He dicho muchas veces que el tiempo corre muy rápido. Cuando vemos que los años pasan porque contamos las horas, los días, y los meses; entonces, se da uno cuenta que el tiempo vuela. En ocasiones, porque no queremos que se cumplan ciertas fechas del año, y es ahí cuando mas notorio se mide el avance del tiempo. Sin embargo, cuando queremos que una fecha se cumpla, sucede lo contrario. Lo cierto es que los días ansiados llegan, y aquellos no deseados se cumplen; sin que tu y yo podamos hacer algo al respecto.
La recomendación sabia de las Escrituras, nos dice: «aprovechemos cada momento oportuno.» eso significa que el tiempo está a nuestra disposición para que lo manejemos adecuadamente. Algo que he aprendido en tres cosas que nos responsabilizan todo el tiempo; y que además, no tienen retorno, son: Las palabras que salen de la boca, el tiempo, y las oportunidades. Las oportunidades se dan muchas veces en la vida; pero, al dejar pasar una de ellas, ésta no volverá a repetirse de igual manera.
Las oportunidades están ligadas al tiempo; y aunque no queramos, todos somos transeúntes del tiempo, aunque tengamos diferentes oportunidades. Saquemos el mejor beneficio del tiempo, aprovechando oportunamente cada ocasión en la vida para disfrutarlo y ser felices.
Valoriza tu vida en el tiempo, tómate las oportunidades que la vida te presente; sobre todo, administrando sabiamente tus días sobre la faz de la tierra. Eso sí, jamás olvides lo que la Biblia dice:
«Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia;…» Eclesiastés 12:1-2.
Liga el tiempo a las oportunidades, y las oportunidades a Dios. Entonces, encontrarás las razones para tu existencia. Pon a Dios en primer lugar todos los días de tu vida, y de eso jamás te arrepentirás.