueblo de Israel. De ahí sacamos conclusiones similares en la raíz y desarrollo de los pueblos en nuestro mundo. Dios fue tomado en cuenta desde el principio por el pueblo de Israel, y la revelación de la autoridad de Dios vino en desarrollo en cada etapa de gobierno y de autoridad de los hombres, sobre otros hombres. De hecho, Dios emitió leyes que fueron transmitidas para el fundamento de la justicia, el orden y el respeto de autoridad en la sociedad judía.
De todos los cristianos es conocido lo que ha sido el trasfondo histórico y cultural de los pueblos en el pasado de Israel respecto á sus autoridades. Todo comenzó con los patriarcas, luego con los jefes de tribus ó familias. Vinieron los caudillos, los profetas, y también se establecieron los sacerdotes. Luego vinieron los reyes y con ellos sus legados en las anarquías estableciendo de esta forma los gobiernos y las autoridades que rigieron la nación de Israel.
Hubo también internamente en Israel líderes y cabezas pudientes ó acaudaladas que tuvieron personas bajo su mando y autoridad para su servicio. Estas personas fueron reconocidas como siervos ó esclavos. La ley de Israel contemplaba la relación de los hombres y mujeres bajo autoridad y fueron incluidas leyes á su favor. El término más claro para definir una autoridad sobre sus esclavos es titulado: AMO. La relación intrínseca de un Amo y su ó sus esclavos, se fundamenta en la OBEDIENCIA. Las autoridades, jefes, patrones o amos son necesarios en la vida de todos los seres humanos. Los yugos de autoridad es la mejor manera de convivencia que los hombres han encontrado por cientos de años hasta hoy.
Hasta los años en que fue escrito el Nuevo Testamento, todavía se hablaba de esa relación de autoridad y obediencia entre amos y esclavos. De ahí es donde se origina mi pensamiento respecto a nosotros y Dios. El mejor ejemplo es el texto siguiente: «AMOS, haced lo que es justo y derecho con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis amo en los cielos.» -Colosenses 4:1. — Debido á estar mancomunado á la relación de súbditos con su amo y de siervos ó esclavos espirituales con la obediencia á Dios, el apóstol Pablo enseñó esa doctrina a las iglesias. Si Dios es nuestra autoridad suprema; entonces, nuestra obligación es la obediencia. Si Dios es nuestro Amo, Rey y Señor; entonces, nosotros somos los esclavos y los súbditos de su reino.
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Indiscutiblemente, lo que leemos en las historias de la Biblia, pasan á un plano práctico de obediencia á Dios en el servicio que le tributemos. Por eso el Apóstol Pablo se ponía como ejemplo, y sus cartas lo demuestran, cuando dice:
«Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,…» Romanos 1:1.
«Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:…» Filipenses 1:1.
«Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad,…» Tito 1:1.
El término siervo, significa: Esclavo. Un esclavo, si fue comprado ó nacido en la casa de su amo, sabe cual es su posición en el lugar donde vive. Si servimos á Dios asumimos lo que somos. Hay algunos que toman a Dios como el siervo y ellos hacen el papel de amos y señores. Muchos le piden y hasta le exigen a Dios sin tributar casi nada de su obediencia. Las cosas en ese orden están distorsionadas y necesitan ser corregidas.
Lo mismo sucede entre los gobernantes y los pueblos cuando las autoridades abusan y el pueblo se rebela. Tanto el gobernante como el ciudadano común deben someterse a sus propias leyes. Todos lo repiten más de alguna vez: «Nadie debiera está por encima de la ley«. Solamente que eso no se logra si no hay un corazón sumiso y obediente a las autoridades. Además, las autoridades deben reconocer que sobre ellos debe gobernar Dios. La Biblia dice: «Si violencias de pobres y extorsión de derecho y de justicia vieres en la porvincia, no te maravilles de esta licencia; porque alto está mirando sobre alto, y uno más alto está sobre ellos.» -Eclesiastés 5:8.
No hay privilegio más grande que servir á Dios y ser sus siervos. ¡Qué honor! — Saber que somos llamados para estar bajo la autoridad suprema de Dios. Lo que necesitamos hacer, ofrendar y mostrar de Dios al mundo en todo es la OBEDIENCIA. Ciertamente Dios es Amor; pero sobre todo, Dios es nuestro AMO. Por lo tanto: ¡Obedecer! Es su palabra, y es su mandamiento.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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