ORAR NO ES… 

A pesar de tener muchas promesas divinas, el cristiano como hijo de Dios, sabe que el beneficio de la oración, el agradecimiento y la alabanza lo alcanzarán primero y benéficamente a él. No se trata de pensar: «Como Dios ya sabe de qué cosas tengo necesidad, ya no voy a orar.» Al contrario, como Dios sabe todas mis preocupaciones, debo orar con mayor insistencia y perseverancia, para hallar gracia de Dios a mi favor. 

«Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros,…» –Efesios 3:20. 


Orar no es… 

Demandante, sino suplicante. No llegues a Dios con una actitud de demanda. Algunos utilizan alguna expresión de derecho para que la oración sea efectiva (según ellos). Otros dicen que hay que reclamar las promesas de Dios (pensamientos humanos). Todo depende de la manera en que se interpreten los pasajes bíblicos. Sin embargo, Dios no es sirviente de nadie, Dios sigue siendo soberano y dueño absoluto de todo. Tomemos en cuenta que orar es un privilegio otorgado a los hijos para acercarse a Dios con respeto y humildad. Jesús es ejemplo de humildad y sumisión a los propósitos de Dios que Él asimiló. La oración no es demandar, sino suplicar. La oración no tendrá una respuesta por justicia propia, sino por el amor y la misericordia de Dios. Cuando ores, toma en cuenta el temor a Dios y tus súplicas serán escuchadas. 

«El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su reverencial miedo.» -Hebreos 5:7. 

Exigente, sino paciente. Al momento de orar, toma en cuenta que Dios; mejor que nadie, tiene conocimiento de cada uno de tus tiempos. Acercarse a Dios en oración con exigencia de su intervención, estaría fuera de lugar. Solamente Dios sabe realmente lo que necesitas, y cuando es que lo necesitas. Por lo tanto, se paciente al orar y resígnate en esperar en Dios, para que Él haga su voluntad cuando quiera. Muchas veces la oración impaciente desiste cuando el tiempo de Dios ya está por cumplirse. Un poco más, un esfuerzo extraordinario, y una oración perseverante, sería la clave para tocar el corazón de Dios. La acción de Dios cambia; y no solamente al verte e inclinarse a ti, o solamente oírte y ponerte atención, sino también para llenar y satisfacer los deseos de tu corazón. 

«Resignadamente esperé á Jehová, e inclinóse á mí, y oyó mi clamor.» -Salmo 40:1. 

Preparada, sino inspirada. Hay ocasiones donde la oración es impulsiva sin considerar el tiempo y las circunstancias. Antes que preparar una retórica de palabras arregladas a la manera religiosa, quien ora debe preparar primero el corazón. La oración debe ser auténtica, espontánea y deleitosa. Una oración preparada, es mecánica y fría. Cuando se ora con plegarias memorizadas o leídas, se pierde la devoción y la espontaneidad sincera. Al orar toma en cuenta que tus palabras salgan del interior; y aunque vengan torpes y sin orden retórico, serás escuchado por ser honesto y transparente ante Dios. Asegúrate de tener una conversación con Dios con el debido respeto. La oración inspirada no se subscribe a posiciones físicas y lugares específicos, sino a determinadas decisiones espirituales de posición firme. 

«Temblad, y no pequéis: Conversad en vuestro corazón sobre vuestra cama, y desistid (Selah).» -Salmo 4:4. 

Derivada, sino enfocada. El fin de la oración es la comunión con Dios y su atención a nuestra vida endeble y necesitada de su misericordia. La oración debiera ser derivada de la necesidad interior, y no necesariamente de las necesidades externas. Al enfocar primero las necesidades interiores; entonces, las necesidades exteriores serán suplidas y solucionadas. Si la oración está enfocada en la acción divina por la necesidad externa inmediata, pueda ser que Dios actúe; pero, el alma quedaría insatisfecha. Cuando la oración estriba solo en la presentación de las necesidades externas, el enfoque de devoción queda en segundo plano. Dios debe ser el objetivo de la oración. Para alcanzar satisfacciones duraderas, Dios debe ser tu deleite primordial en la oración. 

«Pon asimismo tu delicia en Jehová, y él te dará las peticiones de tu corazón.» -Salmo 37:4. 

Manipulada, sino confiada. La oración puede ser sincera; pero, manipulada por intereses egoístas y erróneos. La oración puede que sea honesta en la necesidad inmediata; pero, puede ser manejada por sentimientos religiosos de patrones formulistas como el sacrificio en el ayuno. En la oración todo tiene su momento y su lugar, con el fin de agradar a Dios. Si la oración es manipulada, no pensemos que podemos manipular a Dios. Ante la presencia de Dios no puede existir el chantaje y la manipulación, para que Él actúe a favor de la persona quien quiera que sea. La oración debe ser confiada en los propósitos divinos, y entregada a la voluntad de Dios. Después de todo, Dios es la única fuente de los milagros como respuesta a las oraciones de confianza depositadas en Él. 

«Encomienda á Jehová tu camino, y espera en él; y él hará.» -Salmo 37:5. 

Repetitiva, sino meditativa. Un formulismo religioso como dogma y doctrina, enseña la repetición constante de las oraciones aprendidas y memorizadas. Caer en esa forma práctica de acercamiento a Dios, es falso, manipulador y rutinario. La religión, cual sea, no te produce satisfacciones y deleites espirituales en el Señor. Las inclinaciones del interior del alma en las necesidades correctas, encuentran su lugar en la meditación de Dios. La oración por lo tanto, no debe ser monótonamente aburrida, al punto del hastío y el desencanto. Dios es el único que satisface, y Él es real en la oración meditativa y espontánea. Allégate a Dios con tus genuinas palabras y con tus pensamientos en Él; entonces, la oración será lo que es, y no simples rezos. 

«Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera la meditación mía. Está atento á la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque á ti oraré.» -Salmo 5:1-2. 

Autosuficiente, sino dependiente. No confíes en tu capacidad humana y religiosa, ni confíes en que Dios te escucha por tus propias obras. La autosuficiencia es traicionera, y te niega el acceso a la realidad de la imagen de tu propia necesidad. Si hay autosuficiencia, te vuelves independiente de Dios, y dependiente de tu propia fortaleza. La oración es como una radiografía de tu interior delante de Dios. Solamente Dios observa, escucha y conoce tu corazón, para marcar los procesos de misericordia sobre ti. El consejo bíblico está enfocado a que dependas de Dios y no de ti mismo, en lo que eres o hagas. La oración dependiente de Dios, siempre traerá resultados más allá de tus pensamientos y expectaciones. 

«Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no estribes en tu prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.» -Proverbios 3:5-6. 

Limitada, sino determinada. Dios no necesita cierta cantidad de oraciones para responder. Dios puede responder la oración hecha una sola vez, o hecha cierta cantidad de veces. No son los tiempos de oración los que marcan el tiempo para una respuesta de Dios. Ciertamente, Dios tiene un tiempo para todo, así como tiene un tiempo específico para responder a las oraciones de sus hijos. No te limites a orar solo cuando la necesidad apremia. No te limites a orar en ciertos tiempos y lugares. No pongas límites a tu oración, antes bien insiste y persiste, hasta que veas y entiendas la voluntad de Dios. Determínate a tocar el corazón de Dios en la oración. Algunos suponen que orar ciertas veces, y poniendo chantajes a Dios, serán oídos por él. Claro que Pablo oró unas cuantas veces por su necesidad; pero, cuando entendió la voluntad de Dios cambió su oración, para que fuera específica y determinada. Determínate, ora a Dios en todo tiempo, y usa el recurso de oración con todo lo que tu alma quiera. 

«Orando en todo tiempo con toda deprecación y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y suplicación por todos los santos,…» -Efesios 6:18. 

Vacilante, sino constante. La oración ante Dios no puede ser vacilante. Al estar ante Dios no debes vacilar en fe, ni dejarte estorbar e intimidar por nada. Pablo decía: «Orad sin cesar.» 1 Tesalonicenses 5:17. El verdadero equilibrio de la oración está en la fe y la constancia. Un cristiano estable, es aquel que camina por fe y sabe confiar en Dios cuando ora. Por lo tanto, al acercarte a Dios en oración, no dudes en lo que pides, cree que Dios podrá hacer más allá de lo que tú oración significa en términos de tiempo y en la magnitud de las circunstancias. La oración más corta en palabras, y más fuerte en milagros; fue hecha por Pedro cuando se hundía en las aguas. Pedro dijo: «Sálvame» (Mateo 14:30); minutos después, Jesús lo confrontaba por su incredulidad y su falta de fe. Lo que hay que admirar de Pedro, fue que su clamor determinante hiciera que Jesús lo sacara del hundimiento, y lo retornara a la barca caminando sobre las aguas. Orar constantemente no significa falta de fe. Muchas veces, la oración constante saca del angustiado más fe, y permite a Dios hacer milagros increíbles. 

«Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;…» -Romanos 12:12 

Circunstancial, sino coloquial. Una oración no se supedita a las circunstancias. Es decir, la oración no necesita depender de momentos circunstanciales. Claro está que hay ciertas circunstancias que motivan a orar, pero eso no determina el patrón ideal de la oración. Santiago dice: «¿Está alguno entre vosotros afligido? haga oración. ¿Está alguno alegre? cante salmos.» -Santiago 5:13. Sin embargo, la oración va más allá de ser una relación de víctimas circunstanciales, a un Dios obligado a ayudar en la necesidad del momento. La oración más completa, y hasta exitosa; es aquella que combina la meditación en la palabra, y la necesidad espiritual que despierta el Espíritu Santo en el corazón. Yo digo que la oración es coloquial, porque se intercala la voz de Dios con la voz personal de oración. Un coloquio perfecto, es oír a Dios, y dejar a Dios oír la oración del corazón. 

«Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová, y guardaré tus estatutos. A ti clamé; sálvame, y guardaré tus testimonios. Anticipéme al alba, y clamé: Esperé en tu palabra. Previnieron mis ojos las vigilias de la noche, para meditar en tus dichos. Oye mi voz conforme á tu misericordia; Oh Jehová, vivifícame conforme á tu juicio. Sea tu mano en mi socorro; Porque tus mandamientos he escogido.» -Salmo 119:145-149 y 173. 

CONCLUSIONES 

El poder de la oración consiste en el beneficio que da en términos espirituales. Primero, ayuda en la búsqueda de Dios y sus respuestas, y pedir que sea hecha su voluntad (Mateo 6:33). Segundo, Dios da por medio de la oración la oportunidad de acercamiento e intimidad con él. Tercero, a través de la oración en cualquier limitación se activa la fe, para creer que Dios puede hacer posible lo imposible. 

La próxima vez que digas: «La oración tiene poder» considera primero, que el poder le pertenece a Dios; y segundo, tal poder existe si lo activamos en fe y confianza plena en aquel que sabe escuchar una simple o constante oración en la necesidad más profunda. «La oración tiene poder, no por quien ora y pide; sino por aquel a quien se ora y se le pide.» 

«Y propúsoles también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar,…» -Lucas 18:1. 

Lea mi tema: CUANDO LA ORACIÓN ES PECADO 

Si desea copiar todo, o una parte de este escrito, por favor de los créditos a: http://www.ovidiobarrios.wordpress.com 

Publicado por ovidiobarrios

Me considero dichoso de tener una familia integrada, principios cristianos; y sobre todo, de tener mis metas y mis sueños enfocados en lo que creo. Esta vida es para aprender a vivirla con entusiasmo y energía. Sobre todo, considerando a aquel que nos sostiene con aliento de vida desde que nacemos, hasta que demos el último suspiro. Dios es el creador de todo. Es el autor de la vida y de todas las cosas que nuestros ojos pueden ver. Dios no es la naturaleza. Dios es el creador de la naturaleza. El es invisible, sabio, omnipotente y misericordioso. Su gracia se muestra en el amor por medio de Jesucristo, el Señor. Su vida entregada en la cruz, es la muestra mas grande de amor para toda la humanidad. Sencillamente, "el don inefable de Dios."

3 comentarios sobre “ORAR NO ES… 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: