Vivimos en tiempos donde todo entra en investigación exhaustiva por medio de personas expertas en materias distintas. Se utilizan todos los medios tecnológicos posibles para llegar a ciertas conclusiones y hechos exactos. Casi todo entra en ciertos análisis precisos para definir científicamente las cosas que se estudian. Hay propósitos de ciencia y comprobación de hechos pasados por medio de la lógica y la razón humana. Las cosas naturales, tangibles, y los hechos que tienen asuntos fehacientes son los que entran a la comprobación material y científica de los hombres. Sin embargo, todavía hay hechos que no se han podido comprobar y quedan en misterio. Muchos de esos asuntos quedan en el escepticismo humano por falta de pruebas científicas.
Los asuntos de la Biblia que hablan de Dios y de sus hechos súper naturales, casi siempre quedan en la duda por falta de pruebas humanas. Aunque hayan habido testigos oculares que lo afirmen por medio de sus testimonios personales, éstos hechos quedan descartados por la mente humana y natural. Muchas verdades espirituales se desechan por falta de pruebas científicas que certifiquen su veracidad. No obstante, estas verdades no quedarán descartadas totalmente; porque siempre habrá personas que las crean, sin esperar que éstas sean comprobadas.
La fe es la clave para ver, sentir, entender, y sostener verdades que otros ignoran o rechazan por falta de pruebas o investigaciones. No es una fe natural, como la que experimentamos en un viaje de transporte aéreo. Voy a explicarme: Uno sabe que tiene el boleto, tiene el itinerario de vuelo, y las posibilidades de esperar esa fecha sin ningún inconveniente. Llega el día, y el vuelo se realiza. La persona llega a su destino sin dificultades. Esa es una fe natural, no hay negativa alguna en contratiempo, inconvenientes, impedimentos, etc. Uno cree que va a viajar y que ese día llegará sin problemas. Esa es una fe natural.
La fe en las cosas súper naturales y en los misterios de Dios obra en forma distinta. Es decir, si la Biblia lo dice, tu lo crees y eso es todo. No hay razón alguna para dudar ni poner en tela de juicio lo que en ella se habla. Dios es el que estableció esa manera de revelar sus misterios al corazón de sus hijos. La fe es como una llave que abre un cofre lleno de riquezas y joyas verdaderas de la ciencia y la sabiduría de Dios. El Dios de la Biblia está más interesado que cualquiera de nosotros en abrir sus tesoros para mostrar su luz y su verdad a los hombres.
Un escritor del Nuevo Testamento lo pone de esta manera: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» -Hebreos 11:1. — La fe es la clave o el código secreto para entender a Dios y con él comprender todos sus misterios. Probablemente encontremos obstáculos en el camino, y nuestra razón nos traicione; a pesar de todo, la fe estará ahí para valorar lo que el corazón puede recibir de parte de Dios.
La fe se alimenta con las palabras de Dios y se debilita con las razones de la mente. Mientras más tomemos de los pensamientos de la palabra de Dios, más se fortalecerá nuestra fe. Dios no necesita ser estudiado sino aceptado en sus principios y misterios, y la fe es la llave para el acceso seguro a las cosas espirituales que están escondidas en él. Usemos la llave correcta y abramos el lugar de los misterios, y de las verdades eternas ocultas en Dios. El profeta lo dijo así: «Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.» -Deuteronomio 29:29.
Dios quiere revelar sus verdades, usemos la llave correcta para recibir esa revelación. ¡Usemos «la llave de la fe«.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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