«Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.» -Juan 11:25.
El hombre se resiste a morir, quizá se deba al hecho de la inseguridad y la incertidumbre que siente respecto al futuro después de la muerte. Es natural pensar en que algo desconocido para uno mismo, pueda ser real o verdadero. No existe una forma de paseo o turismo a las fronteras del más allá. Si existiera la forma de viajar y comprobar la vida después de la existencia terrenal, otra sería la forma de vivir de todo ser mortal. Por motivos de querer vivir al máximo sobre la tierra, el ser humano quiere perpetuar su estancia sobre este mundo. Además, muchos serían capaces de hacer cualquier cosa, con tal de conseguir más vida terrenal sobre este planeta. Sabemos de nuestro origen, sabemos de nuestros ancestros; y estamos enterados respecto de nuestros ascendientes. A pesar de eso, persiste la ignorancia del futuro, y del fin de nuestra vida natural. Pero, aún más; no sabemos de nuestro destino final después de la muerte.
Hay personas que se auto declararon dueños de la «verdad» respecto a su destino final. Lo creen, aunque no tengan documentado lo que aseveran. Lo confiesan, aunque por dentro hay zozobra e ignorancia de la verdad real. Ellos dicen: «Esta vida es todo, después de muertos todo se acaba.» Ellos piensan que somos efímeros y que finalmente seremos exterminados. Para ellos no hay diferencia entre alma, espíritu y cuerpo. El hombre solo vive una vez, y se acabó. A pesar de que algunos piensen así, hay otros que tienen sus dudas, como estas: — ¿Qué sucede exactamente después de la muerte? — ¿Será que dejamos de existir al morir? — ¿Es la vida una oportunidad para salir y volver a entrar a la tierra a fin de alcanzar una reencarnacion? — ¿Al morir van todos al mismo lugar, o hay diferentes lugares? — ¿Hay realmente un cielo y un infierno? — ¡Dios mío, qué preguntas! — Y pareciera que no hay respuesta alguna a las que cuestiones universales que existen.
La Biblia enseña que no solamente hay vida después de la muerte, sino que hay una vida eterna gloriosa, inmarcesible, y con una herencia de tesoros imperecederos. — ¿Cómo lo sabemos? — Por medio de la revelación que Dios da por medio de su Espíritu. Así escribió un apóstol: “Cosas que ojo no vio ni oído oyó, que ni han surgido en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero a nosotros Dios nos las reveló por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las cosas profundas de Dios.» -1ª Corintios 2:9-10. — ¿Cómo podemos asegurarlo? — Con el ejemplo más grande de vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Primero: Jesucristo vino a la tierra para darnos este don de la vida eterna. El vino como Dios hecho carne, para estar con nosotros (Emanuel). Jesús tomó nuestro lugar, llevando el castigo que merecíamos por el pecado. Jesús fue quien sacrificó su vida misma para salvar a la humanidad. Tres días después, Jesús mostró el poder de Dios, porque lo resucitó victorioso sobre la muerte, el pecado, y Satanás. Después de levantarse de la tumba, permaneció sobre por cuarenta días y fue visto por más de quinientas personas antes de subir a la gloria eterna. La Biblia dice: “[Jesús] …fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.” -Romanos 4:25.
La resurrección de Cristo se considera un evento bien documentado. El Apóstol Pablo fue quien mejor pudo explicarlo, y desafía a leer de los testigos oculares que amparan la validez de dicha resurrección. no hay nadie que sea capaz de impugnar la verdad de la resurrección de Jesucristo. La resurrección es considerada la piedra angular de la doctrina de la fe Cristiana. Cristo resucitó de la muerte; por lo tanto, los que creen en él pueden llenarse de fe para ser sostenidos hasta que seamos todos resucitados. El argumento de Pablo, es el siguiente: «Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.» -Romanos 10:6-9.
Nuestro destino eterno es determinado durante la vida aquí en la tierra, por la decisión que tomemos respecto a Jesucristo. El don gratuito de la vida eterna después de la muerte, está disponible para todos los que crean en Jesús. La Biblia dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” -Juan 3:36. — La oportunidad de recibir el regalo divino de la vida eterna después de la muerte, no se la dan a nadie, fuera de la fe de Jesús. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” -2 Corintios 6:2. — Si confiamos en la muerte de Jesucristo como el pago por nuestros pecados, Dios garantiza no solamente una vida victoriosa y bendecida sobre la tierra; pero, también la vida eterna después de la muerte en la presencia gloriosa del Cristo Redentor.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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