Me he dado cuenta que uno de los temas sobresalientes de la Biblia, trata sobre las bendiciones. Esto se debe a que Dios es el DIOS de las bendiciones. Bendecir, significa: Buen-decir; así como maldecir, significa: Mal-decir. Por lo tanto, de un Dios Santo, perfecto, y bondadoso; solo pueden salir bendiciones.
Cada libro de la Biblia tiene registrado en sus historias las promesas de bendición de parte de Dios. Es de ahí que cada padre de familia, antes de partir de este mundo; bendecían a sus hijos y a sus generaciones por venir. La bendición para la gente que conocía a Dios y creían en él; era parte de su diario vivir en todo lo que hacían.
La bendición es parte del matrimonio, la familia, el trabajo, los amigos, y aún hasta la tenencia de mascotas y animales para el trabajo. La bendición también se ve en las alabanzas, en los poemas, en los proverbios, en las cosechas, en las finanzas, y en la misma conversación. Es decir, la bendición es parte de un lenguaje religioso si usted quiere; pero a la vez beneficioso en la vida práctica.
El apóstol Pedro dice: «…no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredáseis bendición.» 1 Pedro 3:9 (RVR1960). Bendecir es consecuencia de ser bendecidos. Por lo tanto, la herencia de los justos es la bendición de Dios.
Es tiempo de cambiar nuestro vocabulario, y dejar las maldiciones; para empezar a confesar las bendiciones. La corona de los justos son sus bendiciones, y las comparte con aquellos a quienes bendice. No hay mejor premio, herencia, y regalo; que las bendiciones pronunciadas por Dios a sus hijos que le creen.
Amigo, Jesús es la mejor y más grande bendición de Dios para el mundo. Dios no maldijo al mundo, sino que lo bendijo, dando como su gran regalo al único y verdadero hijo Jesucristo.
Cree en él, y las bendiciones de Dios vendrán sobre ti.