
«A otro, fe por el mismo Espíritu, y á otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu;…» -1 Corintios 12:9.
La capacidad de una fe sobrenatural, viene única y exclusivamente de Dios, por medio del Espíritu Santo. La fe impartida por el Espíritu de Dios, en el ángulo de lo sobrenatural, no tiene limitaciones de ninguna especie. El regalo de fe del Espíritu; es una realidad divina y sobrenatural, en donde lo imposible se hace posible. Con el don de fe del Espíritu, no hay montaña que Dios no pueda mover con su poder. Dios siempre ha usado hombres de fe, para hacer obras de fe (Hebreos 11:32-38). El ser humano influenciado por Dios, se constituye en un instrumento inmediato y necesario en sus manos; para hacer milagros, prodigios, y maravillas. Por esas obras sobrenaturales del Espíritu, oraban los creyentes al principio (Hechos 4:29-31). En un momento inusual dentro de la rutina diaria, Pedro tuvo el impulso de hablar y accionar en fe, y levantó a un paralítico de nacimiento, y lo hizo andar (Hechos 3:1-10). Toda manifestación divina glorifica a Dios en niveles increíbles.
El apóstol Pedro le explicó a la multitud emocionada, respecto al poder milagroso que había levantado al hombre paralítico (Hechos 3:12). Pedro dijo, que el milagro no sucedió por el poder de ellos, sino por la fe en el Nombre de Jesús (Hechos 3:16). El regalo de fe que Dios le dio a Pedro, nos enseña que la fe como un don o regalo del Espíritu Santo, es una operación inesperada, sorpresiva, y asombrosa. Hay algunos que creen que lo sobrenatural en Dios es un asunto del pasado. En la Biblia, está escrito: «Jesús le dice: ¿No te he dicho que, si creyeres, verás la gloria de Dios?» -Juan 11:40. — Quien no crea en lo sobrenatural, no verá el poder de Dios manifiesto. La fe en Dios, también requiere la fe en sus manifestaciones. Hay una narración bíblica; donde está Jesús, un paralítico, y los amigos que lo llevaron cargado en su lecho de enfermo; es un buen ejemplo de fe y confianza en el Señor. Quizá el enfermo no tenía fe; pero, sus amigos si creían que sucedería un milagro, y ¡sucedió! (Marcos 2:1-12).

No significa, que con la falta de fe del paralítico, se alteró el principio que Jesús enseñó (cree y verás). Sin embargo, el principio de primero creer, estuvo en sus amigos; y Jesús se encargó de confirmar lo que ellos creyeron. En el mismo ejemplo, obró la fe de los amigos del paralítico; pero, Jesús obró con un milagro por el don de fe del Espíritu, en el momento de hablar con autoridad. La Biblia es una fuente sobrenatural de fe, por fe, y para fe. Dios es quien provoca los ambientes, mueve a las personas, controla los tiempos; y genera una fe extraordinaria, en el corazón de los que Él quiere usar. Definitivamente, solo Dios puede impartir fe, y hacer los milagros que Él quiera, según su voluntad. Donde no se puede hacer nada dentro de lo posible, Dios interviene para mostrar su obra divina, haciendo lo imposible. El don de fe es una capacidad divina sin límites. El don de fe, es impartido por el Espíritu Santo, para que sea hecho, lo que no se puede hacer en lo natural.
El don o regalo de fe del Espíritu, es la confianza inmediata de ver un hecho sobrenatural que sucederá en cuestión de minutos, y la seguridad de que Dios lo hará ipsofacto. El Espíritu Santo imparte la fe a un instrumento humano, y éste será usado como una herramienta, para lo que Dios quiera hacer en el momento. El apóstol Pablo, habló por fe, y el poder del Espíritu actuó cegando a un hombre, en el mismo momento (Hechos 13:11). El don de fe actúa, independientemente de la fe o la negativa de fe, de quienes puedan recibir el beneficio y consecuencia de la manifestación divina. Dios es soberano para obrar milagros, porque sus propósitos son perfectos. La característica del don de fe; es proyectar la visión divina, más allá de lo imaginable. Todos los dones del Espíritu Santo, son impartidos con imparcialidad a quienes los desean (1 Corintios 12:31). Finalmente, es el Espíritu quien da los dones, el Señor quien reparte los ministerios, y Dios quien hace las operaciones, según su voluntad soberana (1 Corintios 12:4-6).
La fe, es como una piedra preciosa con muchos cortes o aristas; y cada lado enfocado por la luz, brilla y refleja sus distintos matices. Por tal motivo, La fe, como una piedra preciosa; es probada, para que pueda ser trabajada en sus cortes, y después refleje la obra de su diseñador. La Biblia dice: «Para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece, bien que sea probado con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo fuera manifestado.» -1 Pedro 1:7.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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