
«Orará á Dios, y le amará, y verá su faz con júbilo; y él restituirá al hombre su justicia.” -Job 33:26.
Amar á Dios es un mandamiento con el desafío más intenso é integral que cualquier otro requisito de amor. Está comprobado, que si no podemos amar a los que vemos, no podríamos amar a los que no vemos. Juan dice: «Si alguno dice, yo amo á Dios, y aborrece á su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama á su hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar á Dios á quien no ha visto?» -1 Juan 4:20. — Muy contrario a lo que estamos acostumbrados a oír, es utilizar el término «condicional» en el amor, especialmente si se trata del amor divino. El amor está dentro del contexto de una relación mutua, natural y orgánica. Es decir, correspondencia, conexión, trato y unión; son los elementos que produce y reproduce el amor. El no amar aún á pesar de la relación, es donde está el pecado por la falta de amor. El amor se cultiva (sembrar, regar y cuidar), para que dé sus respectivos frutos.
Aquí es donde tengo que referir el amor condicional de Dios, basado en el amor humano hacia Él. No hay nada reprochable en el amor divino. No hay falla ni carencia en el amor de Dios, porque es perfecto y con propósito. Sin embargo, aún el amor de Dios depende de una relación, que forzosamente tiene que evidenciarse en la empatía del diseño de su propósito. Recordemos que Dios ya dio la evidencia de su gran amor incondicional para la humanidad, al dar á Jesús quien se entregó y sirvió por amor (Juan 3:16). Dado que Dios no es un Padre alcahuete, ha dejado determinado que quienes le creen, le obedecen y le aman, también serán amados de manera directa. El hombre no puede pretender cambiar el curso de las cosas que Dios ha diseñado de forma perfecta, porque el amor humano es limitado.
Dios ya dio los planos de la construcción de una relación fundamental de arriba hacia abajo, ahora le corresponde al hombre edificar desde abajo hacia arriba. El hombre solo tiene que sumergirse en el amor de Dios de manera incondicional, porque el amor de Dios es cuadrimensional en lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo (Efesios 3:18). Lo que abarca el amor de Dios; desde el alma humana, hasta el alma de la creación misma es lo ancho. Lo largo implica el tiempo del amor de Dios para los humanos, porque no tiene límites y es infinito. La altura, tiene que ver con la gran diferencia inalcanzable del hombre á Dios, en la categoría de lo imposible; pero, por el amor se hace posible. Y lo profundo está dentro del contexto de las dimensiones ilimitadas que cada lado mencionado del amor divino posee.
Por lo tanto, creyendo en el sublime, excelso, maravilloso y grandioso amor divino, cada uno es responsable de amar en los niveles que le permita cabida á su corazón. La búsqueda del conocimiento del amor de Dios hace posible una relación más profunda y viable para amarle. Los siguientes textos, me hacen más fácil entender el amor de Dios bajo las circunstancias de la relación construida desde la tierra hacia el cielo:
LA JUSTICIA
«Y volvió á decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor de los diez.” -Génesis 18:32.
La premisa ó afirmación del Patriarca Abraham en su oración á Dios, era detener el castigo sobre la ciudad donde estaba su sobrino Lot. Abraham le puso una condición á Dios, respecto á detener el castigo sobre las ciudades de Sodoma y gomorra á causa de los justos. Abraham pensó que Dios no podía castigar á los justos con los impíos (Génesis 18:23); y habló de un número de cincuenta, que fue bajando hasta diez. La Biblia dice que Lot era el único justo en aquella ciudad, y Dios lo libró sacándolo de ese lugar. Dios prometió por amor á Abraham librarlo del peligro y la maldad (Génesis 19:29 y 2 Pedro 2:6-9).
Dios libró á Lot por amor á Abraham, y respondió á su intercesión por la familia de su sobrino. De la misma manera le habló á Isaac, hijo de Abraham, diciendo: «Y se apareció Jehová aquella noche, y dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre: no temas, que yo soy contigo, y yo te bendeciré, y multiplicaré tu simiente por amor de Abraham mi siervo.” -Génesis 26:24. — Dios amaba á Abraham; por lo tanto, las promesas que le dio, alcanzarán á los que se identifican con su fe (Génesis 18:19). La búsqueda de la justicia trae resultados de protección divina, en las condiciones más difíciles que vengan (Sofonías 2:3).
En una batalla que libraba Israel contra el Rey de Asiría, que se llamaba: Sennacherib; el profeta Isaías, le dijo el Rey Ezequías: «Porque yo ampararé á esta ciudad para salvarla, por amor de mí, y por amor de David mi siervo.” -2 Reyes 19:34. — Aquí vemos, que á pesar de los años, el amor de Dios por David seguía vigente, y que todavía la complacencia de su corazón se extendía por generaciones. No cabe duda que el amor de Dios tiene exclusividad con aquellos que le aman. Así que la ciudad de Asiría fue destruida, é Israel ganó la batalla sobrenaturalmente. Sucedió que el Ángel de Jehová hirió á ciento ochenta mil Asirios y el Rey Sennacherib huyó con unos cuantos (2 Reyes 19:35-37).
LA BÚSQUEDA
«Yo amo á los que me aman; y me hallan los que madrugando me buscan.” -Proverbios 8:17.
El texto de los proverbios de Salomón salta á la vista con el amor que corresponde al amor de aquellos que buscan la relación con Dios. Claro está que el amor de Dios es eterno; pero, eso lo mueve á la misericordia de aquellos que ama. El profeta, dijo: “Jehová se manifestó á mí ya mucho tiempo há, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia.” -Jeremías 31:3. — Al amor que se expresa en la búsqueda de Dios, también tendrá el resultado de la relación manifiesta. Dios corresponde con agrado a los que le buscan y se acercan á Él (1 Crónicas 16:11; 2 Crónicas 7:14; 15:4; 19:3; Job 8:5; Salmos 14:2; 34:10; 40:16; 119:2, 10; Isaías 26:16 y Mateo 6:33).
Un ejemplo más es el del profeta Daniel que buscaba á Dios, para inquirir en su sabiduría, Dios le correspondía con su respaldo (Daniel 8:15). La Biblia no dice literalmente que Daniel amaba á Dios; pero, sus hechos lo testifican. No obstante, la Biblia si dice que Dios amaba á Daniel, de esta forma: «Y me dijo: Daniel, hombre muy amado, presta atención a las palabras que te hablaré. Ponte de pie, porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba conmigo, me puse de pie temblando.» -Daniel 10:11 (RVA). — Son muchos los ejemplos de hombres y mujeres que demostraron con su búsqueda que amaban á Dios, y Dios les correspondió con las evidencias de su amor.
LA SUMISIÓN A SU AUTORIDAD
«Con cuerdas humanas los traje, con cuerdas de amor: y fuí para ellos como los que alzan el yugo de sobre sus mejillas, y llegué hacia él la comida.» -Oseas 11:4.
Dios obra por amor en toda la creación. Su mayor fuerza y energía está desplegada en su naturaleza de amor. Dios usa la atracción del amor como cuerdas muy naturales que el ser humano puede identificar (Salmos 2:3). Cuando Dios gana nuestra atención, lo hace con el propósito de quitar el peso de la esclavitud déspota y el dominio de la carga impuesta sobre los hombros. Cuando Jesús dijo: «Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.» -Mateo 11:28. — El Señor estaba cumpliendo la profecía de Oseas literalmente. Jesús habló de su yugo y su carga que se lleva con gusto y con amor.
No se puede comparar estar atados á Cristo por voluntad y amor, que estar atados al mundo y á Satanás y obligados a vivir sin libertad. La invitación de Dios ha sido siempre que se le busque, para que tengamos libertad de otras influencias pesadas sobre nosotros. El profeta, dijo: «Empero así dice Jehová á la casa de Israel: Buscadme, y viviréis;…» -Amós 5:4. — Dios le había demostrado á Israel su interés en atraerlo; pero, ellos le hicieron á un lado. No obstante, es evidente una premisa bíblica que habla de allegarnos ó acercarnos y someternos á la voluntad de Dios (Santiago 4:8). De nada sirven las excusas cuando sabemos que es lo que nos conviene.
En la conversación poética del mensaje profético, se muestra á Israel escéptico y desafiante, como si Dios estuviera equivocado. Sin embargo, Dios demuestra que amó á quien fue el padre y progenitor de ellos, diciendo: «Yo os he amado, dice Jehová: y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob, dice Jehová, y amé á Jacob,…” -Malaquías 1:2. — Si sabemos quien fue Jacob, sabremos que el amor de Dios fue bien intencionado y condicionado á sus propósitos eternos (Romanos 9:13). — ¿Quién puede corregir á Dios? — Todo lo que Dios hace tiene valor y empatía con los más necesitados.
EL AMOR A LA PALABRA
«Respondió Jesús, y díjole: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos á Él, y haremos con Él morada.» -Juan 14:23.
Jesús amaba á Dios y lo demostró categóricamente, amando la palabra que aplicaba á todas sus necesidades. Por lo tanto, Jesús se entregó sin reservas, porque sabía que el Padre celestial lo amaba y estaba con Él (Juan 17:24). Ahora bien, amar á Dios es imposible si no se ama á Jesús. Por eso Jesús enseñó el contexto del círculo de amor entre el Padre, el Hijo y los que aman á Jesús (Juan 8:42; 15:9 y 16:27). El amor del Padre está condicionado y depende del requisito del amor que se le tenga al Hijo de Dios. Por eso dijo Pablo que no amar á Jesús es estar bajo maldición (1 Corintios 16:22).
El amor á Dios, también se demuestra haciendo las cosas que Él ha mandado, por ejemplo:
1. Predicar, no por vanagloria, interés económico, conocimiento, etcétera. Pablo, dice: «Estos últimos lo hacen por amor, sabiendo que he sido puesto para la defensa del evangelio,…» -Filipenses 1:16.
2. Ofrendar, no con una actitud de desconfianza, molestia y emoción. Pablo, dice: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ó por necesidad; porque Dios ama el dador alegre.» -2 Corintios 9:7.
El amor de Dios es personal y no interfiere ningún favoritismo que excluya á otros. No obstante, el que ama más á otros, poniéndolos por encima de Jesús, no merece ó es digno del amor de Jesús (Mateo 10:37). Por el contrario, el que más ama á Jesús, también será más evidente el amor de Jesús hacia él (Juan 21:7 y 20). Otra demostración del amor personal ė individual está en el trato que el Señor procede con el que ama. La Biblia dice: «Porque el Señor al que ama castiga, y azota á cualquiera que recibe por hijo.» -Hebreos 12:6. — Dios no disimula su amor, y cuando tiene que corregir lo hace. La Biblia, dice: «Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto.» -Proverbios 27:5.
«Todas vuestras cosas sean hechas con caridad.» -1 Corintios 16:14.
«El que ama padre ó madre más que á mí, no es digno de mí; y el que ama hijo ó hija más que á mí, no es digno de mí.» -Mateo 10:37.
CONCLUSIONES
«Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre toda la hacienda de su casa por este amor, de cierto lo menospreciaran.» -Cantares 8:7.
El amor es tan fuerte que ni aún la muerte puede detener. El amor es una construcción de cimientos profundos que ninguna fuerza contraria la puede derribar.
El amor no se queda en el intelecto como un conocimiento hueco y sin resonancia.
El amor necesita sus procesos de aprendizaje y disciplina en sus acciones.
El amor se aprende en la medida en que se practica.
El amor necesita clases ó lecciones para poder conducirse correctamente.
El amor tiene señales de existencia, porque se reparte como un regalo.
El amor se da en tiempo, esfuerzo y sacrificio.
El amor trabaja con el esfuerzo, envuelto en sudor y lágrimas.
El amor se lleva á la práctica constante, para no perder su valor y sabor.
El amor es conciencia de necesidades propias y ajenas.
El amor es un compartir mutuo de beneficio integral, profundo y solidario.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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