He tenido la oportunidad de participar enseñando en iglesias de muchos países, en seminarios y talleres de alabanza y adoración. Siempre me he sentido atraído por los temas de esta índole, porque no cabe duda que son muy prácticos á niveles personales y de grupo. He estado envuelto directamente en la enseñanza á congregaciones que tienen el deseo de superar su práctica en ese tópico. En esas ocasiones he pasado etapas muy difíciles, porque he estado en búsqueda de la clave para ser un verdadero adorador.
Muchos han limitado el concepto de la alabanza, relacionándolo solamente con la música y el canto. — ¡Es esa corriente superficial la que nos afecta! — Hasta que entendí personalmente todo lo que envuelve el ser un adorador integral.
Cuantas veces no se ha predicado y enseñado respecto al pasaje del Evangelio de Juan capítulo 4, en donde se habla del encuentro de Jesús con la mujer Samaritana. Yo veo en esos textos, más que las palabras, en donde claramente se habla de adoración; á Jesús el adorador práctico, el adorador integral. Veo también á una mujer religiosa con conocimiento de sus deberes litúrgicos; pero, con una vida vacía y sedienta en su interior.
El agua como un elemento natural, era la razón de la vida activa de la mujer Samaritana. Socialmente era una mujer de mala reputación; y ella, como que se había acostumbrado á eso. No había razón alguna para cambiar, todo parecía continuar en la rutina de ir y venir por agua, y proseguir mediocremente subsistiendo.
Las palabras de Jesús despertaron en ella un verdadero interés en la transformación de su vida. — ¡Habría que oír esa conversación para darnos cuenta, hasta donde penetraban las verdades de Jesús en la vida de la mujer Samaritana!. — Después de esos momentos de diálogo — ¿Qué pasó con el cántaro? — ¿Se fue lleno de agua ó no? — Obviamente no podemos responder á esas preguntas; pero, una cosa si es cierta, ella quiso integrar á su vida de rutina la verdad del agua que sacia para vida eterna.
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El agua es un elemento básico que todos necesitamos, y es muy necesario para nuestra subsistencia; á eso se debe que siempre lo buscamos limpio, puro, y sin contaminación. Lo que Jesús nos ofrece es algo similar; pero espiritual, es agua celestial para saciarnos, sin necesidad de buscarlo en la religión, en las apariencias, y en el humanismo.
El ejemplo de Jesús en su vida de adorador lo llevó á servir, obedecer, y morir por nosotros. Sus impulsos fueron á personas carentes de vida y luz, como aquella mujer. Buscó perdidos y enmarañados en la vacíes de la monotonía; pero Él, como un adorador integral, se relacionó con ellos y les dio el mensaje inspirado que revolucionó las ciudades que visitó. Jesús dijo:
«…nosotros adoramos lo que sabemos;…» Juan 4:22.*
Eso significa, que lo que conocemos y practicamos nos da la posición de adoradores. Jesús fue un verdadero adorador en todo el sentido de la palabra. Su ejemplo sobresale en todas las áreas que rindió, hasta que fue exaltado por Dios, para que le diera un nombre que es por sobre todo nombre.
Deseo llegar hasta aquí con este pensamiento; pero antes, deseo señalar que nuestro modelo en todo esto es Jesús el Hijo de Dios. No es el Jesús histórico, sino el Jesús viviente, el resucitado. Jesús quiere influenciar nuestras vidas á una verdadera adoración integral.
Vivamos para Dios como Jesús vivió, é integralmente convirtámonos como Él, en verdaderos adoradores en el espíritu y con la verdad. No busquemos otros pozos, Jesús es más profundo que cualquiera de ellos, cuyo contenido es agua de vida para saciarnos completamente.
Esta porción fue tomada del libro: Adoración Integral, escrito por Ovidio Barrios.
*Los versos bíblicos corresponden a la versión Reina Valera.
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