
En el año 2004 salió la película titulada «LA PASIÓN», cuya narración ocupa las últimas 12 horas de Jesús; desde que fue arrestado, hasta su crucifixión y su muerte. Fue una película altamente criticada por la violencia gráfica; y a la vez, 3 veces nominada como una obra de arte. Esa obra cinematográfica tuvo ganancias de más de 600 millones de dólares. Mantiene el récord de la mejor obra de cine cristiano, hasta el momento. Abarca varios pasajes narrados de los 4 evangelios del Nuevo Testamento. Y además, fue originalmente grabada en 4 idiomas, entre ellos: El Hebreo, el Latín, el Griego y el Arameo arcaico.
La película «LA PASIÓN», fue muy aclamada, entre los que practican la fe cristiana, quizá por su realismo, y sus características apegadas a la historia bíblica. Todo esto me hace pensar en lo siguiente: La vida de Jesús es más que una historia escrita, resumida, declamada y protagonizada por hombres mortales. El significado de la vida de Jesús, trasciende las expectativas de los conquistadores, los guerreros, y los líderes humanos. Jesús no vivió para ser famoso, ni ensayó para una actuación de protagonismo terrenal. Jesús vivió para ser obediente; y consecuentemente, padeció el despreció y la incomprensión de sus semejantes. Jesús tenía una misión asignada de salvación, desde la eternidad, hasta la eternidad.
Independiente del enfoque real y muy particular de algunos autores de libros, películas, teatro y de millones de predicadores en el mundo; las escenas de dolor y sufrimiento de Jesús en la cruz, no tienen comparación. La realidad que Jesús vivió en esos momentos angustiosos de su pasión, está fuera de la imaginación y la comprensión humana. Jesús vivió un terrible castigo, más allá de lo físico; porque estaba afrontando una realidad espiritual. Todos los testigos oculares de su muerte, estaban sordos a los temibles sonidos de la muerte y la maldad en contra de Jesús. Un mundo espiritual que había permanecido de pie y sin enfrentamientos por generaciones, se estaba derrumbando y empezaba a perder su poder sobre la humanidad.
Cada momento para Jesús, significaba una eternidad de triunfo y de gloria. No había otra manera de vencer a la muerte, al pecado, y a Satanás; sino con la misma muerte y la resurrección de alguien superior a la maldad. Jesús quiso sufrir y morir, para lograr una victoria sin igual. Por eso, sus últimas palabras tienen un significado mayor, porque representan los momentos de su misión y su entrega para la salvación de la humanidad. Las últimas palabras de Jesús, no son las últimas frases de un simple mortal. Su voz trasciende y resonará por siempre, para todos los mundos y todas las creaciones, por todos los siglos de los siglos.
1.-MOMENTO DE INTERCESIÓN.
“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestidos, echaron suertes.” -Lucas 23:34.*
Ya crucificado, Jesús no desistía de su propósito asignado. Jesús no olvidaba que su razón de vivir, era su razón para morir. Jesús sabía porqué vivía, y porqué tenía que morir. Cualquiera maldice a quien lo está matando, y aborrece a quien le desea el mal. Jesús no podía morir, sin antes entregar y otorgar el perdón a sus verdugos. Jesús sabía quien era, mientras que sus verdugos ignoraban que sus actos cumplían un propósito eterno. Jesús intercedía por el perdón de los que le injuriaban, porque Él sabía sus propósitos. Este fue un momento de intercesión, porque después proseguiría su ascensión al trono de Dios. Después de resucitado, fue glorificado; y todavía, Jesús continúa pidiendo e intercediendo por ti y por mi (Hebreos 7:25).
2.- MOMENTO DE SEGURIDAD.
“Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.” -Lucas 23:43.
No ha habido paraíso terrenal para los descendientes de Adán y Eva. Adán perdió la oportunidad de estar en su propio paraíso, a causa de su desobediencia. Ambos, Adán y Eva, fueron echados del paraíso, y perdieron la dirección y la ruta para volver a él. El paraíso existe, porque fue removido de su lugar, y fue trasladado a un lugar más alto que los cielos. Jesús sabía que al morir, ese lugar se convertiría en su morada o habitación. Todos los que mueren en Cristo Jesús, tienen un lugar preferencial donde Él habita. Cuando uno de los que moría con Jesús le pidió estar con Él, Jesús le prometió llevárselo. No fue una simple promesa de aliento, para un moribundo, en sus últimos momentos. Jesús tiene un lugar reservado para todos los que creen en Él (1 Tesalonicenses 4:17).
3.-MOMENTO DE PROVISIÓN.
“Y como vió Jesús á la madre, y al discípulo que Él amaba, que estaba presente, dice á su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dice al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió consigo.” -Juan 19:26-27.
Que importante fue para Jesús, garantizar la seguridad y la protección a la que lo recibió en su vientre. Como madre abnegada y amorosa, María fue la que más había seguido de cerca, el corto proceso de sentencia de muerte que los hombres le impusieron a Jesús. El Señor Jesús no había tenido el tiempo de hacer arreglos con los discípulos, respecto al cuidado y protección de su madre. Pero, encontró el momento cuando vio a María, y tuvo ese delicado detalle de responsabilizar al discípulo que Él amaba. Un momento así fue tan consolador para María, porque Jesús sabía el dolor que ella tenía, como una madre terrenal (Jeremías 15:10).
4.- MOMENTO DE SOLEDAD.
“Y cerca de la hora de nona, Jesús exclamó con grande voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama sabachtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?” -Mateo 27:46.
El momento de máximo sufrimiento para Jesús, representaba el pico de la escala a su obediencia. — ¡Hasta donde fue capaz de llegar Jesús, con tal de pagar por los pecados del mundo! — El pecado de todos no lo escogió a Él, sino Él escogió el pecado de todos. Éstos momentos de soledad, le sirvieron para clamar a Dios, sin despecho y reclamos. Jesús sabía que hasta ahí, el Padre lo dejaría solo, para castigar sobre Él, la ira de los pecados del mundo entero. No hay descripción alguna que valga, ante tan imponente necesidad de obedecer, hasta morir por otros. Siendo enemigos de Dios, Jesús pagó con su vida, por y para una reconciliación eterna (Romanos 5:10).
5.-MOMENTO DE SUFRIMIENTO.
“Después de esto, sabiendo Jesús que todas las cosas eran ya cumplidas, para que la Escritura se cumpliese, dijo: Sed tengo.” -Juan 19:28.
Se acercaba el momento, y ese era uno de los momentos finales. Son los minutos finales de vida terrenal, para un moribundo en sufrimiento. En esa condición tan angustiante, ninguno podría morir en paz. Lo último que pueda pedir alguien en sus últimos momentos, se supone que no se le negarán. Jesús hizo lo que cualquiera haría, como su último deseo; pedir algo, y Él pidió agua. — ¿Saben que le dieron en vez de agua? — Le dieron un líquido vinagroso o ajenjo (Mateo 27:34). Es una mezcla indeseada de licor agridulce, con licor amargo de hierba natural. Jesús rechazó esa bebida de amargura y de resentimiento, porque su corazón permanecía puro y sin contaminación. Todo fue una burla, un escarnio, y un despreció desmedido, de parte de sus verdugos. Jesús murió por amor, obediencia y salvación, para todos los que creen en Él. Jesús sufrió los disturbios de su paz, y llevó la carga pesada de nuestras transgresiones; para que por medio de Él, tengamos una paz perdurable (Isaías 53:5).
6.- MOMENTO DE TRIUNFO.
“Y como Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, dió el espíritu.” -Juan 19:30.
Es la penúltima etapa de los momentos más indescriptibles de Jesús, muriendo en la cruz. El vinagre que mojaron sus labios, fue como la gota que rebalsó el vaso. Quedar colgado en el Madero, y morir como un criminal cualquiera; era lo último que podía suceder en sus padecimientos. El menosprecio, el rechazo, el abandono, la injusticia, y la burla de sus verdugos; había llegado a su fin. Jesús dio su último grito de angustia; pero, a la vez, era su primer grito de triunfo. Jesús dijo: «Fue hecho», como quien dice: «Todo se cumplió»; y hasta aquí podemos decir, «Consumado fue el triunfo que cambió la historia». Este momento de triunfo de Jesús, es el preámbulo para lo que viene y lo que será después. La victoria aplastante de Jesús sobre la maldad, anuló la muerte, y sacó a la luz, la inmortalidad (2 Timoteo 1:10). «Jesús venció», es la buena y nueva noticia del evangelio, para el mundo entero.
7.- MOMENTO DE ENTREGA.
“Entonces Jesús, clamando á gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, espiró.” -Lucas 23:46.
Solo queda un momento por vivir, una palabra por soltar, y un último aliento que tomar. Se trata de entregar el cuerpo que quedará sin vida; y entregar el espíritu que Dios tomará para exaltarlo. Y Jesús lo dijo, «…en tus manos encomiendo mi espíritu.» — Solamente en las manos del Altísimo, estaba el poder de tomar o rechazar, el sacrificio de Jesús. Pero, siendo Jesús el sacrificio perfecto, Dios lo tomó, lo santificó, y lo glorificó. Dios tomó la sangre del sacrificio perfecto, santo, inocente y suficiente; y lo puso sobre el altar, porque esa fue la única ofrenda eficaz, para redimir y salvar eternamente. La Biblia dice: «Tened presente que habéis sido rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual heredasteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.» -1 Pedro 1:18-19. — Jesús fue el Cordero sacrificado para salvar a los suyos, por medio del sacrificio de su sangre.
CONCLUSIONES
«Sin embargo, vemos a Jesús, quien por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles, coronado de gloria y honra por el padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.» -Hebreos 2:9.
Tristemente, la raza humana está sometida al dominio de Satanás; y la naturaleza de cada ser humano, bajo la dependencia de una ley de corrupción y bajeza, a causa del pecado. La Biblia enseña que hay tres enemigos del ser humano: Satanás, La Muerte, y El Hades. Los enemigos son espirituales y están vigentes todavía con poder para robar, destruir y matar. La Biblia dice: «Por tanto, puesto que los hijos han participado de carne y sangre, de igual manera él participó también de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el dominio sobre la muerte (éste es el diablo), y para librar a los que por el temor de la muerte estaban toda la vida condenados a esclavitud.» -Hebreos 2:14-15. — Fue por medio del sacrificio de Jesús, cuando Él murió por los pecados de su pueblo (como designio divino de autoridad y poder para salvación), que le fue arrebatada la autoridad de MUERTE y ESCLAVITUD a sus enemigos. Sólo Jesús pudo vencer y conquistar, lo que es VIDA y SALVACIÓN a nuestro favor; y ahora lo ofrece por su gracia, a todos los que lleguen a creer en Él.
El adversario el diablo, ha influenciado el temor a los hombres usando la muerte. Satanás ha tomado ventaja, influyendo en los seres humanos, con el temor y la incertidumbre del futuro. Bajo la influencia de Satanás, los descendientes de Adán, no tienen esperanza de vida y salvación. Es necesaria la buena noticia del evangelio, para traer la esperanza de VIDA y SALVACIÓN á todos los hijos de Adán. Todo ser humano es descendiente de Adán y de Eva, después de la caída de ambos. Jesús, se anonadó asimismo, dejando su trono de gloria y majestad. Siendo Hijo de Hombre, e Hijo de Dios, probó su estado humano, a la semejanza de Adán. Se hizo menor que los Angeles, porque se hizo semejante a cualquier ser humano sobre la tierra. Jesús siempre tuvo autoridad, pero la limitó por una voluntad de albedrío, sometiendo su voluntad a la voluntad soberana de Dios el Padre. Sin embargo, toda la autoridad, la volvió a recibir después de su victoria total sobre sus enemigos. Jesús dijo: «Todo poder me ha sido dado…» — Y Jesús lo dijo, después de su resurrección.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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