Cuando un día mi pastor, el Dr. Othoniel Ríos Paredes, me dijo: «Hemos pensado en ti para llamarte a tiempo completo»; no me quedé tranquilo, pensando en tan gran privilegio y gran responsabilidad. Aunque estaba trabajando en una empresa muy prestigiosa de seguros, y con una posición que antes jamás imaginé; mi corazón palpitaba muy fuerte por servir al Señor a tiempo completo. Ya había empezado a laborar como líder juvenil, obrero, evangelista itinerante, director de alabanza; y cuánto podía hacer; por lo tanto, lo que mi pastor me dijo, no dejó de inquietarme. Después de unas semanas renuncié a mi trabajo, y le dije al hermano Otto (como aprendí a llamarlo, desde el año de 1976): «Estoy listo y ya renuncié». El Dr. Rios, con una sonrisa me dijo: «Aún no te hemos avisado; pero, puedes empezar mañana». Fue así como inicié mi servicio al Señor, y aunque fue con mucha escasez económica, y luchas de mi juventud, no me quejé de dichas circunstancias.
Me he relacionado desde entonces con pastores, y puedo decir que respeto su labor; y más, cuando su enfoque está en agradar a Dios. Trabajé por 16 años a tiempo completo, y tuve una formación increíblemente enriquecida, con todas las altas y bajas de los ministerios que desarrollé desde entonces. Por motivos de conciencia y honestidad, dejé la organización Elim, y mi esposa y yo nos dedicamos a la familia y a trabajar para salir adelante, en este país de los Estados Unidos del Norte de América. Desde 1996, he hecho trabajos de toda clase, casi empezando de nuevo, para instalarme junto a mi familia. Me he mantenido en los principios bíblicos que en parte me enseñaron, y en otros que en parte he ido aprendiendo por convicción y experiencia. En esa formación de mi vida, donde me aparté completamente de muchas influencias y patrones religiosos, fue cuando empecé a pastorear.
Siempre he considerado el ministerio pastoral como un servicio de dignidad inmerecida. Para algunos quizá no sea el Pastor exitoso que se ve por las apariencias; se podría decir, porque no tengo una iglesia grande y no estoy ubicado en una ciudad cosmopolita. Además, yo mismo no considero ser un ejemplo del ministerio pastoral, porque el modelo más importante es el de Jesús; y estoy muy lejos de llegar a ser semejante al Señor. Sin embargo, al bregar por lo que vi de cientos de pastores que he conocido; y por lo que han sido mis desafíos hasta hoy, me considero afortunadamente bendecido y privilegiado, por tan honroso llamado. Al poner a un Pastor en comparación con otro, las medidas de diferencia puede que sean grandes o pequeñas. Ningún Pastor es menos que otro, y nadie debe sentirse inferior por el solo hecho de trabajar, y no estar dependiendo económicamente de la obra. El Pastor debe estar seguro de su llamado, y establecer sus convicciones en fe, para el mejor desarrollo de su ministerio. Trabajando secularmente ó no, una persona llamada al ministerio es privilegiada y honrada por Dios, para funciones de altura y de gloria. Dios no escoge á aquel que cree que está capacitado para servir, sino á aquel que cree no servir, y Él lo capacita y lo establece para sus propósitos. No hay Pastor que no pase por remolinos y corrientes contrarias, porque eso es necesario para superarse. Algunos aparentes fracasos, serán experiencias de superación y afinamiento a la sensibilidad espiritual. Aquí les presento 5 razones de la dignidad pastoral enfocado en las Escrituras.
1- LA DIGNIDAD DE LA HONRA
«Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré á los que me honran, y los que me tuvieren en poco, serán viles.» -1 Samuel 2:30.*
Dios no está obligado a honrar al hombre; a pesar de eso, su sola presencia es una honra a quien Él quiera dársela. Hay una honra para cualquiera que es llamado a ir en representación de Dios. Por lo tanto, Dios quiere ser honrado por aquellos que lo representan. Aquí encaja bien la frase: «Honor a quien honor merece«, y se aplica desde arriba hacia abajo, y viceversa. La honra del hombre a Dios es una necesidad en la Adoración; sin embargo, la honra de Dios al hombre es una dignidad de su gracia. El ministerio pastoral en sí, dignifica á aquel a quien Dios llama a sus funciones. La dignidad pastoral es una bendición de honor celestial. Dios dignifica a sus llamados, no importando su cultura, raza, lengua, nación, posición social, educación, edad, y más. Primeramente, venimos de ser pecadores, y solo Jesús pudo darnos la posición familiar más honrosa que antes jamás pudimos tener. Aparte de redimirnos é incluirnos en la familia de Dios, Jesús también da un llamado muy especial de comisión importante y honorable, como lo es predicar el Evangelio. El apóstol Pablo escribió: «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.» -2 Corintios 5:20. — Es una responsabilidad muy grande ser representante de Dios en un ministerio pastoral. La parte más importante del ministerio pastoral es hablar la palabra de Dios y vivir conforme a sus principios. La honra de Dios está en tu llamado, y tu honra hacia Dios está en tu obediencia.
2- LA DIGNIDAD DEL MINISTERIO
«Y él dio unos, apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y maestros;…» -Efesios 4:11.
Todos entienden que los ministerios son puestos por Dios. Los dones de Dios para la iglesia vienen en forma de humanos, para humanos. Dios establece cada ministerio como delegados en posición de embajadores. Sin tener protocolo social humano, cada ministerio es ubicado y respaldado por Dios en la iglesia donde ha sido puesto. Se es lo que se es por misericordia, y nadie debe tomarlo por merecido. La dignidad de un ministerio está en quien te toma en cuenta, y no en la posición otorgada. Cualquier posición de servicio en el ministerio dignifica, siempre y cuando venga de arriba. Siendo el ministerio un regalo de Dios, nadie debería sentirse más importante que otros. La persona es importante por el ministerio, y no el ministerio importante por la persona. La dignidad de ser Pastor está en la gracia por la cual Dios corona un ministerio. Por lo tanto, una característica ministerial que resalte la dignidad pastoral; es y siempre será, la humildad. El apóstol Pablo decía: «Pues bien que anuncio el Evangelio, no tengo por qué gloriarme porque me es impuesta obligación; porque ¡ay de mí si no anunciare el Evangelio!» -1 Corintios 9:16. — La dignidad pastoral está en el propósito de la comisión; por la cual, un delegado tiene compromiso, seriedad, esfuerzo y dedicación para hacerlo. Una comisión ya delegada, tiene también incluida recompensas y honores al final de la jornada.
3- LA DIGNIDAD DEL RESPALDO
«Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; la fe de los cuales imitad, considerando cuál haya sido el éxito de su conducta.» -Hebreos 13:7.
Lo grande del reino de Dios que un Pastor representa, es lo que hace grande el ministerio del Pastor. El ministro en sí no es grande, sino aquel a quien él representa. Otro podría ocupar un lugar tan privilegiado, si un ministro sobrepasara la dignidad que le dieron. Reconociendo el gobierno y la autoridad del que se representa, es como se le da el respaldo y la autoridad al ministro representante. Sin merecer nada, absolutamente nada, Dios te da todo, absolutamente todo en Jesús. No siendo nada, te han hecho digno en todo; pero no por ti mismo, sino por aquel que siendo todo, se hizo nada por amor. La fe pastoral es semilla que se reproduce en corazones que reciben la palabra. El respaldo de Dios es la aprobación del ministerio otorgado; sin el cual, no habrían frutos en los que sirven en el ministerio. Uno de los frutos pastorales que dignifican el ministerio, es el respeto. La mayor honra que puede dar un discípulo a su Pastor es el respeto. Una actitud de respeto, es el preámbulo a la sujeción y a la imitación que un discípulo pueda hacerle a su Pastor. El apóstol Pablo dijo: «…sino por haber sido aprobados de Dios para que se nos encargase el Evangelio, así hablamos; no como los que agradan a los hombres, sino a Dios, el cual prueba nuestros corazones.» -1 Tesalonicenses 2:4. — En el ministerio habrán muchas pruebas; especialmente, por tener la comisión de las buenas noticias del cielo. Dios es fiel honrando a aquellos que lo ponen a Él en primer lugar, y cuando no se ocupan en agradar a los hombres.
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4- LA DIGNIDAD PASTORAL
«Obedeced á vuestros pastores, y sujetaos á ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es útil.» -Hebreos 13:17.
El ministerio pastoral no trata de traer beneficios personales y dominio sobre los demás que dependen de él. Al contrario, el ministerio pastoral es un llamado a servir a los demás, como el ejemplo que Jesús dio a sus discípulos. Lo del ministerio pastoral no es un asunto de tener un cargo para subyugar a otros. Tampoco se define un ministerio pastoral para subir y tener importancia mayor sobre los otros. Si alguien ha creído que un llamado de Dios es de propósitos terrenales y mezquinos, está equivocado y peligra de orgullo y soberbia. El ministerio pastoral es velar por suplir las necesidades de aquellos que Dios dio para ser cuidados y alimentados. La dignidad pastoral está en llegar a dar para recibir, sembrar para cosechar, y dar vida para vivir. Si las ovejas de tu redil te obedecen, ya eres honrado por tu servicio y labor, y eso es bendición de Dios. La mejor manera de hacer el ministerio es con alegría, porque sin el elemento del gozo un corazón se amarga. Si Dios llama y pone a un Pastor, Él también se encargará de pedirle cuentas. El mejor cuidado pastoral, le traerá beneficios incontables al corazón del Pastor de parte de las ovejas. Si hay un pastor dedicado, lo evidenciará la salud de las ovejas. Los resultados en el cuidado del rebaño, son un beneficio de dignidad pastoral.
5- LA DIGNIDAD CONJUNTA
«Saludad á todos vuestros pastores, y á todos los santos. Los de Italia os saludan.» -Hebreos 13:24.
El escritor a los Hebreos, en la carta del Nuevo Testamento, escribió a todo un pueblo diseminado por todas partes. Entre los judíos expatriados habían muchos convertidos a la fe de Jesucristo, y por ellos se escribe la carta titulada a los Hebreos. Los judíos de la fe cristiana tenían pastores que habían sido establecidos por el ministerio del apóstol Pablo, y por otros que ya expandían la palabra por esas regiones. Un saludo de esta clase dignifica a los pastores, y los pone en relieve por sus funciones ministeriales. Son tan necesarios los pastores, que ellos forman un conjunto de ministros que edifican la Iglesia, establecidos en un solo lugar por muchos años. De hecho, en la carta a los Hebreos, se menciona a los pastores un poco más que en otras cartas y bajo esos términos. El apóstol Pedro dice en una de sus cartas: «Y cuando apareciere el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.» -1 Pedro 5:4. — Los pastores tienen una importancia única en la mención de Jesucristo, como «Príncipe de los pastores». Algo similar a la enseñanza magistral de Jesús, donde dedicó un sermón muy amplio de su ministerio pastoral, en Juan capítulo diez. Jesús dijo proféticamente: «También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.» -Juan 10:16. — Aunque actualmente, las ovejas de Jesucristo oigan a muchos pastores, es Jesucristo hablando a través de ellos en conjunto, para que haya un solo redil y un solo Pastor. Un ministerio pastoral no se dedica a atraer a la gente hacia sí mismo, si no de llevarlos hacia Jesús, «El Príncipe de los pastores«.
CONCLUSIONES
La dignidad a plenitud, Dios lo ha reservado para el final. Todo ministerio será juzgado para ser retribuido por lo que hizo con lo que se le dio. Jesús lo anticipó así: «Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor.» -Mateo 25:23. — Es un hecho, que lo que todo hombre recibe para ministrar a los demás, viene de Dios. Nadie debiera jactarse de aquello que no le pertenece; especialmente, si se trata del ministerio. Un corazón humilde y dispuesto a la obediencia es lo que le agrada a Dios. Cualquiera que esté fuera de ese patrón bíblico, tendrá que dar cuentas de su indolencia ante Dios. La dignidad pastoral viene por gracia porque nadie la merece, y no hay nadie excepcional en disponer arbitrariamente del ministerio a su antojo.
*Los versos bíblicos corresponden a la versión Reina Valera 1909.
Si desea compartir y copiar todo ó una parte de estos escritos, por favor de crédito al autor de ellos con el nombre: http://www.ovidiobarrios.wordpress.com
Gracias por tu comentario es muy acertado en breve explicación.
Hola hermano Ovidio. Siempre he pensado que somos siervos(esclavos segun el termino griego).
El problema radica cuando ese siervo empieza a creer que tiene derechos. En este caso dignidad. Otros hablan de autoridad ministerial. Solo se rinde cuentas de la tarea asignada. No se califica si es digno o no. Simplemente si es bueno o si es malo.
Saludos
Tú mencionas una manera alegórica de ver a un ministro. Así como es “embajador” es también “sembrador”; el punto no es que el llamado al ministerio sea digno; sino un merecedor, y el servicio en la obra lo dignifica. El tema es amplio y tiene claridad en lo expuesto. Vuélvelo a leer y verás con más certeza lo que el título dice.
Quise decir: inmerecedor*