“Al que le viene el guante que se lo plante”
Todas las cosas que usamos sobre nuestro cuerpo tienen una medida. Los vestidos, las camisas o blusas, los zapatos, y también los guantes. Quiero hablar de los guantes. Los guantes son hechos por medida; y son diversos, dependiendo para que fin se utilice. Generalmente, los guantes se usan cuando se tiene que trabajar con cosas frías o calientes, con objetos punzantes, o protección para no contaminar lo que se toca, y para no manchar. Los guantes son una defensa para las manos. Algunos utilizan los guantes para manejar, otros para algún deporte, en el invierno se utilizan para protegerse del frío. La tendencia general, es utilizar los guantes cuando realmente se necesitan.
Los guantes también tiene un mensaje que dar. El siguiente dicho: «Al que le viene el guante que se lo plante«, no es la excepción en alguna enseñanza práctica. Por lo general, un dicho se utiliza en un mensaje verbal, cuando es entregado por una persona, para dar alguna aplicación a los que escuchan. Si el mensaje es tomado directamente por alguno en particular, y le queda a la medida; entonces, que personalmente se lo atribuya. A veces se quieren evadir los mensajes o las conversaciones que tocan algunos puntos susceptibles, y que realmente atañe a los oyentes. Sin embargo, lo correcto es aprender más de alguna lección de los mensajes que oímos.
Las personas que le hablan a un auditorio, generalmente utilizan ese dicho. El mensaje va dedicado a todos, pero alguna o más personas dentro de los oyentes, tendrá que adaptar lo que oye a su propia manera de vivir. Aunque no fuera mencionado tal dicho, con solo escuchar un mensaje, tenemos el desafío de aplicar lo que oímos a lo que necesitamos.
Acomodar un asunto que una persona enseña para nuestro beneficio, es significativo; porque nos hace recapacitar, crecer, y madurar. Si somos atentos a un mensaje, esto indica que somos personas en desarrollo, moldeables, y dispuestos a aprender de otros. Es muy común observar, que no todas las personas reaccionan correctamente al escuchar un mensaje alusivo a las necesidades humanas. En ocasiones, algunos manifiestan vergüenza, otros disimulan y hacen evasivas; y otros, sencillamente no aceptan los consejos recibidos.
Esto me recuerda la historia de unos hombres que querían aplicar el castigo de la ley que ellos conocían, a una mujer que la infringió. Fue en esa ocasión cuando Jesús le dijo a sus ejecutores: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” -Juan 8:7.* — ¿Y saben qué pasó? — Todos su fueron, y nadie se mantuvo en contra de esa mujer, porque se vieron aludidos por lo que Jesús había dicho.
De la misma manera, cuando Jesús enseñaba y decía: “…el que tiene oídos para oír, oiga.” -Lucas 8:8. — Con lo que Jesús decía, indicaba que siempre hay algo que se puede recibir por medio de sus enseñanzas. Aquí no se trata, ni aplica lo que otro dicho dice: “Se lo digo a pedro para que lo oiga Juan.” Porque muchas veces, las cosas que se escuchan deben tomarse para una reflexión personal, y vale la pena analizar cada consejo para recibir su beneficio.
Cualquiera puede decir: «Eso no es conmigo, o no me interesa«. Esta clase de palabras al ser confrontados pueden ser excusas y evasivas, y hasta sostener una actitud de irresponsabilidad. Puede también, que al escuchar un desafío directo, andemos con rodeos sin querer tomar parte en el asunto. Pero si oyes algo que concierne a tu persona, es como si tuvieras un guante a tu alcance; pruébalo para ver si te queda, y a lo mejor es de tu medida.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera
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