Todos experimentamos la falta de fuerzas y energía en el transcurso de nuestra vida. Aun siendo jóvenes sentimos adolecer de fuerzas cuando hemos agotado la energía que nos sustenta. Jugando un partido de fútbol, a veces no resistimos el tiempo reglamentario. Si corremos ciertas distancias, no siempre resistimos el esfuerzo. Mucho dependemos del descanso, de la alimentación, y de la motivación emocional que tengamos. Estamos conscientes de nuestras limitaciones que tenemos en la vida.
En la medida que transcurren los años sentimos el desgaste físico, y nuestra fuerza y energía no siempre serán las mismas. Vemos y experimentamos un descenso de nuestras reacciones, nuestro paso se hace lento, y hasta la visión física decae.
La Biblia dice: «El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.»
¿Quiénes recibirán nuevas fuerzas según la Biblia.» La respuesta es: Todos aquellos que esperan en Dios. Eso me enseña que hay nueva energía al creer, confiar, y esperar en Dios. La energía espiritual te hará recuperar las fuerzas para seguir en el camino de la vida. Mientras tengamos vida, vale la pena el esfuerzo que hagamos en mantenernos conectados a la fuente de poder y energía espiritual en Dios.
Somos llamados a confiar en Dios y esperar en él. En ningún otro hay esa fuente de poder eficaz. Buscar sustitutos es posible humanamente hablando. Pero jamás tendremos lo que únicamente Dios puede darnos.
Si te sientes desalentado, sin fuerzas; y crees que te has desconectado de la fuente original y verdadera de energía, vuelve a Dios y recuperarás tus fuerzas más allá de tus límites, más las nuevas que tendrás para seguir hacia adelante.
En Dios está la energía de la vida.