
Todas las creencias en cualquier religión incluyen templos. Muchos lugares; tales como los templos o edificios, representan lo sagrado en sacrificio y consagración, hacia lo divino. Un templo es casi siempre un lugar de adoración. Por lo consiguiente, un templo o edificio dedicado a una supuesta divinidad; en la creencia que fuera, significa la atracción de sus fieles, para ofrendar y consagrarse. Los edificios tienen su historia, y sirven como el centro de referencia; de donde ha de salir la bendición y la enseñanza para sus feligreses, según las creencias religiosas. Cada edificio con propósitos de la religión que sea, será una gran influencia a la comunidad local de sus propios miembros y creyentes. No importando su diseño, tamaño, o dimensión; un edificio será siempre el núcleo más importante de la práctica de la fe que se profese.
Lo dicho anteriormente, se establece por regla general en las religiones establecidas en muchas partes del mundo. Independientemente de la opinión de la gente, y de los principios establecidos en la Biblia; como la regla divina, los templos predominan en el centro de la controversia religiosa. La gente cree más en la influencia de los recintos sagrados; comparado con el verdadero y único Dios, cuyo conocimiento viene exclusivamente por su propia revelación. La gente entra a los templos para presentarse ante Dios, como si ese fuera el único lugar donde su Dios estuviera habitando. Existe reverencia en recintos físicos públicos, más que la devoción y la consagración en los espacios libres y los lugares solitarios y silenciosos. La mentalidad humana tiene que cambiar su perspectiva obtusa de la fe que profesan, por una visión de devoción real, amplia e íntima con Dios.
DIOS MANIFESTADO EN TEMPLOS
Ningún lugar de espacio físico y limitado, podrá jamás contener la manifestación de la presencia de Dios. Sin embargo, Dios ha sido tolerante y compasivo con sus criaturas, para darles la oportunidad de que le conozcan. En cada etapa de su revelación, Dios ha abierto un poco más la ventana celestial, para mostrar su luz en medio de la oscuridad que encierra las mentes de los seres humanos. Dios habitó en enramadas (Salmos 27:5 y 76:2), en un Tabernáculo (Exodo 25:9), y en un templo hecho por aportaciones de materiales especiales, selectos y específicos; para la estructura, los diseños, las medidas y las liturgias de adoración (1 Crónicas 29:1-9). Dios sabe que en los santuarios se le venera con las ofrendas (Malaquías 1:11). Dios es soberano, y su voluntad de reencontrarse con el hombre; no ha sido, ni es, ni tampoco será caprichosa.
Al igual, que Dios no aprueba imágenes (obviamente ningún ídolo que lo represente); sin embargo, permitió un asta con la imagen de una serpiente, para la sanidad por la mordedura y envenenamiento de las serpientes ardientes del desierto (Números 21:8 y Juan 3:14-15). De igual manera, Dios se manifestaba desde el lugar que ocupaba una caja cubierta de oro, con una tapa que tenía la imagen de dos querubines alados (Exodo 25:22). Y también, Dios se manifestó en la tienda que el Rey David había levantado (2 Samuel 6:17). Todas éstas porciones bíblicas demuestran la soberanía de Dios en su deseo personal de reencontrarse con su pueblo. Mientras el ser humano; esté donde esté, con templo o sin templo, y se sienta libre de adorar de corazón, Dios se le manifestará (Salmo 22:3).
LA REVELACIÓN BÍBLICA
Pasaron muchos años de historia, en el pueblo de Israel; como los únicos escogidos, y a quienes Dios les dio su revelación. Llegó el tiempo cuando el templo Judío fue destruido totalmente (después fue restaurado por Herodes), El Arca del Pacto se perdió por completo; y solo predominaron los centros de reuniones, llamados «sinagogas». La revelación también cesó, se acabaron los profetas; y Dios quedó en silencio por cientos de años. Hasta que un día, con una lectura en la sinagoga, Jesús leyó al profeta Isaías; y al final de la lectura dijo: «…Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos.» -Lucas 4:21. — Esto significaba una manifestación inédita y renovadora, frente a los ojos de ellos. No era un mensaje de retórica; sino una declaración oficial de introducción de vida y ministerio real.
Un gran cambio sucedió en la manifestación de Jesús en la tierra, respecto a un Tabernáculo o Templo viviente. El apóstol Juan dice: «Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.» -Juan 1:14. — Está porción bíblica, utiliza la palabra que significa «tienda o tabernáculo»; para referirse a vivir, morar o habitar. La primera persona como templo viviente y santo para Dios, fue Jesús el Hijo de Dios. Jesús representaba a Dios mismo, manifestándose y revelando su poder a los que le rodeaban. Todos los evangelios muestran la naturaleza divina, habitando en un ser semejante a quienes le vieron, le tocaron y le escucharon en todo.
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TEMPLOS HUMANOS
Jesús habló de la vida humana, en donde Dios moraría o habitaría en el corazón, por medio del Espíritu Santo. La respuesta de Jesucristo a uno de sus discípulos que le preguntó, si su manifestación era también al mundo, fue: «Respondió Jesús y le dijo: Si alguno me ama, mi palabra guardará. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con él.» -Juan 14:23. — En las palabras de Jesús, se encuentra primero, lo que se llama una «axioma bíblica». Es decir, la declaración de Jesús, es firme y no necesita ser probado o demostrado. Lo primero que afirma es: «Si alguien ama, guardará o cumplirá su palabra». Luego viene la promesa de que el Padre lo amará como se ama a un hijo en adopción, y ambos tomarán esa vida para habitar dentro de él. Aquí se demuestra la acción divina de tomar la vida humana como un templo viviente.

El apóstol Pablo fue muy claro en la enseñanza del evangelio que le fue revelado. Pablo enseñó que el cristiano al convertirse a Jesucristo, se constituye en un templo del Señor. A manera de interrogante, en donde la respuesta es la afirmación de lo que se pregunta, Pablo, dice: «¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?» -1 Corintios 3:16. — Sin embargo, tal afirmación viene a ser declarada, por las promesas del Antiguo Pacto. — ¿Quién mejor que el apóstol Pablo, podría enseñar con lujo de detalles esa verdad? — Así escribió el perito arquitecto de la Iglesia: «¿Qué acuerdo puede haber entre un templo de Dios y los ídolos? — Porque nosotros somos templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán Mi Pueblo.» -2 Corintios 6:16. — El apóstol Pablo desarrolló una estructura firme de enseñanzas, respecto a la realidad de una iglesia como el Templo vivo de Dios, sobre la tierra.
LA IGLESIA DEL DIOS VIVO
Pedro y Juan seguían por costumbre y devoción los tiempos de oración; para ello, buscaban el templo (Lucas 24:52-53 y Hechos 3:1). No es lo mismo, ir a buscar a Dios en el templo; que ir a buscar en el templo a Dios. Pedro y Juan buscaban a Dios en un lugar específico de reunión, y no buscaban un lugar específico de reunión a Dios. Jesús dijo: «Porque donde dos o tres están congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.» -Mateo 18:20. — Pedro y Juan iban buscando cumplir ese mandamiento de Jesús, y el templo era el lugar adecuado. Cualquiera que como Pedro y Juan busquen a Dios, estarán correctos en buscar el lugar correcto de reunión. Jesús ya resucitado, fue quien les dio las instrucciones a sus discípulos de no salir de Jerusalen, y que esperaran la promesa del Espíritu Santo (Hechos 1:4 y 12-14). En los dos lugares (El templo y el aposento), se reunían todos lo que cabían dentro de él, para cumplir el mandato de Señor (Hechos 1:12-15). Fue en el aposento como el lugar donde vivían los apóstoles, donde cayó sobre ellos el Espíritu Santo (Hechos 2:1).
Una vez predicando a gente de varias creencias religiosas, el Apóstol Pablo dijo: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,…” Hechos 17:24 (Reina-Valera 1960). — Es cierto que Dios no habitaría más en un edificio hecho de manos; sin embargo, eso no niega la existencia de la Iglesia como templo, edificado por seres humanos. Si nos damos cuenta, Pablo se refiere a la verdad revelada del pensamiento divino, para el conocimiento humano equivocado, respecto a los templos. En contraste a lo que es un templo hecho por las manos humanas, Dios quiere templos vivientes de carne y de hueso. Es decir, un edificio espiritual con piedras vivas, que sirva de habitación a la presencia espiritual del Dios de toda carne (1 Pedro 2.5). Dios no le da tanta importancia a los edificios, como a la vida humana que lo recibe y le da una preponderancia invaluable a su divina presencia.
El templo del Dios vivo se llama: «Iglesia»; y es una casa espiritual inamovible y eterna. El apóstol Pablo dice: «…para que si me tardo, sepas cómo te conviene conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.» -1 Timoteo 3:15. — Dios tiene un lugar en la tierra, en el corazón de los que creen en Jesucristo y guardan su mensaje. La iglesia es un edificio espiritual y ensamblado va creciendo como un templo para Dios (Efesios 2:21). La iglesia es la casa de Dios y edificio de Dios (1 Corintios 3:9). Es el Templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). La iglesia siempre ha estado edificada en el propósito de Dios. Pablo lo estableció así: «Habéis sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular.» -Efesios 2:20.
CONCLUSIONES
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Aunque Jesús usó edificios de su época y religión, no por ello anuló el verdadero sentido espiritual de lo que un edificio o templo representa. Jesús habló del templo como su persona, y como el único Redentor para salvar a la raza humana (Juan 2:19). Tu vida y mi vida es más necesaria a los propósitos divinos, que cualquier edificio por suntuoso e imponente que parezca. El templo viviente de Dios puedes ser tu. En conclusión, un templo puede ser frío, silencioso, sombrío e indiferente a los que albergue en sus cuatro paredes. Mientras que una vida puede ser afectuosa, alegre, expresiva, y animada a seguir buscando agradar al Dios de su habitación, su lugar secreto, o su templo de gloria y alabanza.
Dios te escogió para grandes bendiciones, y para darte experiencias personales muy beneficiosas en la intimidad con Él. No se necesita un altar para sacrificios, pues el corazón se puede convertir en un altar para Dios. No es necesario hacer sacrificios como ofrendas y aplacar con ello la ira de Dios, cuando la misma persona pueda ser un sacrificio vivo y agradable a Dios (Romanos 12:1). Un templo requiere de un sacerdote, y ese sacerdote puedes ser tu. El apóstol Pedro dijo: «…también vosotros sed edificados como piedras vivas en casa espiritual para ser un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por medio de Jesucristo.» -1 Pedro 2:5.
*Los versos bíblicos corresponden á la versión Reina Valera.
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