¡CUANDO LA ORACIÓN ES PECADO!

  ¿Habías oído semejante cosa? —Esto no parece ser un mensaje de Dios. ¿Desde cuándo orar será un pecado? — Parece fuera de lugar y suena inaudito pensar de esa manera. La gente siempre piensa que rezar u orar hace a las personas buenas; y que tales hechos, manifiestan una vida espiritual limpia y santa. Este no es un tópico controversial, esto viene del corazón de Dios, porque se trata de volvernos a Èl de todo corazón. De eso se trata, de entender cuando agradamos a Dios con una oración genuina, y cuando nuestra práctica religiosa se convierte en vaga y de vana palabrería. El resultado de una aplicación superficial de los principios de Dios, viene en la denigración de lo genuino que las Escrituras presentan a cada uno de sus lectores. 

Un día predicó el profeta Isaías lo siguiente, en el capítulo 1:11-17, de su libro: 

11. Dice Jehovah: «¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.

12. Cuando venís a ver mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manoseó, para que pisoteéis mis atrios?

13. No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los sábados y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva! 

14. Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.

15. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!

16. Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal. 

17. Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda. 

Después de una lectura así, vemos la necesidad genuina de un examen interior del corazón. Debemos pensar en limpiar nuestros caminos y volvernos de corazón a Dios. Dejar de hacer el mal es un asunto de conciencia y responsabilidad propia; para después, aprender a hacer el bien conforme al corazón de Dios. Nosotros no hacemos sacrificios de animales, ni presentamos ofrendas muertas ante el trono de Dios. Nosotros tenemos las alabanzas, las oraciones y otros sacrificios de tiempo, esfuerzo y habilidades; con los cuales, como sacrificios vivos, queremos cumplir con la voluntad de Dios. 

Tratándose de la oración; debemos tomar en cuenta, más que las palabras, la actitud interior para presentarnos ante Dios. No se trata de orar bien por medio de palabras elocuentes. Tampoco es asunto de multiplicar los tiempos para orar. No es cosa de métodos y programas de oración, porque Dios no fija su mirada en las apariencias. Es asunto de acciones, actitudes, pensamientos, conciencia, y motivaciones; por las cuales, queremos vivir en intimidad y en amor a la verdad, para agradar a Dios. 

«Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.» -2 Crónicas 7:14.  

Dios es invocado en todo lugar; e ineludiblemente, Él es conocido intelectualmente por miles y miles de personas en las naciones del mundo. Sin embargo, hace falta la humildad de corazón que lleva al ser humano a humillarse delante de Dios. Se trata de una confrontación mutua con Dios, una relación cara a cara, y una realidad de arrepentimiento y conversión a sus caminos. Nuestra posición es terrenal y la posición de Dios es celestial. Por lo tanto, un desafío personal es importante, para no ser indiferentes e insensibles a la necesidad que tenemos de Dios. 

No cabe la menor duda que Dios quiere promovernos hasta lo alto, y darnos posiciones grandes y elevadas; pero, todo empieza cuando ponemos más que las rodillas, el rostro sobre la tierra para reconocerlo como Amo y Señor de nuestras vidas. Dios ha probado el corazón de sus hijos. La pregunta es: ¿Cómo estamos? — Cada uno en particular debe saber que los caminos de Dios no son nuestros caminos, ni sus pensamientos nuestros pensamientos. Los propósitos de Dios son muchas más grandes que lo que podamos imaginar.

Dios pregunta: «¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.» — En estas palabras del profeta que escribió, no hay ninguna contradicción de parte de Dios; ya que Él había pedido eso en la Ley de Moisés. Todo eso se hízo por años en las prácticas y en los ritos sacerdotales. Dios lo estableció como un camino de obediencia y devoción para redimir los pecados de su pueblo. Además, todo tenía un sentido espiritual y un mensaje que se debía transmitir por generaciones. —¿Dónde está la contradicción? —No existe, sencillamente, no la hay. 

Ahora bien, hubo un hombre que vio lo mismo, pero descubrió un «secreto» de Dios; ese hombre fue David, quien dijo proféticamente: «Sacrificio y presente no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí, vengo; En el envoltorio del libro está escrito de mí: El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas.» —Salmo 40:6-8. 

Eso significa, que cuando la Biblia habla de sacrificios, ofrendas, holocaustos, expiaciones (todo prácticas de la Ley) — ¿Acaso eso no le agrada a Dios, ni Él las has demandado? — Esto es como si se dijera: «La oración no te agrada, ni la has demandado«. ¿No es ésto lo que hacemos los cristianos? — Vamos a la iglesia, oramos, cantamos, a veces lloramos, y también escuchamos los mensajes. — ¿Dónde está el secreto? — El secreto está en la luz de Dios que revela la condición interior del corazón, a quienes hacen todas estas cosas con la motivación de la humildad, para honrarlo en la búsqueda espiritual. Se trata del corazón de Dios, de su voluntad, y de su verdad. Cuando Dios es real en la vida del ser humano, también viene a ser la meta y la prioridad para buscarle y agradarle de corazón. 

Orar no es pecado, pero se convierte en pecado cuando no hay convicciones, arrepentimiento, y humillación. Cuantas cosas «buenas y correctas» hacían los Fariseos; sin embargo, no todas agradaban a Dios. Jesús trajo la luz y demostró lo torcido que estaban en la práctica religiosa de los hombres. Jesús reveló que las verdaderas motivaciones religiosas estaban equivocadas, sucias, y egoístas; porque estaban fundamentadas en caprichos legalistas, y en deseos egocéntricos de exaltación. El contexto del siguiente versículo por leerse, trata de mantener la distancia para apartarse de una práctica semejante a la de los Fariseos.

Jesús dijo: «Que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor juicio.» -Marcos 12:40. — Las intenciones de los fariseos estaban equivocadas, aunque usaban la práctica correcta para acercarse a la gente. «Devorar» significa: Comer con ansias todo lo que esté sobre la mesa, hasta terminarlo. Eso hacían los Fariseos en las casas de las viudas; pero, usaron lo correcto de las oraciones, como un pretexto para sus fines e intereses corruptos. 

La doctrina religiosa puede ser buena y correcta; pero, las motivaciones pueden ser turbias y degradantes. Las cosas correctas se pueden distorsionar por medio de una práctica fuera de los límites de la sinceridad y la verdad interior. La oración puede ser correcta en la práctica; pero, puede arruinar una relación espiritual por falta de la correcta posición del corazón. — ¿Dónde está el pecado? — El pecado radica en un corazón contaminado por intenciones fuera de la voluntad de Dios. Un corazón fuera del enfoque de agradar a Dios; haga lo que haga, fallará en la práctica de una oración genuina y recta delante de la presencia de Dios. 

¿Cuándo es pecado la oración? — Cuando la oración busca solamente llenar un espacio de tiempo en una intención mezquina, y sólo se practica para satisfacer una necesidad religiosa superficial. — ¡Oremos! — Sí; pero, oremos con humildad y arrepentimiento. En la oración sincera y honesta, es donde radica la gran diferencia; comparada con la oración petulante y desacreditada por la hipocresía, e inflada por la religión. 

Lea mi tema: ORAR NO ES… 

Publicado por ovidiobarrios

Me considero dichoso de tener una familia integrada, principios cristianos; y sobre todo, de tener mis metas y mis sueños enfocados en lo que creo. Esta vida es para aprender a vivirla con entusiasmo y energía. Sobre todo, considerando a aquel que nos sostiene con aliento de vida desde que nacemos, hasta que demos el último suspiro. Dios es el creador de todo. Es el autor de la vida y de todas las cosas que nuestros ojos pueden ver. Dios no es la naturaleza. Dios es el creador de la naturaleza. El es invisible, sabio, omnipotente y misericordioso. Su gracia se muestra en el amor por medio de Jesucristo, el Señor. Su vida entregada en la cruz, es la muestra mas grande de amor para toda la humanidad. Sencillamente, "el don inefable de Dios."

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