¿A quién no le gustan los regalos? – Sería extraño encontrar a más de alguna persona que dijera que no. Recibir algo como regalo le trae a cualquiera de nosotros gozo, gratitud, así como una amplia sonrisa. Los regalos son sorpresas, por esa razón vienen envueltas y adornadas para dar un mensaje de afecto a aquel que lo recibe. Los regalos son muestras de cariño y una manera de decirle a la persona agasajada que se le tiene en el corazón; por esa razón, se le reconoce de esa manera.
Hay regalos finos y costosos, grandes y pequeños, adecuados y ridiculos quizá; pero al final, un presente es un presente y no se debe menospreciar. Toda celebración entre los humanos de la sociedad actual promueven los regalos. Es algo ya establecido en cualquier cultura. Los regalos son agradables, tanto para el que los da, como para el que los recibe.
El regalo mas grande, y que no tiene un precio fijo por dinero, o por todo el oro de la tierra; es el amor de Dios, entregado para toda la humanidad. El amor de Dios se manifestó en la entrega voluntaria de Jesucristo para salvación a todos los hombres. No sólo vino y se entregó por nosotros, también decidió estar en nosotros para siempre. El regalo, la dádiva, el don, y la gracia de Dios, son la muestra de ese amor eterno y de incalculable valor, por medio de Jesús en la cruz. ¡Gracias a Dios por su don inefable y perfecto!
Jesucristo es el regalo de Dios, recibelo, no te cuesta nada; solamente cree en él y experimentarás lo que se siente recibir un regalo de tan gran valor; que ni tu, ni yo merecemos. Sólo extiende tus manos en fe, y recibe el regalo de Dios en tu corazón.
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