Vivimos en un mundo donde diariamente somos absorbidos por el medio ambiente. Un mundo que se mueve aceleradamente hacia cosas nuevas; pero, lamentablemente no dirigiéndonos hacia lo bueno en el sentido espiritual. La influencia del ambiente del mundo es cada vez mas fuerte, porque hoy abarca todos los medios que de alguna manera cautivan la mente y el corazón de las personas. Estar ocupados, es a veces la normativa para la mayoría de las personas. Estar muy concentrados en sí mismos, y pensando cada vez menos en los demás, es el estilo de vida que más ocupa a los demás. Aparte de eso, vamos a pasos acelerados abandonando el cuidado de la espiritualidad en el interior del ser humano.
Es aquí cuando toman sentido las palabras de la Biblia, que dicen: » No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable, y perfecta.» Romanos 12:2.
La transformación es un proceso que es encausada primordialmente por la renovación del entendimiento. De tal manera, que lo que pensamos, será lo que lleguemos a establecer en nuestra manera de vivir. El pensamiento del mundo es hacia el mal, alejándose cada día más de Dios. Al renovar nuestro pensamiento, buscamos las cosas de arriba que son celestiales; más que las cosas de abajo que son terrenales. La renovación es parte de la obra de Dios por medio del Espiritu Santo en la vida de sus hijos. Mientras más nos rendimos a Dios, más fácil será para él tratar en la transformación de nuestra vida.
Amigos, gracias a Dios que el Evangelio de Jesucristo es la esperanza para salir a flote de la gran devastación que resulta de las inundaciones de maldad y desatino en un mundo que cada vez se aleja de Dios. Acércate a Dios, busca primeramente su reino y su justicia; y Dios estará a cargo de tí y de los tuyos. ¡Renuévate!