JESÚS SUFRIÓ POR MI

Sufrió por mi

En mis años de convertido, no me he cansado de leer, analizar, investigar, y meditar en la vida de Jesús. Realmente no hay ninguna razón para fastidiarme de eso; al contrario, es un placer y privilegio hacerlo por la fe que profeso. La vida de Jesús asombra a cualquiera desde su nacimiento, hasta el último momento de suspiro y entrega de su espíritu en la muerte en la cruz. Fue tanta la agoneia en esos últimos momentos que su naturaleza física ya no resistió más y expiró.

La Biblia dice, en Hebreos 4:15: «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Todo lo que podamos imaginar, y todo lo que podamos experimentar en carne propia, Jesús también lo padeció. Es decir, que no hay nada por lo cual tengamos que pasar en la vida, sin que él lo pase por alto y lo entienda, porque él ya vivió padeciendo lo indecible e inhumano que pueda haber.

Una lista es insuficiente para referir lo que podemos atravesar en nuestra vida entera; sin embargo, podemos pensar, que sea lo que sea, tendremos en Jesús la comprensión y el consuelo por lo que él padeció por nosotros.

Amigos, Jesús antes de nacer padeció la mala idea de la gente, de que su madre estaría dando a luz a un hijo de pecado. Hasta lo que padeció al llegar a la cruz. Se burlaron de él, lo golpearon sin piedad, le escupieron en pleno rostro y acabaron con su dignidad y reputación humana. Es de comprender, que Jesús lo hizo por nostros. La razón de su vida y existencia fuimos nosotros, y por amor llegó a morir hasta derramar su sangre para salvarnos.

Suficiente, con tener un momento de meditación y pensar, que lo que hoy sufrimos no se compara con la gloria que vendrá para todos aquellos que creen y amparan en la obra redentora de Jesús, por amor a nosotros.

Créelo, Jesús sufrió por mi, y también por tí.

UN REGALO

Un regalo

¿A quién no le gustan los regalos? – Sería extraño encontrar a más de alguna persona que diga que no. Recibir algo como regalo le trae a cualquiera de nosotros gozo, gratitud, así como una amplia sonrisa. Los regalos son sorpresas, por esa razón vienen envueltas, y adornadas para dar un mensaje de afecto a aquel que lo recibe. Los regalos son muestras de cariño y una manera de decirle a la persona agasajada que se le tiene en el corazón; por esa razón, se le reconoce de esa manera.

Hay regalos finos y costosos, grandes y pequeños, absurdos y ridiculos quizá; pero al final, un presente es un presente y no se debe menospreciar. Toda celebración entre los humanos de la sociedad actual promueven los regalos. Es algo ya establecido en cualquier cultura. Los regalos son agradables, tanto para el que los da, como para el que los recibe.

El regalo mas grande, y que no tiene un precio fijo por el dinero o todo el oro de la tierra; es el amor de Dios para toda la humanidad. El amor de Dios se manifestó en la entrega de Jesucristo para salvación a todos los hombres. No sólo vino y se entregó por nosotros, también ha decidido estar en nosotros para siempre. El regalo, la dádiva, el don y la gracia de Dios, son la muestra de ese amor eterno y de incalculable valor. Gracias a Dios por su don inefable y perfecto.

Jesucristo es el regalo de Dios, recibelo, no te cuesta nada; solamente cree en él y experimentarás lo que se siente recibir un regalo de tan gran valor, que ni tu ni yo merecemos.

Sólo extiende tus manos en fe y recibe el regalo de Dios en tu corazón.