Hubo una joven que fue escogida para quedar preñada y recibir en su vientre a Jesús. Esa mujer escogida por Dios, se llamaba María. Aquel engendramiento en María fue sobrenatural, porque fue hecho por el Espíritu de Dios. María fue escogida por Dios como un vaso especial para dar a luz a Emanuel, al Príncipe de paz, al Redentor del mundo, al Deseado de las Naciones. Ella dijo estas palabras:
«Y María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la bajeza de su sierva. He aquí, pues, desde ahora me tendrán por bienaventurada todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho grandes cosas conmigo. Su nombre es santo, y su misericordia es de generación en generación, para con los que le temen. Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó a los poderosos de sus tronos y levantó a los humildes. A los hambrientos sació de bienes y a los ricos los despidió vacíos. Ayudó a Israel su siervo, para acordarse de la misericordia, tal como habló a nuestros padres; a Abraham y a su descendencia para siempre.» Lucas 1:46-55.
María fue una mujer privilegiada, seleccionada por Dios para tan alto honor. María demuestra en palabras, su fe, su humildad, y su responsabilidad de la honra conferida por la gracia de Dios. María no pide que se le adore, ni que se le ponga en alto como madre de Dios. María reconoce la necesidad de su Salvador, aún cuando ya lo llevaba en su vientre. También María fue una de las mujeres que vieron la resurrección de entre los muertos de Jesús su hijo; pero sobre todo, de quien ella sabía que era El Hijo De Dios.
EL DESPRECIO A LA MUJER
El problema del pecado es asunto del corazón. Sea hombre o mujer, cada uno está bajo los mismos parámetros Bíblicos de transgresiones o santidad. Cada hijo o hija de Dios, debe disponer su corazón para ser transformado por el amor y la gracia de Jesucristo. — ¡Cuidado! — con esa falsa observación de la mujer como un ser inferior; y subestimar sus capacidades y regalos que Dios puede y quiere depositar en cada una de ellas. El primero que defiende a sus hijos e hijas es el Señor. —¡Vamos mujeres, ármense y compartan este pensamiento verdadero y de dignidad que toda mujer tiene en el Señor! — ¿Porqué los abusos contra la mujer? — Tomemos en cuenta que vivimos en una sociedad que está cambiando para mal, y está perdiendo los valores más fundamentales de la vida. El maltrato a la mujer, su rechazo, su uso indebido como objeto sexual dentro de la sociedad de consumo, no es más que la aberración con el término «Misoginia.» La trata de personas en forma indiscriminada; y donde las mujeres son abusadas para ser prostituidas (especialmente las niñas), es un síntoma del mal existente en la sociedad. — ¿Dónde está el clamor de los hijos de Dios? — No nos acostumbremos a ver en forma normal, lo que delante de los ojos de Dios es malo, y digno de ser castigado por su enojo.
La mujer es un ser especial, y alguien que necesita ser comprendida, aceptada, y considerada, como lo que es. La mujer es un ser semejante al hombre con talentos y características especiales que complementan al varón que la toma como esposa. La mujer; igual que el varón, tiene los mismos derechos de gracia y eternidad en Dios. El hecho que la mujer sea considerada vaso frágil, no le da derecho a ninguno a su alrededor, de menoscabarla; y mucho menos de humillarla. La Biblia dice:
«Vosotros maridos, semejantemente, habitad con ellas según ciencia, dando honor á la mujer como á vaso más frágil, y como á herederas juntamente de la gracia de la vida; para que vuestras oraciones no sean impedidas.» -1 Pedro 3:7.
Vamos directo al punto; lastimosamente, también en grupos religiosos, iglesias cristianas, y hasta en organizaciones enteras, funcionan con ese mal de desprecio hacia la mujer. Se le exige más, porque según se dice: «Son una tentación para el hombre». A ellas se les juzga como visten, como andan, como se peinan; y hasta se les demanda la sujeción para cubrirse, y hasta para arrodillarse. Han llegado a tolerar el pecado de los hombres, pero con las mujeres, muchos, son implacables.
LA MUTUA SUJECION
La mujer viene derivada del varón. Adán fue creado primero, después fue creada Eva. Como la madre de toda la raza humana, Eva vino a ser una compañera especial para Adán. Desde qué Eva fue creada, Adán ya no fue el mismo, y por fin se sintió completo. Por lo tanto, en un orden generalizado, la mujer es distinta al hombre en varios aspectos físicos, sentimentales, y emocionales; pero, nunca inferior, o menos capacitada que el varón. Sin embargo, la mujer a veces se siente inferior al hombre, por tantas razones y motivos de orden personal, cultural, y educativo. Parte del problema en los matrimonios cristianos es la ignorancia de los principios bíblicos. Al problema de la ignorancia se le suma el machismo, la misoginia, la influencia de los supuestos «amigos»; y entonces tenemos, matrimonios de cristianos inestables, y con pleitos crónicos. La solución es el confrontamiento de los problemas en sí, y no las peleas directas del uno contra el otro. No es como muchos piensan, sino aceptar el orden bíblico, como lo más importante en toda relación matrimonial. Las apariencias engañan, hay parejas en matrimonio tan unidas, que cada uno de ellos saben tomar correctamente el papel que les corresponde. Aunque sabemos que Dios tiene soluciones a todos los problemas, complementemos nuestra fe con la disciplina y la verdadera educación cristiana del conocimiento, para actuar en favor de lo que amamos.
Para alcanzar soluciones, es importante la búsqueda de la ayuda profesional, la auto educación, y la comunicación mutua. Para todos los que están casados, hay que tomar en consideración un principio Bíblico de sujeción mutua que se aplica al matrimonio y a muchos vínculos de relación ínter-personal. Es decir, que así como existe el mandamiento de amarnos unos a otros (Romanos 13:8), también está el mandamiento de perdonarnos unos a otros (Efesios 4:32). Por lo tanto, el mandamiento de sujeción y sometimiento mutuo, también es aplicable; entre unos y otros, por amor. La Biblia dice:
«…y sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo.» Efesios 5:21.
En términos de orden matrimonial, la mujer está sujeta al marido; el cual es su cabeza, su protector, y su principal motivador. La razón de tal orden se debe a la naturaleza delicada y sensitiva de la mujer. El hombre engendra, y la mujer concibe; porque su naturaleza maternal tiene los instintos que el hombre no posee. Para una mujer, sentirse amada, cuidada, y protegida, es una necesidad primordial. En términos de orden espiritual; y a la manera de Dios, la mujer y el hombre son considerados iguales, sin ninguna diferencia entre uno y otro. La Biblia dice:
«Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.» Gálatas 3:28.
PALABRAS FINALES
Mujeres, su dignidad y el valor moral de lo que son, no puede canjearse por nada, con nadie, ni por nadie. Las únicas que pueden estar con pie firme ante cualquier circunstancia; en una sociedad cruel y exigente con sus desafíos, son ustedes y nadie más. Estoy seguro, sin dudarlo, que Dios respaldará a toda hija de Dios, cuando el temor hacia él esté sostenido en sus corazones. Mujer, eres especial, porque Dios te hizo con propósitos de grandeza y gloria, en el designio eterno de una iglesia conformada al diseño de Dios. Mujer, que nadie te quite tu lugar en los planes y propósitos de Dios. Mujer, que tu amor sincero, y tu ardua labor se enfoquen en aquel que no hace acepción de personas, nuestro gran Dios y Señor, Jesucristo.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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Un comentario en “MUJER VASO FRÁGIL ”