Todos hemos visto las mallas metálicas en los centros de kindergarden, las hemos observado también en las escuelas publicas y privadas. Las señales de tránsito que nos regulan la velocidad, y nos indican donde parar y ser precavidos. Hemos visto las playas con impetuosas olas que siempre llegan á las orillas y regresan al movimiento normal de las aguas del mar. Las leyes que rigen cualquier país son las mismas en todos lados, y tienen el mismo objetivo, salvo algunas variantes. Las reglas laborales, los requisitos en los bancos y clubes, los standards en negocios establecidos para los seguros, etc. Todas las cosas se establecen en márgenes decretados, y en limites de protección á los que estamos involucrados.
Hablar de limites, no significa que se de lugar á la incapacidad, y que se detenga la fuerza que nos impulsa á los logros y el éxito. Los limites se ven como protección, prudencia, peligro, control y dominio. Los límites están á la vista en nuestro diario vivir. Los limites nos advierten para saber hasta donde podemos llegar, y cuando y cuanto es lo que nos corresponde hacer. En la mayoría de los casos, la persona que tenga la autoridad en el ramo que sea, y quien posee la capacidad para ejercer su influencia, es quien dictamina sus propios limites. En casos personales, cada uno sabe y conoce sus limites, y hasta donde puede llegar. Cada uno sabe que propone, y de que dispone para sus propias metas. La experiencia nos ha enseñado hasta donde podemos llegar, y cuales son las capacidades que tenemos para lograr lo que nos proponemos.
Un fracaso, una derrota, una pérdida, una caída; no significa necesariamente que debemos detenernos y darnos por vencidos. La vida nos enseña á levantarnos y sobreponernos ante cualquier situación, por muy negativas que parezcan. Somos seres de carácter, de fuerza, y vigor ante cualquier adversidad. Hemos comprobado que si nos proponemos y nos exponemos á los retos mas difíciles de la vida, lo podemos lograr. Tenemos agallas de campeones, y somos seres de iniciativas y de promoción. Sin embargo, los limites están ahí. Por lo tanto, eso no significa que seamos imprudentes. Además, los limites merecen nuestro propio respecto, no sea que traspasándolos estemos en peligro de muerte. Guarda tus limites en la ruta que llevas, porque en un parpadeo puedes cruzar otro carril y poner tu vida en peligro.
Debemos reconocer que aparte de nosotros, necesitamos una fuerza superior. Cuando somos débiles, y consideramos inútil nuestro esfuerzo humano; entonces, un poder superior puede auxiliarnos. Ese ser superior es Dios. Jesús mismo vio sus limites, clamó a Dios y fue oído. Jesús experimentó que con la fe y la confianza puesta en Dios, las cosas son distintas, y avanzamos mas allá de nuestra fuerza y vigor humano.
Isaías, el profeta De Dios, dijo: «…pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.» Isaías 40:31 — Nueva Versión Internacional (NVI).
Jesus dijo: «Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza les respondió el Señor, podrían decirle a este árbol: “Desarráigate y plántate en el mar,” y les obedecería.» Lucas 17:6. Nueva Versión Internacional (NVI).
Pablo dijo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.» Filipenses 4:13 Nueva Versión Internacional (NVI).
Reconoce tus limites, y deja que Dios extralimite tu poderío mas allá de lo natural. Cree en Dios y recibirás nuevas fuerzas, salvación y vida eterna.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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