Una persona arrepentida tiene características del alma que lo condiciona a suplicar por el perdón, hacia la persona que ha ofendido. El arrepentimiento hacia Dios, es un sentimiento interior de dolor y pena por la carga del pecado y la maldad. El arrepentimiento natural es provocado por la conciencia en lo que se entiende por bueno o por malo. El arrepentimiento espiritual es provocado por el Espíritu Santo, donde usa los medios espirituales para acercar al arrepentido hacia Dios.
El arrepentimiento en un ser humano por cosas de la vida cotidiana y en relación a sus semejantes, demuestra su sensibilidad emocional a lo correcto e incorrecto. Sin la intervención divina; pero, con fuerza de voluntad, el arrepentimiento sería una demostración de una de tantas obras humanas que realiza una persona para obtener el perdón de Dios. Con la intervención divina, el arrepentimiento es una obra de Dios para provocar un acercamiento a la fuente del perdón en el sacrificio de Cristo Jesús.
Arrepentirse, no significa dejar o abandonar algunos pecados por esfuerzo y voluntad propia. La condición de un arrepentido es el inicio de un proceso por el cual se pueden reparar daños reversibles en relación a Dios y a los hombres. En cuanto a Dios, el arrepentimiento demuestra la condición de convicción de culpabilidad; con la cual, la persona arrepentida llegará a la fuente del perdón para ser redimido por la sangre derramada en el sacrificio redentor de Jesús El Salvador.
La Biblia define el arrepentimiento verdadero por las prédicas de Juan el Bautista, Jesús y los Apóstoles después de la resurrección del Señor Jesucristo.
“En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” —Mateo 3:1-2.
“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” —Marcos 1:14-15.
“Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen.” —Marcos 6:12.
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados…” —Hechos 2:38.
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” —2 Pedro 3:9.
“Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.” —Hechos 20:21.
“Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento…” —2 Corintios 7:9.
10 VERDADES RESPECTO AL ARREPENTIMIENTO
1- El arrepentimiento opera en la razón como un cambio de mentalidad. Aunque parezca inaudito y contraproducente, la persona cambia su manera de pensar y actúa. A semejanza del hijo pródigo, un arrepentido ensaya mentalmente sus palabras de acercamiento para el momento de presentarse al padre que abandonó. El arrepentimiento apela a los sentidos de inteligencia (reconocimiento, consecuencias, pesar, etc.), porque hace que la persona cambie su manera de pensar para reivindicarse.
«Me levantaré, é iré á mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti;…» —Lucas 15:18. (Después de esta lectura, lea Lucas 15:21).
“Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después arrepentido, fue.” —Mateo 21:28-29.
2- Cuando hay arrepentimiento las emociones se ven afectadas, y hay una actitud de tristeza y pesar por las acciones. Muchas veces, son segundas o terceras personas las que traen las reacciones por sus confrontaciones.
“Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios.” —2 Corintios 7:8-9.
3- La confesión es parte ineludible en casos de arrepentimiento. El arrepentimiento lleva e insta a la confesión del pecado hacia el prójimo afectado cuando se le a ofendido. La persona arrepentida puede llegar a una restitución si fuera necesario, para mostrar su verdadero pesar por sus palabras y sus hechos ofensivos. La confesión no debe ser manipulada por fuera, ni provocada por una simple repetición; sino por un sentimiento interior del corazón. El pecado oculto limita la condición de libertad y prosperidad.
“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven presenta tu ofrenda.” —Mateo 5:23, 24.
“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” —Proverbios 28:13.
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros…” —Santiago 5:16.
4- El arrepentimiento enlaza a la reconciliación directa con Dios. Cuando se admite culpabilidad por los actos personales de pecado que han hecho una separación con Dios, el arrepentimiento viene a acercar el corazón humano al corazón de Dios.
“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” —Isaías 55:7.
“Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.” —Mateo 3:8.
5- El arrepentimiento aparte de traer un cambio de mente, trae también un cambio de actitud. El arrepentimiento se manifiesta en el desprecio hacia cualquier acto de pecado y de maldad. Las prácticas de pecado se aborrecen y se limitan con el fin de agradar a Dios. En el arrepentimiento se reconoce la fuente del pecado y la justicia y el amor de Dios en el perdón.
“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.” —1 Juan 3:8-10.
6- El arrepentimiento genuino es un regalo del amor de Dios. El arrepentimiento es el camino de Dios hacia la reconciliación y la vida abundante.
“Entonces, oídas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!.” —Hechos 11:18.
7- El arrepentimiento lo produce Dios por medio de su Palabra. La palabra de Dios predicada, opera sobrenaturalmente en el corazón que escucha.
“Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad.” —2 Timoteo 2:25.
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” —Hechos 2:37,-38.
8- Dios tiene todo el derecho de usar el castigo, la reprensión y la disciplina para corregir la conducta de sus hijos. Toda circunstancia que atañe a los hijos de Dios, son permitidas con un fin definido de corrección por su misericordia y amor.
“Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.” —Apocalipsis 3:19.
“Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.” —Hechos 12:5-6.
“Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.” —1 Corintios 11:31-32.
9- El genuino arrepentimiento acompañado de una fe verdadera en el Señor Jesucristo trae una auténtica conversión. El arrepentimiento verdadero es provocado por Dios, y viene a manifestarse al hombre para ser perdonado.
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.” —Hechos 3:19.
“Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.” —Hechos 26:18.
10- El regalo inmerecido del Espíritu Santo viene para el pecador arrepentido. Una persona arrepentida pone su confianza en Cristo Jesús como su Señor y Salvador. El Espíritu Santo confirma, bautiza y sella al cristiano en el momento de su conversión para salvación.
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” —Hechos 2:38.
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.” —Romanos 8:16.
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El caso que plantea el Hno Moreno, es
Muy delicado ya que piensa que no decirle a la esposa su pecado es como cubrirle de ser herida y no causarle mayores daños.
Todo tiene su momento en Dios.
Se debe de meditar más profundamente la responsabilidad ante Dios de haber pecado; se está considerando más difícil el pecando contra la esposa, cuando lo más difícil es el pecado contra Dios, ya que se trasgredio el mandamiento de Dios que dice «No adulterarás» y la Biblia dice que la paga del pecado es la muerte, ya que se peca contra Dios, por lo que «Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.»
1 Juan 2:1 RVR1960
el pecando es una trasgresion legal por lo que se necesita a JESUCRISTO como abogado , solo EL puede darle la solución ya que él es la solución.
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.»
1 Juan 1:9 RVR1960
La confecion es ante un ente legal que puede resolver nuestro pecado y eso es ante Dios.
Al ser perdonado y ser absueltos de nuestro percado y maldad por Dios y por medio de nuestro abogado JESUCRISTO, todo lo demás será resuelto y entonces se cumplirá: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.»
Romanos 8:28 RVR1960
saludos y bendiciones hermano Ovidio.
Gracias por la aportación pastor Pedro A. Sosa. Siempre recordándolos. Bendiciones!
Pastor tengo una duda del punto que hay que confesar el pecado al projimo. No solo confesamos ofensas por ejemplo si yo adultero (es un ejemplo) primero ofendo a Dios y luego a mi esposa,primero debo reconciliarme con Dios pero si confieso mi pecado a mi esposa y no es sana espiritual le creare una herida en el alma la palabra dice en santiago 5:16
Cada uno debe aceptar la responsabilidad de sus hechos. Al hacer una declaración al ofendido con arrepentimiento, debe ser con transparencia, honestidad y sinceridad. La verdad siempre sale a la luz, y es mejor decirlo antes de que pase mucho tiempo, y el daño sea mayor. En un supuesto caso como el que usted propone, si no se le quiere causar daño a la esposa, no hubiera cometido tal adulterio. Así que para sanar heridas, a veces hay que abrirlas. El perdón es la mejor medicina.