«Cristianos», fue el primer sobrenombre que recibieron los discípulos de Jesús en la ciudad de Antioquía. En el tiempo que inician los primeros discípulos de Jesús a caminar sin Él físicamente, tuvieron que afrontar mucha adversidad. Los primeros discípulos tenían una misión definida, porque se trataba de expandir el Evangelio del Reino de Jesucristo por todos los lugares posibles. El término «Cristiano» fue dado a los discípulos, por su estilo de vida como seguidores de Cristo. Eso significa, que no todo aquel que se llame «Cristiano» sea un discípulo necesariamente. Sin embargo, cuando hay un discípulo nadando contra la corriente, a éste le podrían llamar «Cristiano».
«Y conversaron todo un año allí con la iglesia, y enseñaron á mucha gente; y los discípulos fueron llamados Cristianos primeramente en Antioquía.» -Hechos 11:26.
Un convertido a Jesucristo por medio del Evangelio, tiene la oportunidad de hacerse discípulo. El paso necesario después de la conversión es el discipulado. Una vida nueva en el Evangelio de Jesucristo, es marcado por el discipulado. Después de algunas etapas de discipulado, un convertido a Jesucristo viene a ser un discípulo fervoroso, fiel y dedicado al servicio del Señor. Un discípulo mantiene con seriedad y compromiso su estilo de vida en la imitación de los pasos de Jesús. No hay otro referente ejemplar de vida para la cristiandad, que la de Jesús en su encarnación. El verdadero discipulado se imparte, en los parámetros del único modelo de vida en Jesús.
Dice un proverbio bíblico: «Alábete el extraño, y no tu boca; El ajeno, y no tus labios.» -Proverbios 27:2. — Es decir, que otros hagan referencia a tu cristiandad antes que tú, por lo que te ven vivir, y no porque lo que te oigan decir. Es un privilegio vivir para ser discípulo de Cristo, y una honra que otros te llamen «Cristiano». Sin embargo, muy a pesar de lo que tradicionalmente piensen muchos llamados «Cristianos», solamente la experiencia de la regeneración y la transformación aseguran una posición de salvación por medio del Espíritu, en la revelación de Jesucristo. He aquí algunos puntos importantes en cinco cosas que no te hacen Cristiano:
1-SER BAUTIZADO EN AGUA. El bautismo en agua es después y a causa de la conversión a Jesucristo. No hay bautismo autorizado por la Biblia, para integrarse a una iglesia, secta u organización. El bautismo es físico y en agua; y aunque fuera en el lugar y a la manera correcta, el bautismo no garantiza una salvación solo por el hecho de cumplir un requisito legal religioso. No erremos, un genuino discípulo de Cristo se bautiza, dejando ahí su vieja naturaleza y resucitando a una nueva vida en Cristo Jesús (figurativamente). Por el contrario, sin arrepentimiento y conversión, un bautismo; aún a la manera bíblica, sería una ceremonia sin vida y salvación. Si alguien a creído en Jesucristo, con la fe genuina para seguirle y guardar sus mandamientos, el bautismo será un paso de fe necesario en su vida cristiana.
«Sepultados juntamente con Él en el bautismo, en el cual también resucitasteis con Él, por la fe de la operación de Dios que le levantó de los muertos.» -Colosenses 2:12.
2-SER MIEMBRO DE UNA IGLESIA. Tanto un nuevo convertido, como un discípulo maduro tienen que estar afiliados a una iglesia local, ese es el orden bíblico. Aunque haya afiliación o membresía en un centro cristiano, ninguna institución garantiza una salvación individual a cada uno de sus miembros. La fe cristiana es personal, fuera de toda asociación convencional religiosa. Los reglamentos individuales de una institución garantizan la membresía de uno de sus asociados; pero, no pueden asegurar una vida de conciencia cristiana individual por sí misma. La fe cristiana se obtiene por el apego personal a la Biblia, bajo las instrucciones de maestros ministeriales. Cada discípulo es responsable de su crecimiento en la obediencia práctica de la palabra de Dios. No llegarás a ser «Cristiano» solo por estar dentro de una institución religiosa, por más ortodoxa que sea en la palabra de Dios, sin la vida del Espíritu.
«Alabando á Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día á la iglesia los que habían de ser salvos.» -Hechos 2:47.
3-TENER CONOCIMIENTO BÍBLICO. Es indiscutible que la existencia de conocimiento en un discípulo «Cristiano» es necesario. Un discípulo de Jesucristo podrá llevar la fe del Evangelio más lejos, con conocimiento de su llamado y su misión. La base del conocimiento es el amor verdadero hacia Dios. Ademas, la meta del Evangelio es llegar a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios (Efesios 4:13). Un discípulo es llamado a crecer en todas las áreas de la fe cristiana, incluyendo el conocimiento (2 Pedro 3:18). Sin embargo, tener conocimiento solamente no hace a nadie «Cristiano». Una cosa es el conocimiento intelectual; y otra, es el conocimiento por la experiencia. El conocimiento de intelecto, es solo conocimiento de la letra. El verdadero conocimiento de Dios viene por la aplicación é intervención del Espíritu Santo en la realidad de la vida y la salvación.
«El cual asimismo nos hizo ministros suficientes de un nuevo pacto: no de la letra, mas del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.» -2 Corintios 3:6.
4-TENER PRIVILEGIOS EN POSESIÓN. Todo discípulo del Señor Jesús debe amar y anhelar servir. Las oportunidades de servicio serán encontradas en la iglesia, y solicitadas con un espíritu de humildad y mansedumbre. La arrogancia y presunción de habilidades para el servicio, podrían ser un estorbo para el desarrollo correcto de un discípulo. Todo servicio de Dios hecho entre los mismos discípulos, será un privilegio. Dios es quien da la gracia para ser llamados a servir a los demás en la iglesia. La característica principal de un discípulo es su posición humilde ante un privilegio en su llamado. Un discípulo es probado primero en su conducta por medio del servicio, para ser aprobado después en su llamado (1 Timoteo 3:8-10).
«De manera que, teniendo diferentes dones según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme á la medida de la fe; ó si ministerio, en servir; ó el que enseña, en doctrina; el que exhorta, en exhortar; el que reparte, hágalo en simplicidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.» -Romanos 12:6-8.
5-SER PREDICADOR O PRESUMIR DE UN MINISTERIO. Es muy claro que el Señor Jesucristo preparó a los discípulos para ir a enseñar y predicar su mensaje a otros. Un fin en el discipulado del Señor es el llamamiento a predicar. Siempre habrá una gran necesidad de predicadores del Evangelio en el mundo. La pregunta es: ¿Cuáles son las motivaciones internas de cada predicador? — Aunque parezca extraño, hay muchos con otros intereses al margen del programa de Dios. Las malas intenciones de la naturaleza carnal pueden salir a relucir en algún momento del «Ministerio». El apóstol Pablo estaba en lo cierto, cuando se refería a algunos en una función ministerial errónea, fungiendo fuera del enfoque verdadero del Evangelio. Hacer una función del ministerio en algún lugar del planeta no hace a nadie «Cristiano». La vida de un discípulo estriba en su compromiso con Dios, para vivir de acuerdo a las reglas del Evangelio. El ministerio en Jesucristo es para edificar y no para destruir. Los materiales de edificación en el ministerio son dotes del Espíritu Santo. Fuera del Espíritu, los materiales de edificación en el ministerio podrían ser carnales y destructibles.
«Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda, pero otros lo hacen de buena voluntad.» -Filipenses 1:15.
CONCLUSIONES. La vida cristiana se vive en fe, y no depende de la opinión de los hombres. Una máxima expresión de la vida cristiana, solo se puede dar a conocer como discípulos comprometidos directamente con Jesucristo. La vida cristiana produce frutos que vienen de un proceso de tiempo y preparación del corazón en Dios. Un «Cristiano» verdadero no puede ocultarse con mantos de piedad religiosa. La vida pública de un «Cristiano» es su testimonio práctico en la vivencia de andar en la luz. No te hace «Cristiano» lo bueno que digas de ti mismo, sino lo bueno que Dios diga sobre ti mismo.
«Porque no el que se alaba á sí mismo, el tal es aprobado; mas aquel á quien Dios alaba.» -2 Corintios 10:18.
Lea el tema: NO EXISTEN LOS SÚPER CRISTIANOS.
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