
Hace muchos años escuche la anécdota de los monos, y de como son atrapados para tenerlos en cautiverio. Esta particular forma de atrapar a los monos vivos tiene una metáfora interesante para nosotros los seres humanos. Aunque parezca humanitario capturar monos sin lastimarlos y llevarlos a los zoológicos del mundo, no justifica el hecho de hacerlos esclavos de un sistema de vida no propia a su ambiente y a sus instintos naturales.
Dichos captores utilizan pesados jarrones con cuellos angostos y largos, y otros utilizan cocos sin su carnaza, con una abertura pequeña y atados al árbol para atrapar a los más pequeños. Dentro de estos recipientes depositan frutas, especialmente los de aroma dulce. Otras veces granos que los monos buscan para su alimento. Los jarrones o cocos se colocan en el suelo al alcance de los monos. Luego, al día siguiente, los cazadores vuelven y encuentran a un mono atrapado junto a cada jarrón o coco que como trampa han utilizado para sus propósitos.
La situación es la siguiente: Un mono es atraído por la esencia aromática de la fruta; luego, baja de los árboles para investigar en cada uno de los jarrones. Cuando decide, pone una mano dentro del jarrón o coco, y toma una de las carnadas con su mano. Al tener la mano empuñada con el botín, trata sin éxito de sacarla. Aunque pelea y lucha, no tiene la capacidad física para romper el jarrón donde está atrapada su mano. Al negarse a soltar la fruta, es cuando queda atrapado. Habrá más de alguno de los monos en esa lucha que se libere y salve su vida de esa trampa que cambiaría todo en su destino natural.
Algo similar sucede con los seres humanos, cuando creen atrapar algo, quedan atrapados por aquello que no quieren soltar. Así como los monos, algunos se aferran tan fuertemente a los asuntos que les atraen; y como ellos, quedan atrapados y resultan esclavos de sí mismos y de otros, quienes también logran sus intereses a través de ellos.
La enseñanza es: No nos dejemos arrastrar por los asuntos que son un gancho, trampa o carnada; cosas que sin aún poseer y disfrutar, pueden traer con el tiempo consecuencias negativas.