
“Y ni mi palabra ni mi predicación fué con palabras persuasivas de humana sabiduría, mas con demostración del Espíritu y de poder; para que vuestra fe no esté fundada en sabiduría de hombres, mas en poder de Dios.» -1 Corintios 2:4-5.
La fe no debe ser exaltada más allá de lo que ella es. La fe; en sí misma, no es creativa de las cosas que habrán de venir. La fe en sí misma, no es más grande que el Creador. Al contrario, la fe es la causa que exalta a Dios en su poder creativo, y le da visión al individuo que le cree al Creador de todo. Dios es el Creador de todas las cosas por su soberanía, providencia y voluntad. El recipiente mayor distribuye su contenido por porciones; así como Dios distribuye la fe a los vasos que se dispongan a recibirlo. La fe, es el contenido que recibe el vaso, para que pueda servirse de ello. Por consiguiente, la fe se constituye en un contenido intangible que Dios usa, para beneficio de los seres humanos.
La fe es como la catapulta que dispara las decisiones de convicción y seguridad, para realizar por voluntad propia los deseos humanos o los deseos de Dios. Muchos esperan oír la palabra humana; y conscientes o inconscientes, ponen su fe en ellos. Sin embargo, la fe que genera Dios por medio de su palabra; hace que el hombre tenga confianza en Él, y viva en plena dependencia de su voluntad. Las Escrituras develan el conocimiento de la fe, para que sea el recurso que hace que Dios evidencie su poder, según el nivel de fe que se tenga. La fe se desarrolla si se le coloca en el lugar correspondiente, y si se le da el verdadero valor y la autoridad que ella tiene.

El pensamiento que dice: «No olvides… Que no hay nada más poderoso que la oración, no hay nada más fuerte que la fe, y no hay nada más fuerte que Dios.» — Aparenta ser una verdad; sin embargo, está distorsionando la única verdad que existe respecto a Dios. No se trata de poner los recursos divinos por encima de Dios; ni de poner a Dios, rebajándolo al nivel de lo que Él mismo provee. Dios está por encima de todo recurso y provisión; y solo Él es poderoso, fuerte y grande. Los medios divinos pueden ser distorsionados y mal usados; al punto qué, ni Dios podría utilizarlos para el beneficio humano, por su estado de corrupción.
Si alguien dice: «El orden de los factores no altera el producto», podrá ser un principio elemental matemático; pero, esto no aplica con Dios. Dios es el factor principal en las ecuaciones de la vida; de lo contrario, los resultados siempre serán alterados. Hay que poner al hombre, a la oración y a la fe, en su respectivo lugar, y a Dios por encima de ellos. Sin el factor principal de vida, poder y autoridad, lo demás no sirve para nada. Lo que aparentemente se lee correcto, debe ser visto con lentes de aumento; y lo que se oye, se debe escuchar con atención, para no caer en el engaño y en el error.
Se dice: «No todo lo que brilla es oro«; así también, no todo lo que se oye se ha dicho con la verdad. Para comprobar lo que se dice, debe ser probado por lo que se vive. Vivimos tiempos donde las opiniones están por encima de los hechos. Por lo tanto, la oración es un medio para alcanzar la comunión con Dios, la fe es para que el creyente sea fuerte y firme. Pero, Dios es mucho más grande de lo que la oración y la fe le permita alcanzar al creyente. El nivel de las cosas alcanzables por la fe, debiera ser más bajo que la posición mas alta, que Dios quiere y debe tener en la vida del hombre.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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