El tema de la fe es ampliamente expuesto por el apóstol Pablo, para el conocimiento de todos en el mundo entero. No obstante; el tema de la Ley es puesto en evidencia, contrastando totalmente con la fe en Jesucristo. El apóstol Pablo como judío de nacimiento; había estudiado, entendido, y vivido la ley como una norma de vida. Cuando el apóstol Pablo recibió de parte de Dios la revelación de la fe, fue enviado a las naciones del mundo para que la predicara. Las cartas apostólicas de Pablo revelan el plan de Dios para salvación al mundo entero por medio de la fe en Jesucristo. Si la salvación es por fe, los reglamentos de la Ley caducaron, y quedaron sin valor delante de Dios. El apóstol Pablo dice: “¿Dónde pues está la jactancia? — Es excluída. — ¿Por cuál ley? — ¿de las obras? — No; mas por la ley de la fe. Así que, concluimos que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.” -Romanos 3:27-28.* — Entonces la fe llegó a ser una ley divina que obra todo el tiempo en la vida humana. El énfasis del evangelio es la fe como la clave para recibir la salvación de Dios.
Para Dios la fe es de vital importancia; que sin ella, nadie se le puede acercar, y nadie le puede agradar (Hebreos 11:1-6). La fe es el condimento divino que le da sabor a la salvación, o lo que llamamos vida cristiana. Jesús dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra; y si la sal se perdiere su sabor — ¿Con qué será salada? — No vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.” -Mateo 5:13. — Así como la sal es un condimento imprescindible para la preservación y el sabor de las comidas, así es la fe para los que son salvos por la gracia del Señor Jesucristo. Jesús dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra…”, porque la fe está dentro de aquellos que creen en Jesucristo. La vida de los salvos por Jesús, es lo que preserva y da sabor a este mundo insípido y corrupto por sus pecados. Sin embargo, la fe necesita su inicio de vida y salud práctica en aquellos que ven en Jesús, su esperanza y salvación.
LA FE Y LA SALVACIÓN
El regalo de la fe inicia con la salvación de los que creen en Jesucristo. Pablo dice: “Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.” -Efesios 2:8. — La oportunidad de salvación por gracia es para todos; pero, lastimosamente no todos la aprovechan. Dios quiere que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4). El plan de Dios para la salvación de la humanidad es perfecto. Jesús murió para salvar a la humanidad, y su sacrificio tiene la capacidad universal de dar redención y vida eterna. — ¿Porqué no todos reciben salvación? — Porque no todos creen. El apóstol Pablo aseveró: “Y que seamos librados de hombres importunos y malos; porque no es de todos la fe.” -2 Tesalonicenses 3:2. — No todos alcanzan la fe, porque muchos rechazan por su incredulidad la redención provista por Jesucristo, mientras que otros lo reciben, lo confiesan, y lo viven. La salvación es por gracia a través de la fe, y nunca vendrá por entenderla y analizarla por medio de la razón.
La gracia, la fe, la salvación; todas ellas, son un regalo de Dios para cada persona que recibe a Jesús en su corazón. Dios da gratuitamente la fe, como dio su amor (Juan 3:16); porque solo así se abre la única oportunidad y posibilidad, para la salvación eterna. Pablo dijo: “Paz sea á los hermanos y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo.” -Efesios 6:23. — Los alcances del sacrificio de Jesús llegan a toda la raza de Adán, y hasta la creación entera. El amor divino y la fe, afectan positivamente todas las áreas internas del ser humano, para que puedan vivir en confraternidad con los que creen lo mismo. La fe es usada por los que tienen su mirada en Jesús, para los efectos prácticos de su vida cotidiana. La salvación es eterna desde el momento de creer en Jesucristo como el Salvador personal. Por lo tanto, la salvación será la evidencia de una vida con paz, amor, y fe constante y permanente en Jesucristo. A la salvación se le añade el condimento de fe, y a la fe otros ingredientes de sabor practico en las relaciones con los demás (2 Pedro 1:5-8).
LA FE Y LA VERDAD
Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.” -Juan 8:32. — Conocer la verdad divina no es necesariamente entenderla, sino recibirla por la fe. Además, la acción de libertad que ejerce la verdad, es el fruto de la fe. La verdad en palabra, concepto, o doctrina, solo se recibe por fe. Tú crees en Jesús, su muerte y su resurrección; sin que necesariamente lo hayas visto, porque esto solo se recibe por fe. La salvación por la muerte de Jesús en la cruz se inicia con fe, sin que puedas entenderlo, ni mucho menos explicarlo. El apóstol Pablo escribió: “Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” -Romanos 10:9. — Los frutos de todas las verdades del evangelio se reciben por fe, y se evidencian en la libertad interior, trayendo convicciones que transforman el estilo de vida de cualquiera. Definitivamente, la fe viene por la poderosa palabra de Dios; para, y a favor de los creyentes nacidos de nuevo.
Pablo escribió: “Digo pues por la gracia que me es dada, á cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con templanza, conforme á la medida de la fe que Dios repartió á cada uno.” -Romanos 12:3. — La fe es un regalo de Dios manifestada en muchas formas para muchos corazones. Todos tenemos una capacidad para recibir fe, en las medidas que Dios da. Nadie está en lo correcto cuando subestima a los demás, por medirlos y compararlos por categorías de fe. La característica del que recibe una medida de fe, está en el balance de su humildad y eficacia para vivir entre los demás. La fe es la mezcla perfecta de lo que somos, con lo que Dios quiere que seamos. Dios sabe dar la medida exacta del condimento de Fe que cada uno necesita.
LA FE Y LA LUZ
Cada carta apostólica tiene las evidencias de la fe de sus escritores. El fin de las escrituras apostólicas fue para dar a conocer la verdad, y para que todo aquel que las crea tenga comunión con la luz por su propia fe. Juan lo manifestó de esta manera: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros: y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Y estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.” -1 Juan 1:3-4. — No hay ninguna relación entre luz y tinieblas. Por lo tanto, los que creen en Jesucristo, buscarán la comunión de Luz con los que creen lo mismo. La Luz de la revelación vino a los que fueron testigos de Jesús, y ellos trajeron la iluminación de fe a través de su testimonio a las demás naciones.
La fe es como la luz, cuando está encendida empezará a iluminar la oscuridad de las dudas, y éstas tendrán que desaparecer. El apóstol Juan escribió: “Si nosotros dijéremos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no hacemos la verdad;…” -1 Juan 1:6. — La verdad se pone en práctica por la fe, y se sobrepone a la mentira. Andar en tinieblas es andar en incredulidad, porque cuando prevalece la duda, la verdad no aparece, ni se manifiesta. Cuando se necesita demostrar la fe, la duda se ve descubierta; y entonces, tiene que ser vencida por su luz. Por la fe se alcanza lo inalcanzable, y lo imposible se hace posible. Si puedes creer, cree; y vence los temores de la duda e incredulidad. La fe permite la comunión con Dios, libre de tinieblas, dudas, y mentiras. En vez de la duda, la fe tiene que ser la parte más importante para ver el poder de Dios manifestado, mucho más allá de las expectativas humanas.
CONCLUSIONES
Las enseñanzas sobre la fe son necesarias para acuñarlas a la vida práctica en un mundo incrédulo y materialista. Jesús fue práctico en sus enseñanzas de fe, como lo que sucedió en una ocasión. La Biblia dice: «Y Jesús le dijo: “Si puedes creer, al que cree todo es posible”.» -Marcos 9:23. — ¿Sabías que Jesús dijo estas palabras a un padre de familia que vio frustrado el intento de los discípulos de liberar de demonios a su hijo? — Cuando Jesús llegó, preguntó que sucedía, y el padre le contó todo. Aparte de eso, el padre le dijo a Jesús que si podía hacer algo, y que les ayudara teniendo misericordia de ellos. Jesús dijo que la fe tiene que estar por encima de las circunstancias y la duda. Entonces, al oír eso, el padre de aquel niño habló, y pensándolo bien, actuó de distinta manera: «…Y luego el padre del muchacho dijo clamando: “Creo, ayuda mi incredulidad”.» -Marcos 9:24. — La seguridad de fe en este Padre de familia, y de lo que realmente quería para su hijo, quedó en tela de duda, porque le faltaba afirmarlo. Sin embargo, la inseguridad y la falta de convicción salió al descubierto, por la confrontación de Jesús a la endeble y pobre fe de aquel hombre.
A veces somos como el padre de ese muchacho atormentado, porque él estuvo frente a Jesús creyendo; pero, a la vez dudando. Algo hace falta, y no es que el Señor no pueda intervenir y remediar una situación difícil; sino que la duda, a veces es más fuerte sobre una fe raquítica. Ese padre de familia no fue el único hombre sobre la tierra que necesitó un desafío para fortalecer su fe. Si la duda es detectada, lo importante es vencerla con la fe. Dios pone la fe, la alimenta, y la consolida con su respaldo. El primer desafío a la fe, es vencer sobre la incredulidad. Si hay sinceridad en descubrir la incredulidad, habrá sinceridad en pedir la ayuda para vencerla. Jesús siempre supo lo que podía hacer con cada uno de sus seguidores, porque su compasión y su misericordia las manifestaba haciendo el bien a los necesitados. La fe es un elemento necesario en la vida cristiana. La fe es como el condimento que necesitan todas las cosas que recibimos de Dios para vivir con sabor y plenitud.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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