¿Qué está pasando con los que se llaman cristianos? —Parece ser que otro evangelio u otros evangelios de caricatura han inundado las mentes de hombres y mujeres. Me parece que muchos han oído poco del verdadero evangelio y otros han oído mucho; pero, les han predicado un evangelio tergiversado y trastocado por intereses humanos. Cualquiera que sean las razones y las motivaciones de este flagelo eclesiástico, los resultados son obvios en la vida de muchos en la actualidad.
Hay mucho escepticismo, indiferencia, ignorancia doctrinal, independencia y muchos más factores que se han hecho muy familiares en la forma de vida de algunos de los que hoy se llaman «cristianos«. Como hijo de Dios yo le recomendaría a un recién convertido a que asista a una de las iglesias en mi vecindario, de mi ciudad o país para crecer sanamente en la fe. Me refiero a iglesias, ministerios, congregaciones de fundamentos sólidos y grupos cristianos de sana reputación en la comunidad.
Toda congregación cristiana tiene un enfoque de acuerdo al evangelio de Jesucristo, aunque ninguna llegue a cumplirlo integralmente. No trato de justificar a nadie, ni tampoco de señalar a alguna organización en particular. Estoy consciente que muchos ministerios tratan de cubrir (de acuerdo a sus posibilidades), con las provisiones divinas, para encontrar una respuesta cristiana a las necesidades de los que se les acercan.
Las congregaciones existen con sus fallas y sus limitaciones, para entregar la palabra y moverse con una finalidad espiritual estructurada. Sin embargo, mi punto está en «cristianos» con falta de identidad en alguna congregación, sin asistencia regular, sin comunión fraternal y envolvimiento en el servicio local y no en organizaciones.
He caminado como hijo de Dios por cuatro décadas y todavía no he visto un cristiano súper héroe, súper invencible o súper independiente. Simplemente no existen los «Súper Cristianos«. No existe un cristiano sano y normal si no asiste y se identifica con una congregación, si no lee la Biblia, si no ora y si no testifica de su fe. Es necesario que el cristiano crezca en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios. El avance y desarrollo de la fe no viene sin que el cristiano sea probado en la resistencia a las tentaciones y al pecado.
Nadie podría resistir los embates del enemigo si como cristiano regular no es entrenado, capacitado y lleno por el poder del Espíritu Santo. Todo seguidor de Jesucristo será invitado a caminar sobre las aguas naturales del mundo, pero con la mirada en Jesús. De seguro, un cristiano común caminará sobre aguas profundas por milagros, aunque experimente hundirse. Pero no faltará la mano del Señor que levante a aquel que en él confía cuando caiga. El clamor de Pedro siempre vuelve a repetirse: «Pero al ver el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó diciendo: —¡Señor, sálvame!» -Mateo 14:30.
Es debido al distanciamiento del evangelio en sus prácticas que muchos han perdido sus fuerzas y su pasión por la obra de Dios. Es muy fácil toparse con cristianos que saben más de deportes, política, farándula, música y mucho más, que de la Biblia. Hay quienes están pendientes de la última película que viene, de la novela más anunciada, del último grito de la moda, más que de su comunión con Dios.
Ya no hay interés de los servicios regulares, mucho menos de los servicios de oración. Algunos ya tienen años de asistir a la iglesia de vez en cuando; pero, todavía no deciden bautizarse en agua. Muchos ya no evangelizan, no aportan sus ofrendas, no les interesa servir y prefieren estar de lejos. Hoy más que nunca existe en los cristianos el temor a la palabra «compromiso«. Seamos sinceros, «No hay excusas, aunque se hayan inventadas muchas».
Algunos dicen que se llenan con mensajes que escuchan de aquí y de allá. Otros porque ven en la televisión a predicadores exclusivos creen que ya «cumplieron«. Algunos compran vídeos; y según ellos, eso los va a mantener en la fe. Cuantos cristianos hay que viven de eventos y ocasiones especiales. Algunos llegan a decir esto porque así lo creen: «Leer la Biblia e ir mucho a la iglesia es para religiosos«.
Sé que no quieres escuchar esto; pero, cuando las cosas de Dios se toman superficialmente, eso sí que es religiosidad. Necesitas encarar la realidad, no puedes vivir sin alimentarte de Dios. Algunas de las cosas que dije anteriormente son como las golosinas que se ingieren para aliviar el hambre. Sin embargo, así como ingerir golosinas no te alimentan ni sacian tu apetito; así una mala nutrición espiritual te traerá anemia y debilidad espiritual.
Debes congregarte, aún con todos los errores que puedas ver. Debes buscar la dirección de Dios para tus decisiones más fuertes. Debes buscar consejos, no trates de auto aconsejarte. Debes escuchar y leer más la palabra de Dios. Si algo no te parece en la iglesia, habla directamente con el pastor, y no cometas el error de hablar con cualquiera. No escuches las voces de los inconformes, de los acomodados y de los superficiales. Aprende a caminar con Dios y a escuchar su voz.
No creas que puedes ir solo y sin ayuda en la vida cristiana. Tú no eres un «Súper Cristiano«, no existen los Súper Cristianos. La iglesia es un cuerpo y necesita la ayuda de sus coyunturas, músculos, nervios y demás, para tener movilidad y vida sana. Así, tú también necesitas de otros miembros de la Iglesia para ser ayudado. No los esperes en la casa, no pienses que llegarán a visitarte, ni tampoco exijas que lo hagan. Muévete a la iglesia, recibe la ayuda que necesitas y verás que después de ser ayudado, saldrás a buscar a otros para ayudarlos, de la misma manera en la que tú fuiste ayudado.
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