Casi entramos en la vida sin pensar en lo que significa ser padres. A pesar de haber tenido un progenitor, algunos ni siquiera tuvieron un padre como un ejemplo a seguir e imitar. Están aquellos que tuvieron un padre, y por diversas circunstancias en la vida, los tuvieron por poco tiempo. Otros debido a los años, ya perdieron a sus padres. Algunos habiendo convivido con su padre, para bien o para mal, sienten la nostalgia de la separación. Sin embargo, los que actualmente tienen a sus padres, pueden hacer mucho para aprovechar su presencia. Viejos o no, los padres son una figura indispensable que todos necesitamos.
La paternidad es una gran aventura en la vida. Ninguno viene con los instructivos de ensamble en esa complicada tarea de la existencia. No obstante, tomamos los riesgos con valor, y decidimos iniciar dicha aventura paternal. La vida continua, y en la paternidad estamos extendiendo la existencia de otros. La gran responsabilidad está en el legado que les dejemos de nuestra percepción de los valores y las riquezas abstractas que lleguemos a alcanzar. Posiblemente no le demos mucho de lo material a nuestros hijos, pero les podemos heredar el valor del trabajo, el esfuerzo por ser mejores, y la importancia de la familia. Además, les podemos enseñar sobre la cultura, el idioma, y el valor de lo que ellos representan como nuestros hijos, en esta sociedad cambiante.
Nuestra descendencia también tendrá los mismos retos de la aventura paternal, y quizá con mejores o peores estándares sociales que los nuestros. Vivimos cada día los peligros de perder a nuestros hijos, si no tomamos en cuenta la importancia del ejemplo, adjunto a una comunicación muy cercana por el camino del amor, la disciplina y la honestidad. Los valores terrenales mas preciados de los hijos, aquellos que sembremos en sus corazones, deben ser sellados con la verdad de una franca y abierta realidad de lo que somos.
NO SOMOS SÚPER HÉROES. Nuestro hijos deben saber, que como humanos fallamos, tropezamos y caemos. Por supuesto, que éste no debe ser la excusa para justificar lo errores del pasado, y aquellos que todavía se puedan evitar. La sinceridad de nuestro corazón debe marcarles el camino a nuestros hijos en la lucha por superarse en la vida, para que lleguen a confrontar todos los obstáculos que encuentren a su paso.
NO SOMOS SABIOS. Nuestros hijos deben saber, que así como ellos aprenden, nosotros también aprendemos. Que la paternidad es una de nuestras mejores maestras en la escuela de la vida. Compartamos con ellos, que también ellos nos dan las mejores lecciones en su desarrollo como seres humanos. Digamos sin tapujos, que nosotros no lo sabemos todo. Que hemos aprendido, y seguimos aprendiendo aún de nuestros propios errores.
NO SOMOS PERFECTOS. Nuestros hijos deben saber, que la imperfección es parte de nuestra humanidad. Que somos como esas piedras que toman los joyeros, para ser trabajadas en las manos de Dios, hasta ser moldeadas a la figura que él quiere. Que aún estamos en el proceso de cambios, hasta el último día de nuestra existencia terrenal. Si eres cristiano, comparte de tu esperanza de llegar a ser conformado al modelo de Jesús, mientras estés viviendo sobre la tierra.
NO SOMOS INDESTRUCTIBLES. Nuestros hijos deben saber, que hay cosas que nos hieren y nos dejan cicatrices marcadas a la vista de otros. Que hay motivos para temblar y tener miedos, pero que nos sobreponemos; porque la vida nos enseña a luchar para ser vencedores. Que aún corriendo riesgos de perder y ser lastimados, tenemos que afrontar los problemas y no darnos por vencidos con facilidad. Que hay partes de nuestro ser que deben ser destruidas, para que lleguemos a ser mejores y valientes día a día.
La gran aventura de la vida al ser padres, nos enseña a pedir perdón y perdonar, aunque otros no reconozcan que nos han causado algún daño. Que debemos doblegar el orgullo desmedido, y ser humildes en reconocer nuestra debilidad, insensatez y terquedad. Que a veces hemos olvidado las cosas importantes, y hemos tomado a cambio las bagatelas de la vida. Que no es fácil doblegarse y reconocer que hay cosas mas fuertes que pueden dominar nuestra voluntad para bien o para mal; si nosotros lo permitimos, o no lo permitimos.
La gran aventura de la vida al ser padres, está ahí; quieras o no, estás por ese camino.
«¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? —No temas ni desmayes, porque Jehovah tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.» Josué 1:9 (RVA).
¡Feliz Día del Padre! —Atentamente: Ovidio Barrios