LA GLORIA DE DIOS

La lectura de la Biblia, nos pone en el lugar de historiadores, investigadores, analistas, pensadores, testigos y creyentes de la gloria de Dios. La Biblia, como el libro de la revelación de Dios, tiene un centro de enfoque y un propósito de eternidad. Sus detalles históricos establecen principios del carácter, personalidad y atributos misteriosos del Dios Creador de todo lo que existe.
Son esos misterios de las Escrituras, los que la hacen relevante y preponderante en todas las razas, lenguas y culturas del mundo entero. La gloria de Dios está escondida, develada, y discretamente expuesta en los eventos, personajes e instituciones que las Escrituras narran. La Biblia dice:

«Gloria de Dios es encubrir la palabra; Mas honra del rey es escudriñar la palabra. Para la altura de los cielos, y para la profundidad de la tierra, y para el corazón de los reyes, no hay investigación.» Proverbios 25:2-3.

Simples pasajes, frases y pensamientos bíblicos; tienen una tonelada de dinamita pura, que hacen explotar las teorías y las tesis humanas en cuanto al universo y a toda la creación. No se requiere de gran inteligencia y mente brillante, para entender que en todo lo que existe, y en cada ser creado (por insignificante que parezca), está manifestada la inteligencia, el diseño, la belleza y la gracia de un ser superior a todo, sin excepción alguna.

El propósito de la Biblia está en transmitir un misterio que llegue a ser entendible al corazón humano. Es el deseo de Dios, que su amor, compasión, misericordia y perdón sean comprendidas, para asimilar su plan propuesto en si mismo en favor de toda la humanidad. La voluntad de Dios no es destruir, sino construir, no es matar, sino dar vida, no es quitar, sino entregar, tampoco es perder, sino salvar lo que se había perdido. El Apóstol Pablo lo dice de esta forma:

«…Descubriéndonos el misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra:…» Efesios 1:9-10.

La Biblia nos lleva a un plan glorioso de redención y restauración en una sola persona llamada Jesús. Es Jesús quien nos trae toda la revelación de Dios en su persona, como el único fin determinado de gracia, como el fundamento de un Evangelio eterno. Jesús es la proclamación de la fidelidad y la gloria de la verdad, él es la razón de todo lo que existe, y la seguridad del cumplimiento de lo que aun no se ve.

Jesús es todo en el plan de Dios. En Jesús no hay faltas, errores, vacíos, dudas, ni espacios incompletos o insuficientes del plan de Dios. Jesús lo llena todo, en todos. Jesús no tiene limites de gracia, amor y poder. Todo se lo han dado a él en los derechos de una gloria que nunca jamás tendrá fin. Jesús es la declaración eterna de la gloria de Dios. Por Jesús todas las cosas existen, y por él llegarán a ser lo que Dios determinó que serán.

Creer en Jesús es el desafío más grande, porque por él determinamos un destino de eternidad. ¡Cree en Jesús! Sólo en Jesús hay salvación.