Pasos, escalones, niveles, subir, avanzar, y más; son algunas palabras utilizadas para motivar la superación en la FE cristiana. La meta de todo cristiano debe ser la estabilidad y concluir la jornada de la vida cristiana en victoria. —¿Cuál es tu nivel? — ¿En qué grada estás parado? —¡No te detengas, AVANZA!!! —Sin embargo, —¿Qué te motiva ó qué te impulsa? —Es aquí donde la profundidad de los pensamientos topan, y donde los límites de la razón chocan. Por supuesto, no se trata de algunos pensamientos humanistas del esfuerzo y la bondad del hombre que podrían rescatarlo de su propio mundo de limitaciones e impotencia.
La razón fundamentada en el conocimiento, la educación y la superación propia, nada puede contra el mal que le aqueja a la naturaleza humana. Me refiero a que existe una fuerza espiritual sin límites para poder salvar, y que solo puede venir del Creador de todo lo que existe. La única salvación de Dios está arraigada en la fe de aquel que resucitó y vive para siempre, Jesucristo, El Señor.
«Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.» 1 Corintios 15:20-22.
EL LÍMITE Y LA IMPOTENCIA:
Según la revelación de Dios en la Biblia, el hombre está sujeto a fuerzas espirituales más allá de sus motores sensoriales, la razón, y el alcance de sus conocimientos físicos. Las fuerzas espirituales que gobiernan la naturaleza humana, son: la maldad, el pecado, y la fuerza de la naturaleza basada en los deseos de corrupción. El hombre está esclavizado en su propio mundo, y sujeto a la forma de maldad que rige su propia naturaleza humana. Por muy educado, correcto, y de buenas intenciones que sea el ser humano; está sujeto a pasiones bajas y atraídas como por magnetismo, al terreno del pecado y del mal.
La fuerza de Dios, la fuerza del bien es inalcanzable y no se puede lograr por esa fuerza de gravedad que te lleva hacia el fondo del mal. Existe la bondad, existe la salvación; pero, no puedes alcanzarlo por tu propia fuerza, porque estas sujeto a límites e impotencia. Querer hacer lo bueno, es como querer volar, pero no se tienen las alas para lograrlo. Es tu naturaleza vivir en las condiciones del mal, y no existe en ti el poder para superarlo. La Biblia pone de la manera más clara las razones de los límites e impotencia humana; pero, no se pueden entender a causa de la ceguera espiritual a la que el ser humano está sujeto.
Ninguno, por muy bueno que parezca, está incluido para hacer algún bien. Todos pecaron, todos se desviaron, todos están apartados de hacer la voluntad de Dios. El estado establecido por la leyes espirituales que rigen al ser humano es contaminación, podredumbre, agonía y muerte. Es predecible el fin de un ser sujeto al mal de la impotencia espiritual. El hombre no puede salvarse a sí mismo. La Biblia dice:
«Dijo el necio en su corazón: «No hay Dios.» Se han corrompido; han hecho cosas abominables. No hay quien haga el bien.« -Salmo 14:1.
LA GRACIA DE DIOS:
Si Dios recompensara por la manera en que vivimos, la retribución sería el castigo eterno. Merecemos nada menos que el infierno. Por esa razón, alabamos a Dios, diciendo: ¡Bendito Dios por su gracia infinita! —La gracia de Dios tiene relación con todo lo que «SÍ» le favorece directamente al pecador sin merecerlo (amor, salvación, vida eterna, perdón, paz, etc). La misericordia de Dios tiene que ver con todo lo que «NO» le dan al miserable pecador y que éste «SÍ» lo merece (ira, castigo, muerte eterna, infierno). Dios es misericordioso hacia el pecador al suprimir su ira y su juicio de condenación que justamente merece.
«Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.» -Romanos 5:8.
La gracia de Dios no se puede comparar con una recompensa o retribución, porque ésta es la que se da en respuesta a un bien o a un mal realizado. La salvación no es recompensa que Dios tuviera que dar en pago al bien que cualquier persona pudiera haber hecho, porque no puede hacerlo. La salvación es por la gracia, fundamentada solamente en la Persona y obra de Jesucristo. La gracia de Dios descansa sobre lo que Él ha hecho, y no sobre lo que haya hecho el beneficiario.
La vida humana está proyectada, según el designio de la gracia de Dios, más allá de lo que nuestros sentidos pueden percibir. Hay vida, hay esperanza, hay propósitos eternos; sin embargo, todo está escondido en Cristo Jesús. Dios es benevolente hacia el pecador al darle gratuitamente el don de Cristo y todo lo que en Él viene incluido.
«El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?» -Romanos 8:32.
Lea el tema: EL CRÉDITO DE GRACIA
CONCLUSIONES:
Aún salvos por la fe, el cristiano está sujeto a su naturaleza; con la gran diferencia, que tiene la fuerza infinita de Dios, en la gracia de Cristo, y por medio del Espíritu Santo. La gracia de Dios te capacita para vivir en paz, en santidad, en bienestar, en fe, y en esperanza. Si dependes de la fuerza de Dios, su gracia estará sobre ti para superar tus límites e impotencia natural. ¡Confía en Dios y en su gracia maravillosa!
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