Jesús es más que palabras, mensajes, discursos y retóricas fastidiosas de la religión que el ser humano hace de Él. Jesús vivió lo que habló, e hizo ciertas sus palabras al corazón de sus oyentes. Jesús fue compasivo y le dio esperanza a los pobres. Jesús fue sensible al dolor ajeno y sanó a los enfermos. Jesús tenía poder y autoridad espiritual y liberó a los endemoniados y esquizofrénicos angustiados. Jesús fue auténtico y veraz; tanto así, que sus milagros fueron su promoción a la opinión pública y especialmente a sus seguidores. Jesús fue celoso de la verdad; de tal manera, que se opuso, desafió y encaró a los religiosos superficiales de pacotilla. Jesús superó a los que le antecedieron; y hasta hoy en día, no hay nadie que se le asemeje. Querer ser como Jesús es la consigna cristiana, aunque sea una pálida comparación en el intento de imitarlo. El modelo de vida, ministerio y verdad de Jesús, superan todas las expectativas habidas y por haber en la cristiandad misma. En todos los aspectos, Jesús tiene los rasgos del hombre perfecto que pueden ser sometidos al escrutinio más exigente en la raza humana. El sueño de los estadistas, filósofos, benefactores, filantrópicos y líderes humanistas; respecto a la sensibilidad humana, se encuentra escondida en la persona de Jesús. Lo que pareciera debilidad y fracaso en la vida de Jesús, fue su fuerza y victoria para todos los que llegan a entender su misión. Como lo dije anteriormente, en la primera parte del tema: «Jesús es imprescindible en la vida de todo ser viviente por lo que Él es y por lo que significa.» Jesús dijo: “Desde ahora os lo digo antes que se haga, para que cuando se hiciere, creáis que yo soy.” -Juan 13:19*. — Todo lo que Jesús dijo tiene un fin hacia la fe en Él, por lo que Él es.
Cuando Jesús fue tomado preso, a la multitud que pedía su muerte, se le puso en la encrucijada de una decisión. Es más, ni siquiera se les dio opción de escoger entre Jesús y otro malhechor (aunque Jesús no lo era). Fueron las gentes de la multitud quienes tenían que decidir por sí mismos; a quien dejarían vivir, si a Jesús o al ladrón y sedicioso Barrabás. La Biblia narra: “Dícele Pilato: ¿Qué cosa es verdad? — Y como hubo dicho esto, salió otra vez á los Judíos, y díceles: Yo no hallo en Él ningún crimen. Empero vosotros tenéis costumbre, que os suelte uno en la Pascua: ¿queréis, pues, que os suelte al Rey de los Judíos? — Entonces todos dieron voces otra vez, diciendo: No á éste, sino á Barrabás. Y Barrabás era ladrón.» -Juan 18:38-40. — No, no había ninguna comparación entre Jesús y Barrabás. No había ni siquiera un rasgo bueno, ni ninguna relación de vida y de hechos reales entre Jesús y Barrabás, como para que la gente decidiera por el peor de los presos que tenían como una opción al escoger. Por lo tanto, cada persona en particular tendrá que tomar una decisión de juzgar a Jesús, si debe morir o debe vivir en el corazón por siempre. Eso sí, cada individuo tendrá que decidir quien vivirá; si el bueno o el malo, si el Justo o el injusto. Dios ya había tomado la decisión de entregar a su Hijo amado para lo peor, con el fin de salvar a la humanidad. Ya es un hecho, Jesús murió como un malhechor; sin embargo, tú decides quien vivirá en ti y por ti, por siempre. Por esa razón, todas las palabras y declaraciones de Jesús están disponibles para ser analizadas y tomadas para bien o para mal. Jesús fue claro en presentar la mejor opción para ser creída, porque su vida representaba la salvación de Dios, por siempre.
Aquí les comparto la Segunda Parte de 10 declaraciones de Jesús que cambiarán su manera de conocerlo solo por el intelecto y más por el corazón.
YO SOY EL BUEN PASTOR
6️⃣»Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.» -Juan 10:11.
Pastorear ovejas era una práctica y labor común en Israel en los tiempos de Jesús. Las ovejas representaban una condición cómoda en la economía de una familia. Tener ovejas era parte del patrimonio familiar y representaba la prosperidad de la casa. Dentro de la familia, alguien o algunos de sus miembros, tendría que dedicar su tiempo para cuidar a las ovejas. Para cuidar los rebaños de ovejas se requería mucha diligencia. Pastorear significaba velar por el bien de las ovejas, y estar alerta para la protección de ellas en medio de los pastizales. Habían muchos depredadores astutos y audaces que ponían en peligro la vida de las ovejas. Por lo tanto, el pastor se vería en peligros de muerte, tratando de defender a sus ovejas. Muchas veces, los pastores tendrían que luchar por salvar a sus ovejas, batallando y peleando directamente con los enemigos de sus rebaños. El pastoreo era un trabajo digno; pero también, se requería dedicación, cuidado y atención de los peligros del día y de la noche. La dedicación laboral, hacía que el pastor se identificara con sus ovejas de forma íntima y personal. Por eso, Jesús dijo: «Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.» -Juan 10:14. — Todo buen pastor distinguía a sus ovejas entre cientos de ellas; y las ovejas de igual manera, se apegaban instintivamente a quien las pastoreaba.
Cuando Jesús habló de las ovejas en esta forma; usando esta retórica, se refería a su gente y a los que vino a alcanzar para alimentarlos con su mensaje de vida y salvación. Jesús es el buen pastor, porque está anticipando proféticamente, que todos los malos que le han precedido y que otros falsos pastores vendrán para engañar a su pueblo. El buen pastor tiene las características verdaderas que sus ovejas deben conocer para ser identificados con Él. Jesús no asumió otro papel protagonista antes de ser Rey, sino el de un pastor que muchas veces no era el más popular o la función más afamada por su labor. Recordemos a David, siendo hijo de distinta madre en la familia; le escogieron entre muchos hermanos, para pastorear las ovejas de su padre. David era el indicado y escogido; y aunque fue tan claro su menosprecio, Dios le tenía preparado el trono para un reinado perpetuo. Jesús es el buen pastor, y aunque muchos no lo crean todavía; así como David, Él llegará a ser el Rey de toda la tierra. Fue tan real el mensaje de Jesús, que sus palabras se llegaron a cumplir. Tanto amó Jesús a sus ovejas, que llegó a morir por ellas enfrentando los peligros más increíbles contra las fieras del mal, con tal de salvar a sus ovejas. La muerte de Jesús en la cruz, cumplió esa palabra profética con referencia a un pastor de ovejas, y todo aquel que cree en Él será salvo.
YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
7️⃣“Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.» -Juan 11:25.
No ha habido nadie que haya sabido dar declaraciones increíbles y parecidas a las que dio Jesús. Tómense como exageradas, complicadas, falsas y hasta sin sentido a la razón humana; pero, las declaraciones de Jesús se cumplieron. Claro que es imposible humanamente que suceda una resurrección, y que esto se pueda explicar bajo todo punto de vista científico, religioso y filosófico. El tema de la resurrección es una utopía religiosa para muchos, difícil de creer y hasta complicado para discernirlo intelectualmente. Este era un tema que los filósofos griegos no tocaban. La Biblia dice: «Y algunos filósofos de los Epicúreos y de los Estóicos, disputaban con Él; y unos decían: — ¿Qué quiere decir este palabrero? — Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses, porque les predicaba á Jesús y la resurrección.» -Hechos 17:18. — Realmente, no se lee de resurrección de muertos en ningún otro libro que no sea la Biblia. Aunque no se utilizaba la palabra resurrección, fue esa la esperanza de los hombres piadosos del Antiguo Testamento. El libro más antiguo de la Biblia dice: «Y después de deshecha esta mi piel, aún he de ver en mi carne á Dios.» -Job 19:26. — En la Biblia misma el tema de la resurrección fue menos afluente, hasta que Jesús habló al respecto, y el apóstol Pablo después de Él. Hay más de 40 menciones directas a la resurrección en el Nuevo Testamento, que se convierten en una cátedra de la doctrina cristiana.
La resurrección fue enseñada teóricamente por Jesús; pero, también Él lo hizo práctico, demostrando con tres personas que habían muerto, el maravilloso poder de Dios para dar vida después de la muerte. El primer caso fue la resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5:22-23 y 35-43). El segundo caso fue la resurrección del hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-18). El tercer caso fue la resurrección de Lázaro (Juan 11:1-44). En el primero era un cuerpo recién muerto; en el segundo, un muerto que ya estaba de camino a ser sepultado; y el tercero, un cuerpo de cuatro días en descomposición. En cada una de estas resurrecciones, los personajes narrados en la Biblia vivieron y volvieron a morir. Sin embargo la promesa divina de Jesucristo y su revelación misteriosa de resurrección, se da con la garantía de la fe, para una vida gloriosa y eterna. La resurrección de Jesús fue el comienzo de todas las otras resurrecciones que habrán para la eternidad (Hechos 26:23 y 1 Corintios 15:20-23). Además, Jesús enseñó que habrá una resurrección a la condenación eterna (Juan 5:29). El Hijo, resucitará a los que creyeron en Él (Juan 6:40-54); así como el padre lo resucitó a Él (Gálatas 1:1). La garantía de una vida eterna, descansa en la promesa de la resurrección, por la resurrección de Jesucristo. Esa es la gloria del evangelio de nuestro Señor Jesucristo con la cual tenemos identidad y promesa de eternidad. Por lo tanto, la identidad de Jesús como eterno, garantiza una promesa de eternidad incomparable.
YO SOY CAMINO, VERDAD Y VIDA
8️⃣“Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” -Juan 14:6.
Posiblemente, estas sean algunas de las palabras que salieron de los labios de Jesús, más conocidas para la cristiandad. Se trata del camino, la verdad y la vida; que por ser tan repetida por los cristianos, no significa que sean las únicas y tampoco quiere decir, que otras palabras no tengan la misma importancia. Muchas veces, la resonancia de las palabras, se debe a la manera de enseñar de Jesús; porque capturaba mucho la atención de su audiencia por medio de los ejemplos que todos fácilmente grabamos en la memoria. Sus enseñanzas eran prácticas y las proyectaba con figuras metafóricas; encerrando dentro del contexto de sus palabras, verdades espirituales. Lo metafórico de su enseñanza se llega a entender, por la función y características de los ejemplos que Él mismo ponía, al enseñarle esas verdades a las multitudes. Lo espiritual tiene que ver con las funciones y características intangibles, muy similares a los ejemplos físicos y metafóricos que Jesús enseñaba. El «camino» por ejemplo, representa dirección, proceso, acción, destino, enfoque y meta. La «verdad» significa pureza, definición, fundamento y esencia; como algo que forma parte del conocimiento. La «vida» significa regalo, dicha, disfrute, celebración y plenitud. Esos eran los ejemplos con que Jesús definía su presentación a sus oyentes. Quien creyera en Jesús, vería con ojos distintos su personalidad, misión y comisión de predicar las buenas noticias. Además, los oídos del que siguiera oyendo a Jesús con atención, tendría otros resultados de fuerza y convicción interior.
Seguir a Jesús e imitarlo, sonaba más a un fanatismo y proselitismo religioso, porque cuando no hay entendimiento de corazón, prevalecerá más el intelecto, creando opiniones propias. Creer en Jesús era, es y será; valorar la existencia, marcar un propósito y tener un plan de acción para plasmar un modelo de vida único y ejemplar, como aquel que Él se propuso vivir. El «Yo Soy» de Jesús es más que un sonido idiomático, porque trasciende a la revelación de un misterio jamás concebido por la mente humana. Por lógica y raciocinio, las palabras de Jesús no coincidían con la figura humana que todos miraban; porque presentaba sus limitaciones a simple vista, de la misma manera que todos los que andaban con Él. Jesús era un hombre, y hablar de vida después de la muerte, de un camino, una verdad y una vida a la eternidad, parecía más un ideal utópico y fantasioso que se hacía difícil creerlo. La realidad espiritual del mensaje de Jesús, parecía altisonante, ya que no concordaba a las versiones estereotipadas conocidas por las gentes que guiaban los líderes religiosos. Jesús era más que una figura humana; pero, quien lo podría creer solo por verlo y oírlo. Hacia falta algo, y es ahí donde está el meollo de la fe y la trascendente revelación del Espíritu Santo. Jesús es el camino; pero nadie lo comprobará, hasta que no inicie sus pasos, siguiéndole a Él sin perderlo de vista. Jesús es la verdad; pero nadie se convencerá de Él por tesis e hipótesis fuera de la fe. Jesús es la vida; pero nadie lo experimentará, hasta que entregue su propia vida, para vivir la de Él.
YO SOY EN EL PADRE
9️⃣“¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? — Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo: mas el Padre que está en mí, Él hace las obras.” -Juan 14:10.
Las palabras de Jesús desataron sentimientos escondidos e impulsos caprichosos de aquellos que vivían solapadamente una vida piadosa. Tocar el tema de Dios como Padre, era lo más delicado en la sociedad judía. Jesús se atrevió a decirlo sin tapujos, y fue así que provocó el desconcierto entre las mancuernas del liderazgo religioso, vinculadas por sus propios intereses y conveniencias. Una de las confrontaciones más fuertes de Jesús con los religiosos fue, cuando Él les dijo: «Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en Él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.» -Juan 8:44. — Jesús les dijo a los fariseos que su padre no era Dios; sino Satanás, debido a que lo rechazaban con actitudes compulsivas y violentas. Las actitudes homicidas, mentirosas y de rechazo radical que expresaban los religiosos, Jesús las estaba asociando con el diablo. A Jesús lo intentaron matar y se confabularon en muchas ocasiones para hacerlo, porque los religiosos conformistas le tenían envidia y celos por el éxito que tenía entre sus seguidores. El corazón de los religiosos estaba lleno de despotismo, narcisismo, egoísmo y cinismo; características de personas llenas de sí mismas, y que no aceptaban la posición más honorable de otros entre los demás.
Jesús claramente lo decía: “Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.” -Juan 14:11. — No había argumento alguno que Jesús no lo comprobará con sus hechos. Los hechos dicen más que las palabras, y los religiosos lo sabían. Las actitudes de altivez y prepotencia, no les permitía a los religiosos creer en las palabras de Jesús. Rechazaron a Jesús con facilidad por su incredulidad; y lo tuvieron en poco, acusándolo de irrespetuoso y blasfemo. Si no crees en el Padre, menos creerás en quien se dice ser Hijo de Dios. La incredulidad ciega los ojos de cualquiera, aún con el conocimiento necesario de la verdad. Este es el caso de los fariseos, que conociendo la verdad sobre el Padre, no pudieron ver las características verdaderas del Hijo. Jesús dijo. «Todas las cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie sabe quién sea el Hijo sino el Padre; ni quién sea el Padre, sino el Hijo, y á quien el Hijo lo quisiere revelar.» -Lucas 10:22. — Quien tiene hambre por la verdad, recibirá la revelación; tanto del Padre, como del Hijo, siendo dos en uno solo. Así está escrito: «Jesús le dice: — ¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? — El que me ha visto, ha visto al Padre; — ¿Cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?.« -Juan 14:9.
YO SOY LA VID VERDADERA
🔟“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.” -Juan 15:1.
Fue en dos ocasiones que Jesús dijo ser la vid verdadera (Lea también el verso 5). Dos aseveraciones de estas son suficientes para pensar… ¿Qué es lo que Jesús quizo decir de la vid verdadera? — Muy poco se menciona en la Biblia respecto a la vid, salvo una historia en el libro de Jueces capítulo 9. Un viñedo es un terreno plantado de vides y conocido más comúnmente como viña. En la viña, cada planta de vid, da sus racimos de vides. El fruto de la vid son la uvas, con la cual se hace el vino. También los profetas Isaías y Oseas, presentaron a Israel como la viña que está en un terreno fértil; y que el Padre cuidó, protegió y alimentó para que fuera una planta fructífera (Isaías 5:1-6 y Oseas 10:1). Si la viña es Israel como un pueblo completo, el territorio de Judá era su planta deleitosa (Isaías 5.7). Fue de Judá que salió el Rey David, de cuya descendencia vino Jesús de Nazaret. En Mateo 20:1-16; Jesús dio una parábola de la viña, buscando a quienes querían trabajarla, pagándoles justamente un denario por cada día de trabajo. Sin embargo, algunos protestaron al ver a otros que llegaron a trabajar, y haciendo menos horas de trabajos que ellos, les pagaron lo mismo. En los evangelios de Marcos 12:1-9 y Lucas 20.9-16; hay otra parábola que relaciona al dueño de la viña con sus labradores. Bajo una constante supervisión, el dueño enviaba sus mensajeros para revisar su viña; los labradores los maltrataron y los sacaron, y a algunos de ellos mataron. Cuando el dueño no envió un supervisor; si no a su propio hijo, los labradores hicieron lo mismo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. La sentencia del dueño fue que haría suya la venganza, destruyendo a sus labradores, y que daría la viña a otros labradores que la cuidarían mejor. En esta parábola Jesús es el hijo a quien los labradores determinaron matar.
Debido a que Jesús habló muchas veces sobre la viña en sus mensajes y parábolas, vale la pena ahondar en la relación que Él tiene con los labradores de la viña en la tierra. Pero, más interesante todavía, de ver el cuidado de Dios con la vid en sí misma. La gran lección de Jesús como la vid verdadera, se refiere a la planta que produce el fruto y donde el Padre es el labrador. Jesús no se presenta como el fruto, sino como la planta que produce el fruto. Donde el Padre está para cuidar de la viña, no habrá descuido alguno; especialmente, para la que es su mejor planta y de quien salen por sus ramas productoras, los más pingües racimos de uvas. — ¿Qué hace el Padre con la vid verdadera? — El Padre cuida de la vid limpiando las ramas que llevan más fruto y podando a las ramas que son estériles. No se pueden producir frutos estando separados de la vid verdadera. Toda rama apegada a la vid verdadera que lleva mucho fruto, honra y enaltece al Padre que cuida de la vid. De la vid salen sus ramas y las ramas no eligen en qué planta debe estar, sino en aquella que es de su propia naturaleza. El mejor trato que le dan a la vid, son las palabras de su labrador que la alimentan para fructificar. Dios no ha desechado la viña que es Israel. Dios tomó una planta de la viña con la cual ha mantenido el fruto verdadero de su única especie. Todo aquel que está en la vid verdadera, debe permanecer en ella; de lo contrario, no podrá tener el fruto que le agrada al labrador. En esta parábola, Jesús es la vid debidamente sembrada que volverá a darle vida a toda la viña que había sido descuidada por sus propios labradores.
CONCLUSIONES
“Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.« -Juan 17:14.”
Al concluir con estas declaraciones únicas y elocuentes, y que son palabras que descifran la verdadera identidad de Jesús como un ser divino, eterno y fuera de este mundo; no puedo, sino agradecerle a Dios por ser tan grande en su revelación. Tengo que insistir en esto: Nadie podrá ver a Jesús como lo que es, sino se lo revelan de arriba. Además, nadie podrá entender su identidad fuera de este mundo, si la persona no se identifica con Jesús el «Gran YO SOY» (Juan 17:16). Cuando fueron a buscar a Jesús para llevárselo preso, estando presentes todos los discípulos; Él le preguntó a los soldados, a quien buscaban, y la Biblia dice: “Respondiéronle: A Jesús Nazareno. Díceles Jesús: Yo soy (Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba).» -Juan 18:5. — Con la simple respuesta de Jesús, diciendo: «YO SOY«, la Biblia dice, que los soldados retrocedieron y cayeron impactados por su respuesta (Lea Juan 18:6). Luego en Juan 18:8; los mismos soldados reciben la misma respuesta, al momento que Jesús se entregaba en sus manos, librando a los suyos por su rendición voluntaria. Espero que las declaraciones del «Yo Soy» de Jesús te impacten, y tú también puedas caer postrado a sus pies rindiéndote a Él.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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