Cuando el ser humano tiene sus reacciones emocionales de cualquier categoría, lo primero que hace es expresarlo. Las expresiones emocionales son variadas, y hay algunas muy comunes que sobresalen más que otras. Una de las expresiones emocionales características de todo hombre y mujer, son las palabras.
Todos hemos pasado por alguna situación sin control. Muchas veces una discusión de dos o más personas, se torna incontrolable. Lo más probable es que se digan groserías y maldiciones, en el mejor de los casos. Seguramente, al perder los estribos, herirás y golpearás con tus palabras, aún a los seres que más amas. Hay situaciones, donde tales sentimientos de frustración incontrolable puede llegar a ser una locura.
Hay que tomar en cuenta, que las palabras son como cuchillos o armas punzantes que lastiman hasta hacer sangrar un corazón. Cuando las palabras salen de la boca, ya no hay retroceso. Lo que se dijo, se dijo; y los efectos vendrán, sin que podamos evitarlo. Si fueron maldiciones, aunque lleven años, tendrán sus resultados en la persona que las oyó y las recibió en el corazón.
Pareciera que no hay solución en esta situación que marca la vida de otros, y aún la nuestra, si estamos consientes de lo que hemos hecho. Sin embargo, existen las palabras que son medicinales y tienen la capacidad de sanar heridas. La Biblia dice: «Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina.» Proverbios 12:18.
La Biblia nos presenta recursos abundantes, con un Dios que ofrece un Evangelio de sanidad y restauración. Las palabras: Gratitud, Perdón, Compasión, Misericordia, Bendición, etc. Son el fundamento del plan de Dios para sanar la vida de sus criaturas.
Si estás pasando por una situación difícil y crónica, busca a la ó a las personas y exprésales las palabras adecuadas para sanidad de ellas, y para tu propia restauración. Te llevará poco tiempo decir una sola palabra muy contraria a las que hirieron a segundas y terceras personas; pero, tendrán un efecto beneficioso en sus corazones. — Decir: Gracias, perdón, o te amo; puede tomar un segundo de tiempo en su acción; pero, puede durar toda una vida en su efecto.
No te quedes estático, ve, búscales, y pide perdón y perdona los agravios de los demás, y serás cambiado en tu interior.
*Los versos bíblicos corresponden a la versión Reina Valera.
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