“A mal tiempo buena cara.”
Cuando un niño por accidente pierde su juguete y éste se encuentra fuera de su alcance, fácilmente se frustra. Posiblemente el juguete está en un lugar donde ya no lo puede ver; pero, el niño se aflige. Cuando el niño se siente preocupado; según él, es incapaz de afrontar su situación problemática. Todo niño llora de inmediato, porque piensa que pierde un juguete para siempre. Para cualquier niño, no tener su juguete preferido, es el inicio de un problema insoluble. Un niño no tiene las fuerzas para ver su problema como pequeño, porque todo lo ve como un asunto grande y trágico. El papá de inmediato le dice a su hijo: “No te preocupes, todo se va a arreglar, ese juguete no está perdido, y lo vas a tener otra vez en tus manos.” Aquel niño se siente consolado, porque las palabras del papá le confortan y le dan esperanza.
El problema de los pequeñitos puede que sea pequeño e insignificante para los adultos. Sin embargo, — ¡insisto! — para los chiquitos es demasiado grande. Eso también le sucede a los jóvenes, cuando ven sus problemas como gigantes. Los problemas grandes de los jóvenes pueden ser su edad, puede ser su estatura, pueden ser las espinillas en su cara; o el carro que tienen sus papás, porque no es tan nuevo como el de sus amigos. Un joven también, puede estar enamorado, y se frustra por no poder decirlo. Podría ser no ir a donde sus amigos van, ya sea porque no tiene el dinero, o porque no lo invitaron. Y así, sucesivamente,… Los problemas se ven en diferente forma y manera, de acuerdo a la madures, y a la experiencia de cada persona que los enfrenta.
Esto me sirve de ejemplo para poner en perspectiva los problemas que nos aquejan todos los días de nuestra existencia. — ¿Cómo podemos encararlos? — ¿Cómo podemos buscar soluciones, sin que nos afecte demasiado el estar dentro de una situación problemática? — Es aquí, donde este refrán tiene una verdad que nos puede ayudar a encarar nuestros propios obstáculos: “A mal tiempo, buena cara.” — Encarar las vicisitudes de la vida con entusiasmo, esperanza, y fe; puede hacer la diferencia en los problemas que afrontemos. Así como los ejemplos de los niños; si tenemos confianza en Dios como nuestro Padre, seremos consolados. El Padre celestial siempre tiene palabras de fortaleza y esperanza para quienes se refugian en sus brazos de compasión y amor.
Un inconveniente, un embrollo, una circunstancia fortuita, y embarazosa; es algo que todos podemos tener en cualquier momento. El asunto está en cómo encaramos los problemas, y quienes están de nuestro lado para ayudarnos. El problema podría ser: La falta de empleo (de este se derivan muchos otros), un divorcio, una contrariedad familiar, la situación de un hijo, una enfermedad; y cientos de casos mas, los cuales tendrán diferentes perspectivas. Por una situación tristemente inesperada; pero, a cualquiera le puede cambiar la vida totalmente. Y si no estamos preparados sicológica, emocional, y espiritualmente; una pequeña situación se puede convertir en un problema grande e irresoluble. Algo tan pequeño, como una disputa de palabras sin control, puede llegar a ser una tragedia.
Aquí les doy algunos pensamientos comunes que sirven para manejar o lidiar con algunos conflictos cotidianos:
Se dice comúnmente, que todo tiene solución en la vida, y que lo único que no tiene salida es la muerte. Siempre hay una manera entusiasta de ver las cosas. Se dice que la diferencia entre un pesimista y un optimista es: Que el pesimista en cada oportunidad ve un problema; y el optimista en cambio, en cada problema ve una oportunidad. Otro dicho dice: “No hay mal que por bien no venga.” Y otro mas, que dice: “No llores porque algo se acabó, si no sonríe porque sucedió.”
Estos pensamientos nos ayudan a analizar cada situación que vivimos, cualquiera que fuere; aunque no sea el mejor, tampoco será el peor en toda la faz de la tierra. Que hay un futuro, y que hay otras personas que dependen de nosotros, por las cuales hay que luchar y tratar de ser mejores cada día. Una cara de esperanza, de ánimo, y contentamiento, puede cambiar una situación, y la manera en que miramos y debemos encarar los problemas.
Un Salmo escrito por un Rey, aparte de ser positivos frente a los problemas y conflictos; nos enseña, que debemos pedirle ayuda a Dios, hablándole claramente de nuestra situación momentánea. Las letras subralladas son puestas por mí, para enfatizar lo que ese Salmo de la Biblia, dice:
“Jehová te oiga en el día de conflicto; El nombre del Dios de Jacob te defienda. Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sion te sostenga. Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto. [Selah] Te dé conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo. Nosotros nos alegraremos en tu salvación, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; conceda Jehová todas tus peticiones.” -Salmo 20:1-5.*
Otro escritor en la Biblia, llamado Pablo dice:
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” -Filipenses 3:13-14.
Cualquiera que sea tu situación, ponle sabor a tu vida, cambia la cara sombría, y mira con buen rostro y entusiasmo el futuro. Sobre todo, confía en Dios, y cree en la ayuda que viene de lo alto. Nuestros problemas son grandes ante nuestros ojos, pero a los ojos de Dios nuestro Padre, son pequeños y todos ellos tienen solución. Por eso alguien dijo lo siguiente: “No digas a Dios que tienes un gran problema, dile al problema que tienes un gran Dios.”
¡Se valiente, el problema es menor que tu, y tu fe, ¡Encáralo hoy!
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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