
«He aquí se enorgullece aquel cuya alma no es derecha en él, mas el justo en su fe vivirá.» -Habacuc 2:4.
“Porque en Él la justicia de Dios se descubre de fe en fe; como está escrito: Mas el justo vivirá por la fe.» -Romanos 1:17.» -Juan 17:5.
«Mas por cuanto por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda manifiesto: Que el justo por la fe vivirá.» -Gálatas 3:11.
Martin Lutero (1483–1546) fue hijo de Hans Luther, un ambicioso minero; y Margarethe Lindermann, perteneciente a una familia burguesa de Eisenach. Su madre le inculcó una rigurosa confianza en Dios y en la Iglesia. Gracias a ella y a la ambición de su padre, Lutero recibió una excelente educación, primeramente en Magdeburg y posteriormente en Eisenach, Alemania, donde cursó sus estudios universitarios. En Eisenach, Alemania, fue donde Martin Lutero se introdujo al nominalismo de Guillermo de Occam y de Gabriel Biel. Martin Lutero era un alumno brillante. Sin embargo, súbitamente abandonó sus estudios de derecho para entrar al convento de los Agustinos ermitaños de Erfurt, Alemania. Esta decisión determinó su futuro; pues fue dentro de la vida monástica, y en la severidad de la práctica católica, en la que Lutero experimentó la penuria de ser un «monje impecable». La práctica de las buenas obras, ante la realidad atemorizante del pecado, fue el preámbulo de su descubrimiento de la doctrina de la justificación por la fe.
«Por amor a la verdad y por el anhelo de alumbrarla,…» Así inició Martin Lutero su texto con las 95 tesis que clavara en la puerta de la iglesia del castillo de Wittemberg en 1517. Con estas palabras; no tanto expresaba un desafío a la Iglesia Romana, ni ponía las bases para un debate teológico, sino que expresaba las conclusiones teológicas de su búsqueda personal. Tras el estudio de la Epístola a los Romanos del apóstol Pablo, siendo ya profesor de Teología en la Universidad de Wittenberg en 1516, desde su estancia en el convento de Erfurt, hasta el descubrimiento de la doctrina de la justificación por la gracia, él deseaba sanar su alma enferma del peso del pecado, y aquello que le había atormentado por años.
Por otro lado, el ambiente social en el que Martin Lutero se desarrolló, transpiraba el deseo de una reforma religiosa. En primer lugar, el humanismo cristiano había inspirado en las clases educadas una preocupación por el retorno al estudio del Antiguo y del Nuevo Testamento. En segundo lugar, se vivía una interiorización del cristianismo. Es decir, se manifestaba el deseo de vivir un cristianismo liberado de superstición y vulgaridad. Y en tercer lugar, el intelectualismo sobre la valoración de la filosofía de Cristo, y la búsqueda de una Iglesia depurada de la corrupción, se percibía en el ambiente. Las ideas expuestas por pensadores como Erasmo de Rotterdam, John Wycliff y Johannes Huss; de entre los que cabe destacar al Cardenal Cisneros, y la reforma efectuada exitosamente por él en la Iglesia de España, influían en el ambiente en aquellos días.
A diferencia de España, en Alemania, había un escenario político muy distinto, la situación de la Iglesia había llegado a ser intolerable. En medio de la agitación política causada por la muerte del Emperador Maximiliano I (1519). Para que Carlos V, pudiera ser coronado Sacro Emperador Romano, tuvo que hacer numerosas concesiones a los príncipes electores, deseosos de aumentar su poder territorial, y su autonomía dentro del Imperio. Bajo este clima de incertidumbre política y de incipiente nacionalismo, la fe que salva, o la justificación por la fe predicada por Martín Lutero, sería el decisivo catalizador del proceso reformador precipitado por la situación de corrupción que vivía la Iglesia. Esta corrupción puede ser ejemplificada en el caso de Alberto de Maguncia y del asunto de las indulgencias.
El príncipe Alberto–Hohenzollern, arzobispo de Magdeburgo y administrador de Halberstadt, llegó a un arreglo con Roma para obtener el arzobispado de Alberto de Maguncia; a través de un préstamo hecho por la familia de banqueros imperiales (los Fugger). Eventualmente, la Curia exigió a Alberto-Hohenzollern, que recaudara los 29,000 florines de oro adeudados a través de la promulgación de la indulgencia, para la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, quedándose él con la mitad de lo recaudado. El dominico Johanness Tezel, llevó a cabo con gran éxito la venta, provocando que Martín Lutero expresara públicamente los descubrimientos doctrinales que había realizado durante sus años como profesor de teología, en la Universidad de Wittenberg.
LAS 5 SOLAS
La mención de las cinco «Solas» juntas es relativamente reciente, en el curso del estudio de la historia de la iglesia y así fue elaborada, en su versión final, por creyentes y eruditos Católicos Romanos.
Las Cinco «Solas» (comúnmente conocidas), es la denominación conjunta de las cinco frases del antiguo idioma latín, que surgieron durante la Reforma protestante. Éstas frases resumen las creencias teológicas fundamentales de los reformadores o los protestantes que entraron en contraposición con la doctrina de la Iglesia Católica Romana. Estos lemas eran expresados en Latín pues este era el lenguaje académico de la época; por eso se les conoce históricamente como las “Solas» — La palabra latina «Sola» trasladada al castellano, significa: “Solo” o “solamente”. Las Cinco «Solas» expresan cinco creencias fundamentales, que los reformadores entendían como los pilares esenciales para la vida y la práctica cristiana. Estas cinco “Solas” expresan los principios que guiaron al protestantismo a la Reforma Protestante.
Todas y cada una de las frases llamadas: «Solas», daban a entender explícitamente, el rechazo y la oposición a las prácticas y doctrinas extendidas a comienzos del siglo XVI en la cristiandad latina. Los reformadores criticaban las prácticas religiosas fuera del contexto bíblico, atribuyéndolas a la usurpación de competencias, atributos o cualidades por la jerarquía eclesiástica de la Iglesia Romana, y especialmente por su cabeza, el Papa. Los reformadores creían que las prácticas exclusivas que manejaba la religión Católica, le correspondía en realidad a todos los cristianos (sacerdocio universal), y que los mandamientos venían únicamente a Dios. Por lo tanto, las llamadas frases que incluían la palabra «Sola»; representaban el corazón de la teología reformada, y resumía las verdades del evangelio que no son negociables. Las «Solas» son un resumen de las creencias esenciales de la fe cristiana.
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La Palabra de Dios representa la máxima autoridad para el creyente, en materia de fe y de práctica. Por lo tanto, nada que venga a contradecir la revelación de Dios, puede regular la vida del creyente. La Biblia solo revela un evangelio (Gálatas 1:6-10). La Biblia se constituye como la revelación de Dios (2 Timoteo 3:16). La Biblia revela a Dios por medio del conocimiento (2 Pedro 1:3).
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La salvación eterna solamente se encuentra en Cristo Jesús, excluyendo así cualquier otro camino para llegar a Dios. Jesús dijo ser el camino, la verdad y la vida a la relación con Dios (Juan 14:6). La Biblia revela a Jesús como el único Salvador (Hechos 4:12). La Biblia revela la palabra digna y fiel, demostrando que Jesús es el Salvador de los pecadores (1 Timoteo 1:15).
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El pecador recibe la gracia de Dios de forma inmerecida, por medio de los méritos de Cristo; los cuales, Jesús otorgó durante su vida, muerte y resurrección, en favor de los pecadores. La salvación es por gracia, y es un don de Dios (Efesios 2:8). La gracia divina aplica la justicia divina al pecador por medio de la muerte o del sacrificio de Jesús (Gálatas 2:21).
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La salvación solo puede ser recibida por la fe, confiando en el único que murió por los pecadores. La salvación y redención no provienen del cumplimiento de la Ley, sino solo por Jesús (Romanos 3:28). Por medio de la fe en Jesús, se excluye la posibilidad de creer que las obras propias puedan contribuir a la justicia y a la salvación, que solo y exclusivamente vienen de Jesús El Redentor (Efesios 2:9).
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El propósito de la salvación que reciben los pecadores por fe, y en la gracia de Jesucristo; es para glorificar a Dios. Por la fe en Jesús, la gracia divina pone de manifiesto las excelentes virtudes del carácter de Dios (Efesios 1:4-6). Dios reproduce en Cristo Jesús nueva descendencia, nuevo sacerdocio, nueva nación, nueva familia, para que la gloria de sus virtudes sean anunciadas (1 Pedro 2:9).
Primeramente, debe comprenderse que el planteamiento de la teología luterana de la justificación por la fe, implicaba el «cuestionamiento de la autoridad última dentro de la Iglesia», por sus dos principios fundamentales: Primero: Dios salva a través de la fe. Consecuentemente y contrario a lo establecido por el derecho canónico, sí es posible la salvación fuera de la Iglesia. Segundo: la Biblia, como fuente única de la fe, es la única autoridad en materia religiosa. Evidentemente, la Iglesia pierde a la luz de esta nueva teología sus dos prerrogativas teológicas esenciales: la administración de la salvación y el carácter intermediario entre Dios y el hombre.
Cuadro que muestra a las principales figuras iniciales de la reforma.
EL PROCESO DE LAS 5 «SOLAS» ENTRE AUTORES
El número de «Solas» no se suscribe a cinco de ellas como únicas; pero, es muy común la mención de tres o de cinco de ellas durante lo que fue el proceso reformador de la fe cristiana en esos años. «Sola Gratia» y «Sola Fide» fueron usadas por los mismos reformadores, y sistemáticamente fueron puestas juntas durante el siglo veinte. Todas las «Solas» fueron apareciendo en varios escritos de los reconocidos Reformadores Protestantes, aunque en principio no aparecen en un definido y específico lugar.
De las referencias más importantes de las «Solas», solo fueron tres las más sobresalientes mencionadas. Por ejemplo: La Escritura sobre la tradición, La Fe sobre las obras, y La Gracia sobre los méritos personales. Cada par de estos términos teológicos intentaba sobresalir como el fundamento de la doctrina Protestante, a diferencia de la doctrina Católica.
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Esta, es una frase del siglo XVI, sin embargo la expresión misma se encuentra entre los reformados tan pronto como en 1526 y Bucero la usó en 1536, en tanto Calvino la usó en la Institución III, del siglo XVII.
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Martín Lutero la usó célebremente en su traducción de Gálatas 3 y en sus comentarios sobre la misma epístola a los Gálatas. “En estos pasajes el apóstol se refiere no a la ley ceremonial únicamente, sino del modo más general a toda ley; pues como la fe sola es la que justifica y la que produce buenas obras, la lógica consecuencia es que no hay absolutamente ninguna obra que pueda justificar, sea de la ley que fuere; tampoco son buenas las obras de ley alguna, sino que las únicas obras buenas son las de la fe.” — Andreas Bodenstein von Karlstadt, antes de que se radicalizara, usó la expresión «Sola Gratia» repetidamente en su disputa teológica del año 1519. En 1521; Philip Melanchton, la usó en sus «Loci Communes» (Lugares Comunes, en su texto sistemático), exactamente como nosotros lo hacemos hoy. En 1554, él también escribió, “Sola gratia justificamus et sola fide justificamur” (solo por gracia uno es justificado, y solo por fe somos justificados). Martin Bucero la usó en su Comentario de los Evangelios de 1536; y otra vez en un tratado de 1545.
El reformador italiano Pedro Mártir Vermiligi, también la usó en sus lecturas de Romanos en 1558. Wolfang Musculus la usó en sus lecturas de Gálatas y Efesios (1561). Caspar Olevianus la usó en sus lecturas de Romanos (1579). Juan Calvino, también defendió la noción y usó la frase en Institución II; mientras estaba disputando en contra de la noción romana de “Gracia cooperante” en la justificación. Otras referencias se pueden encontrar en sus obras tituladas «Institución».
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Andreas Bodenstein von Karlstadt, también usó «Sola Fide» en su disputa teológica de 1519, la relevancia de esto es que estaba ciertamente reflejando, en este punto, lo que Lutero y Melanchton ya habían señalado. La frase también se encontró en la obra de François Lambert (1524); Johannes Oecolampadius (1524,1534); Heinrich Bullinger (1534, 1557); Pedro Mártir Vermigli (1549) y en los escritos «Institución» de Juan Calvino. «Sola Fide» también se encuentra en «Confesiones»; como la de Augsburgo, artículo 6; «Confesión de Fe Belga», artículo 22, (en el texto original francés de 1561, aparece “la seule foy”. En las ediciones posteriores en latín, “Sola Fide”, y el texto en latín del «Catecismo de Heidelberg» (1563); se usa la expresión “Sola Fide”, en la pregunta 60, sobre la justificación.
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El puritano Thomas Watson (1620–1686), señaló: “La gloria de Dios es una parte tan esencial de Su Ser, que Él no puede ser Dios sin ella”. — De allí que algunos señalen que de ella dependen las demás «Solas», y como expresión puede ser hallada en el texto bíblico del Nuevo Testamento: Dios mostró su Gloria desde el comienzo de la creación, con su sola voz creó todo lo que hoy podemos ver, y para coronar la creación hizo al hombre (1 Corintios 11:7). Y en el Antiguo Testamento; en los Salmos, es donde se señala que los cielos cuentan la Gloria de Dios (Salmos 19.1). Es sabido qué, en el siglo XVIII, algunos artistas firmaron sus obras con S.D.G., es decir, Soli Deo Gloria. Johan Sebastian Bach, es el caso más reconocido.
LA REFORMA PROTESTANTE Y SUS CREENCIAS
Kevin J. Vanhoozer señaló que “Si bien los libros de hoy suelen tratar las cinco solas juntas, fue solo en el siglo XX cuando se mencionaron colectivamente.” — El mismo autor afirma que «Sola Fide», «Sola Gratia» y «Sola Scriptura»; se pueden encontrar en los escritos de reformadores, pero «Solus Christus» y «Soli Deo Gloria», los persiguen. En 1916, el luterano Theodore Engelder publicó el artículo “Los tres principios de la reforma: Sola Scriptura, Sola Gratia, Sola Fides.”
A su vez, «Solus Christus» aparece en el tercer volumen de la dogmática del teólogo Emil Brunner (1960), traducido al Inglés en 1962. En 1934, El mismo Emil Brunner substituyo «Soli Deo Gloria», por «Sola Scriptura». Brunner registra a «Solus Christus», cuando comenta el pensamiento de Karl Barth, quien, en 1932, ya había mencionado a «Solus Cristus» (solo a Cristo). En 1934, el mismo Brunner, cita: “Sola gratia, Sola fide, Soli deo gloria”. En 1916, el académico Theodore Engelder publicó un artículo titulado “Los Tres Principios de la Reforma: Sola Scriptura, Sola Gratia, Sola Fides.” — En 1958, el historiador Geoffrey Elton, resumiendo la obra de Juan Calvino», escribió que éste había “puesto junto” el “gran lema”.
Como se señaló, entre 1916 y 1960, todas las «Solas» estaban en uso, por lo cual en el proceso de estudio de la Reforma Protestante, llegaría el momento en que se reunirían en un solo texto. En su obra de 1958 “La Reforma”, el historiador, Sir Geoffrey R. Eldon, enumeró cuatro de ellas (Sola fide, sola gratia, sola scriptura, soli Deo gloria). Sir Geoffrey R. Eldon enlistó «Sola Fide» con «Sola Gratia», como un solo término, seguido por «Sola Scriptura» y «Soli Deo Gloria». Después, al comentar el sistema teológico de Karl Barth, Brunner añadió Christus Solus al conjunto dejando fuera Sola Scriptura.
La primera vez que las dos solas adicionales fueron mencionadas fue en “La Iglesia y la Palabra” (1965), de Johann Baptiste Metz. Unos años más tarde, el mismo teólogo católico (8), editó el libro «La Iglesia y el mundo» (1965). Es un volumen con varios artículos. Uno de ellos escrito por el sacerdote holandés Joseph Frans Lescrauwaet, se titula “Las Iglesias Reformadas”, allí comenta: «Como Lutero y Calvino estaban comprometidos con las tres «Solas». – «Sola scriptura, sola gratia, sola fide». – Anteriormente resumidos por Lutero en «Christus solus» – Pero agregó expresamente el «Soli Deo gloria”».
CONCLUSIONES
El hecho de que la sistematización de las Cinco «Solas» haya sido realizada por estudiosos Católicos Romanos, no empaña en ninguna manera su significado, o su uso por parte de los protestantes. El valor de este conjunto de frases reside en su gran poder de síntesis, para expresar las verdades fundamentales que distinguen a las iglesias protestantes. En la actualidad, algunos eruditos han sugerido que debería haber «Solas» adicionales en la lista:
Sola Ecclesia (“la Iglesia sola”);
Sola Caritas (“Solo amor caritativo”) y
Sola Spiritus (“Solo en el Espíritu”) (9).
Grupos más radicales afirman la posición de “Sōlum Nōmen” («Solo Nombre»), El Santo es Todo Suficiente, basado en la idea de que Jesús es «El único nombre que contiene todo”, y más recientemente se han propuesto otras «Solas», a saber:
– “Solus Sanctus” (solo los santos verán a Dios).
– “Solus Voluntatem Dei” (sólo aquellos que hagan la voluntad del Padre entrarán en el Reino de los Cielos).
– “Solus Precatio” (sólo a través de la oración).
– “Nisi Denuo Natus” (sólo por nacer de nuevo).
– “Sola Fructus – in tantum dabit” (solo por su fruto los conoceremos).
El autor de esta última propuesta señaló que: “Me presentaron las «Solas» de la reforma que se erigieron como los fundamentos de la reforma. Estoy de acuerdo con las cinco, sin embargo, me parece que faltan otros que no se pueden ignorar (…) Necesitamos estas 12 Solas para construir una base reformada en nuestras iglesias. El Covid-19 y la pandemia hicieron que muchos fracasaran en la fe. La gente perdió la fe porque nos perdimos los fundamentos.”.
Aquel llamado de atención hacia el retorno y profundización de las verdades esenciales de la fe no es nuevo, ni exclusivo del autor que presentamos, habiendo sido formulado también por otro autor de la siguiente manera: “No estamos en un buen lugar, pero no somos los primeros en estar en esa posición. El pueblo de Israel olvidó el pasado con consecuencias desastrosas. La iglesia medieval olvidó el pasado con desastrosas consecuencias. Pero, ¿Qué hace cuando se da cuenta de que ha tomado un camino equivocado en algún momento de su viaje? — Vuelve atrás y busca encontrar el camino correcto. No debemos ver el pasado como algo que se ha ido y, por lo tanto, inútil. Deberíamos mirar el pasado más como la forma en que alguien en el segundo piso de un edificio mira los cimientos. La base se construyó antes que la estructura restante. Fue construido en el pasado. Pero la base no es algo que pueda descartarse sin resultados catastróficos.”
Quizás la propuesta del autor respecto a agrandar la lista de cinco a doce «Solas», no tenga la acogida que él espera debido a múltiples factores de forma y fondo, y principalmente porque a lo largo de todos estos años las Cinco «Solas» han sido un excelente resumen de las doctrinas fundamentales del protestantismo, y por cierto del cristianismo en sus más profundas bases bíblicas, desde sus mismos inicios hasta el día de hoy.
1 Manuel Obreque Yáñez “¿Cuál es el significado de las 5 Solas de la Reforma Evangélica o Protestante?”, del 20 abril del año 2018.
2 Martín Lutero “Charlas de Sobremesa”, Página 4.
3 Francisco Illescas “La disputa de Leipzig, momento culminante en el rompimiento de Martin Lutero con la Iglesia Romana (1517–1521)”, Enclaves del pensamiento, vol.4. No. 7, México junio del 2010.
4 Miguel Núñez, “Las 5 Solas de la Reforma”, del 22 de junio, del año 2015.
5 Gregg Strawbridge, Ph.D. “Las Cinco Solas: revisión breve”.
6 “¿De Dónde Provienen Las “Solas” de la Reforma?”, Publicado el 6 de Noviembre del año 2009.
7 Lutero, Martín “Comentario a los Gálatas” (1519).
8 Johann Baptist Metz (5 de agosto de 1928). Fue un sacerdote y teólogo católico alemán. Fue Profesor de teología fundamental en la Universidad de Münster y consultor del sínodo de las diócesis alemanas. Es considerado como uno de los teólogos alemanes más importantes después del Concilio Vaticano II, quien influyó en la teología de la liberación y el enfoque en la compasión.
9 Bruce Atkinson, Ph.D “The Seven Solas: Toward Reconciling Evangelical and Anglo-Catholic Perspectives”.
10-11 The Sola 12: 12 Biblical Truths Unwrapped – XII Biblica Vera Exfasciantur.
12 Dr. Keith Mathison “The Five Solas”.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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